24.

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Iris se despertó de golpe, jadeando, empapada en sudor frío. Ni siquiera recordaba lo que había estado soñando, lo cuál era raro, siempre conservaba el recuerdo de sus pesadillas. La chica no le dio importancia, estaba cansada, aburrida de no poder dormir bien.

La chica cogió su teléfono móvil, 1 llamada perdida y un mensaje de voz en su buzón, ambas de Sam Winchester.

La chica cogió aire y comenzó a escuchar el mensaje.

- Iris, soy yo, Sam, conseguimos encontrar al jinete, justo donde tú le dijiste a Cas que estaría, tenemos el anillo. Sólo nos queda uno más para poder abrir la jaula, pronto podremos acabar con Lucifer... - la voz de Sam se calló durante unos instantes, luego se oyó como el chico cogía aire de nuevo. - ... no sé por qué te fuistes o por qué te mantienes escondida, pero vuelve, Dean... él no es el mismo, puede que haga como que no le importa pero te necesita, él...

Iris desconectó el teléfono, mientras sentía cómo sus ojos se llenaban de lágrimas, no necesitaba oír aquello. No quería.

La chica cogió su portátil y se puso a buscar algún caso, algo que la mantuviese ocupada, no quería pensar.

Sin embargo no podía dejar de pensar en todo lo que había ocurrido en los últimos meses; el Apocalipsis se había desencadenado, Lucifer había sido liberado de su jaula, habían descubierto que Sam era su recipiente, mientras que Dean era el recipiente del arcángel Miguel, el único que podía acabar con Lucifer.

Dean.

Pensar en el chico la dolía, sentía algo por él que no había experimentado antes, y aquello la asustaba muchísimo. Aún recordaba con claridad la noche que se había dado cuenta de que lo que sentía era algo más que atracción física.

Había sido unos días después de la liberación de Lucifer.

Sam, Dean y ella habían peleado, habían discutido sobre qué hacer y al final cada uno se había ido por su camino. Sam había vuelto a la habitación del motel donde se hospedaban, Dean al bar más cercano y la de ojos grises había estado dando vueltas por la ciudad. Finalmente la chica había ido al buscar a Dean, odiaba estar peleada con él, sin embargo, cuando llego al bar, vio que el chico estaba muy entretenido, hablando con una rubia. La chica estaba sentada en el regazo del cazador y ambos reían mientras bebían cerveza.

En ese momento el corazón de Iris sintió un pinchazo, estaba celosa. Y no tenía por qué, ella y Dean no eran nada, ella no quería sentir nada por él. Lo que menos necesitaba en esos momentos era enamorarse de alguien. No, el amor no estaba hecho para gente como ella. Por lo que se decidió por la opción más cobarde de todas. Huir.

Castiel apareció ante la chica con un café, Iris ni siquiera levantó la vista del portátil, se había acostumbrado a las visitas del ángel.

- Pareces cansada. - dijo el ángel mientras la chica cogía el café que él la ofrecía. - Sigues sin dormir bien ¿verdad?

- Wow, Cas que observador, que novedad ¿eh?

Castiel puso los ojos en blanco y suspiró profundamente, gesto que había adquirido de la chica de ojos grises, últimamente pasaba tanto tiempo con ella que ya conseguía pillar casi del todo su sarcasmo. Desde que Iris se había separado de los Winchester, el ángel había estado mucho com ella, al principio había sido a petición de Dean, ahora el ángel la había cogido cariño y estaba preocupado por la joven.

En su opinión no debería de haberse separado de los Winchester, ellos la necesitaban y ella a ellos. Castiel había tratado de hablar con ella del tema, sin embargo la cazadora se negaba siempre a ello.

- ¿Piensas volver a salir de caza? - preguntó Castiel, viendo que la chica seguía sin apartar la vista de la pantalla.

- Ajá - contestó ella, distraída. - voy a ver si encuentro algo sobre el último jinete que queda y luego elegiré algún caso.

Supernatural (Dean Winchester)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora