2-¿?
Bajó de la carreta a hurtadillas cuando ésta volvió a detenerse.
Se puso la capucha de su capa oscura para así pasar mejor desapercibida y salió del área de los establos por el que parecía ser un pasillo, a penas cubierto por arbustos y árboles e iluminado por más antorchas.
Avanzó apresuradamente por aquel sendero sin saber exactamente qué buscaba o a dónde iba; llegó a lo que parecía ser un pequeño jardín y en cuyo fondo se alzaba una barda hecha completamente de piedra; estuvo a punto de dar media vuelta para volver y marcharse, pensando que aquello era solo un callejón sin salida, sin embargo, una ligera y helada brisa llegó a ella y la detuvo, no por su gélido tacto, sino por el olor que traía consigo, el cual hizo a la joven tener la sensación de que su corazón se detenía...
------- Padre?
Impulsada por aquel aroma tan familiar, la joven Taisho corrió hacia aquella barda y de un salto llegó a su sima y se posó sobre de ella; detrás había un jardín mucho más grande... Inmenso a decir verdad, pero no fue eso lo que continúo llamando su atención, sino el rastro de aquel aroma.
Saltó de la barda hacia aquel inmenso jardín y se dispuso a seguir aquel rastro conocido que era tan similar al de su propio padre.
Se encontró con que aquel olor iba por sobre los inmensos muros de firme roca, hacia uno de los balcones que sobresalían al exterior.
Dando delicados pero poderosos saltos comenzó a subir por la montaña, o mejor dicho, los muros de aquella edificación, hasta que finalmente, aterrizó silenciosamente en el firme suelo del balcón del cual persivía aquel aroma más fuerte que nunca.
La gran ventana que daba hacia aquel balcón estaba cerrada, pero a través de los cristales de reflejaba una tenue luz cálida, como del fuego vivo.
Comenzó a acercarse, dispuesta a mirar por aquella ventana, sin embargo, la clara imagen de una sombra moviéndose la puso alerta, soltó un pequeño grito ahogado y se apresuró a poner su espalda contra la pared junto al ventanal previniendo el ser vista por quién fuese que se movía dentro de la habitación.
Tragó pesadamente y volvió a consentrar su energía en su naríz, luchando por evadir el mero olor del frío y atravesar las puertas cristalinas de la ventana...
El olor que persivió fue débil pero claro... Olía a su padre, o al menos demasiado similar.Su inmensa curiosidad la llevó a armarse de valor para empezar a acercarse más y más hacia las puertas de la ventan, dando pasitos suaves y silenciosos, hasta que finalmente se encontró lo suficientemente cerca.
Suspiró profundamente intentando expulsar su miedo y acto seguido, mientras exhalaba, finalmente se atrevió e inclinándose ligeramente, miró a través de los cristales al interior de aquella habitación, fue entonces que lo vió:
Sentado en posición de loto justo frente a una pequeña mesa que a su vez estaba frente a una chimenea encendida, permanecía la vívida imagen de un hombre... O mejor dicho, un demonio.
De largos cabellos platinados sueltos sobre su espalda y una mirada profunda que denotaba concentración...
Portaba una yukata masculina ligera color blanca pero con lo que parecía ser una capa sin capucha de piel sobre su espalda...
Aiko estuvo a punto de ser tomada por su emoción al creer que ante sus ojos tenía a nadie menos que a su progenitor, sin embargo, su emoción de fue de su rostro cuando, aquel demonio a quien observaba, se movía ligeramente hacia en frente, permitiendo que la luz del fuego vivo iluminara mejor su rostro...-------- Por dios....------- expresó Aiko en un grito ahogado. ------ N...no es posible... -------- No se dio cuenta de que, en medio de su inmensa conmoción, comenzó a acercarse más y más hacia la ventana, saliendo poco a poco de la seguridad de su escondite... ------- Es... Es...
Aquel aroma le llegó de repente, sacándolo por completo de las profundidades de su consentración.
Alzó la vista y rápidamente giró su cabeza hacia un lado, posando su profunda mirada justo sobre la ventana de la habitación.
No vio a nadie ahí.Se levantó entonces de su lugar, hondeando su larga y pesada cabellera platinada mientras caminaba hacia el ventanal, de donde podía jurar había entrado un aire con un aroma particular...
------- Sesshomaru? ------- llamó en voz un tanto baja, como si lo pensara para sí mismo.
Abrió pues las puertas del inmenso ventanal, dejando entrar el viento helado y la ligera nieve que acarreaba con él.
El fuego de la chimenea se agitó al igual que su cabellera platinada y con su nariz intentó captar algún rastro de aquel aroma que había llamado su atención, pero no persivió más que frío.Caminó hasta el límite del balcón y con su fina vista observó el oscuro rededor, buscando minuciosamente a quien fuese el portador de aquel olor pero éste se había desvanecido en medio del frío tan rápida y repentinamente como había llegado; aún así y a pesar de que él no podía verla, ella seguía observándolo:
Había salido corriendo justo al tiempo que él había detectado su aroma y había puesto su atención en la ventana.
Había saltado del balcón y corrido a ocultarse en las profundidades del inmenso jardín, justo detrás de un enorme árbol que a su vez estaba rodeado de enormes arbustos frutales bien cuidados.
Ella lo vio desde ahí y la fría luz de la luna le permitió ver mucho mejor que el fuego vivo que, no, no se trataba de su padre; se trataba de alguien a quien hasta ese momento, solo había conocido en las historias que solían contarle su abuela y los viejos Myoga y Totosai, alguien cuyo rostro solo había podido imaginar todos esos años y que, según decía su abuela, había vuelto a nacer en el rostro del hermano menor que había dejado atrás:-------- Abuelo Inu no...

ESTÁS LEYENDO
HEREDEROS II: La princesa del Hielo.
FanficAiko está convencida de haber encontrado la forma de traer de regreso a Yûdai. No sabe cómo ni dónde empezará, pero lo hará. Con ayuda de Totosai, Irasue y Shippo, dará inicio a un viaje sin destino certero para traer de regreso a su hermano melliz...