𝕆𝕟𝕖 𝕊𝕙𝕠𝕥𝕤

Envidia

"No sabía que era posible sentir envidia del agua"

"No lo sabía, hasta que esa sensación se apoderó de mí, en el momento que crucé la línea y no me importó. Gracias a ello, pude admirarte sin restricciones. Me sentí mal al hacerlo, por dejar atrás tu intimidad y solo preocuparme por satisfacer la sensación que tenía al verte."

Caminaba directo a las duchas del edificio, era tarde por la noche, justo apenas terminaba de hacer mi papeleo y de revisar los pendientes de mañana.

Pude haber ido a dormir directamente, pero no podía soportar el sentir como la tierra y sudor del entrenamiento se restregaban en mi cuerpo con libertad. Necesitaba un largo baño para sentirme limpio.

Llevaba en mis manos los objetos que ocuparía para ducharme, mi toalla colgaba de mi hombro mientras mis pasos eran lo único que se escuchaba. A tal hora de la noche no pensaría encontrarme con alguien y seguramente los baños estarían vacíos. Podría disfrutar de una ducha relajante, y solo por eso me gustaba tomar baños tan tarde.

Justo llegaba a la sección donde se dividian los baños designados para hombres y mujeres. A la izquierda se encontraba el de mujeres y a la derecha al que yo debía entrar. Algo llamó mi atención en el momento que quise hacerlo.

Notaba una línea de luz proviniendo del lado izquierdo y, unos momentos después, el sonido del agua cayendo al suelo acompaño el sonido de mis pisadas. No pensé que alguien más estaría aquí.

Pude haberlo ignorado y simplemente ir a tomar mi ducha, por algún extraño motivo no lo hice. El sutil aroma que traía el aire me resultó bastante familiar y como si me atrajera, camine siguiendo ese aroma. Entré a los baños de mujeres.

Era un cuarto exactamente igual al de los hombres, un largo pasillo dividido en dos secciones, una a la derecha y otra a la izquierda, con cinco duchas individuales a cada lado. La privacidad que tenías solo era dividida por una pequeña pared, en donde si alguien se encontraba parado, cubría de la altura del pecho hasta un poco más abajo de las rodillas.

Por unos segundos el vapor del agua caliente no me dejó ver y el aroma que me guió se intensificó aún más. Cuando el vapor se disipó un poco... Fue que la ví.

Metida en la ducha del medio, del lado izquierdo, su figura era tocada sutilmente por el agua. Decenas de gotas caían sobre su cuerpo, recorriendo desde su cabello hasta terminar algunas en el piso y otras en la planta de sus pies.

Sentí envidia.

El agua podía tocar su cuerpo sin limitaciones, recorrer cada centímetro de su piel y cubrir cada rincón en ella. Incluso ella misma incitaba al agua a seguir tocando su cuerpo, librandola de la espuma que su jabón le había provocado en el cabello. Ese olor era bien conocido para mí. Un aroma dulce y cálido, que me brindaba frescura cuando ____ pasaba a un lado mío o se sentaba junto a mí en las reuniones.

Secretamente me dedicaba a disfrutar de ese aroma cada vez que la tenía a mi lado y con el tiempo, sabía que ella estaba cerca cuando la ya conocida fragancia para mí se hacía presente.

Debí haberme ido. Si alguien más aparecía malinterpretaria la situación y terminaría en una posición de acosó. Aunque si alguien me veía ahí parado, viendo a la mujer que no he podido sacar de mi cabeza desde hace tanto, no estaría mal al pensar que estaba invadiendo su privacidad. Que estaba haciendo algo incorrecto.