Capítulo 18. Taisho Inu no.

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El golpe de su caída fué amortiguado por la nieve helada que cubría el suelo y, a penas con tiempo para reponerse, ambos hermanos se pusieron de pié...

----- Funcionó... ------- señaló Yûdai más para sí mismo y con tono incrédulo.

-------- Te lo dije. -------- Sonrió Aiko satisfecha, pasando a guardar su daga.

-------- Bueno, y ahora qué??? No veo nada, Aiko. Segura que éste es el lugar por el que llegaste???

-------- Sí, estoy segura... ------ La joven miró al rededor del bosque nevado. ------- Bueno, al menos ahora es de día. Solo tengo que encontrar el punto exacto.

------- Pues... Yo no veo nada interesante aquí...------- Indicaba el joven castaño justo cuando el estruendo de un ejército resonó de detrás de la muralla que acababan de atravesar, antes de dejar ver a ambos hermanos cómo la inmensa y pesada puerta comenzaba a abrirse para dar paso a sus perseguidores. ------- Pero mejor nos damos prisa.

------- Mierda! ----- Se quejó la joven peliblanca, mirando apresuradamente a su alrededor, intentando encontrar el punto exacto por el que había llegado.------ Debe de haber algún pozo sepultado por aquí...

------- Un pozo??!!

--------- O ALGO!! YO QUE SÉ!!?

Yûdai estaba por agregar algo hasta que escuchó los feroces gritos de guerra de los soldados tras la muralla...

-------  Muy bien, de acuerdo, guarda la calma y concéntrate, Aiko. ------- Pidió a su hermana, lucha do por él también mantener la cordura.

El muchacho se quitó pues el amuleto purificador de su muñeca y se lo extendió a su mellizas mientras permanecía con la vista hacia la puerta de la muralla que se abría, preparándose para un inminente enfrentamiento.

-------- Yûdai, que haces?!------ Cuestionó la peliblanca al ver a su hermano tan alerta.

-------- Cuando lleguen te daré tanto tiempo como pueda...------ Explicaba Yûdai al tiempo que su hermana guardaba el amuleto. ------- Pero date prisa. Si no podemos salir de aquí, estamos muertos.

Aiko tragó un poco pesado, miró a la muralla y vió cómo las enormes puertas terminaban de abrirse, liberando una turba entera de hombres armados que se adentraron en el bosque en su búsqueda...

--------- Muy bien... ------- Atendió la joven Taisho, pasando a mirar detrás de sí misma, buscando aquello que no podía ver, más estaba segura de que ahí debía de estar... -------- No puede estar lejos.

-------- Ellos tampoco. Ya están aquí. ------- Señaló Yûdai al ver a tan tremendo ejército justo frente a sí mismo.

Los soldados los vieron y de inmediato se les fueron encima, siendo a penas dos a un millón.

El joven heredero Taisho alzó sus brazos con fuerza y de su cuerpo se liberó una tremenda onda de energía invisible que levantó la nieve e incluso las raíces de varios árboles y embistió con destructiva fuerza a la multitud que ya tenían en frente...

Aiko miró por sobre su hombro y vió el tiempo que su hermano había ganado, se dió vuelta y empezó a buscar:
Pensó que siendo aquel un portal que conectaba con el lugar de donde había venido, debía poder sentirlo con ayuda de sus poderes de sacerdotisa, así que se movió lenta pero desesperadamente por aquel pequeño claro, intentando percibir algo....

------- Mierda, Aiko, date prisa!! ------- Advertía Yûdai quien lanzaba sus ondas de energía una y otra vez, luchando por repeler al ejército el mayor tiempo posible, sin embargo, Aiko podía ver qué estaba exhausto, su sangre era sumamente poderosa, sí, pero había pasado demasiado tiempo en aquel limbo transformado en un Yako con la intención de no perder la cordura y seguramente también, evitando así morir de frío, sepultado por la interminable tormenta de aquel lugar vacío.
Tenía que sacar a su hermano de ahí sin importar qué y tenía que hacerlo rápido.

--------- YÛDAI, CUIDADO!! ------- Advirtió la joven al escuchar claramente un par de estruendosos cañonazos, olió aquella pólvora que ya bien conocía y se apresuró a resguardar a su desprevenido hermano de las pesadas balas que se dirigían a él utilizando su látigo luminoso...

-------- Mierda! ------ Se quejó la joven. ------- Esa cosa de nuevo no.

Yûdai lanzó una nueva onda que barrió los pocos cañones que la artilleros ya preparaban nuevamente, sin embargo, aquella sensación de momentánea victoria duró muy poco, cuando ambos hermanos pudieron escuchar un bramido terrible y bestial que casi podían jurar sacudió la tierra, dejando todo en un repentino silencio, siendo que incluso el enorme ejército se quedó quieto y callado...

-------Q... qué... Que fué eso?? ------ preguntó Aiko un tanto tembloroso.

-------- Yo... No lo sé... ------- Le respondió Yûdai.

Un nuevo bramido se hizo escuchar entonces, haciendo a ambos hermanos cubrir sus oídos ante tal estruendo.
Fuese lo que fuese aquello, debía ser una criatura inmensa.

Usaron su olfato para buscar respuesta alguna y entonces, la enorme confusión llegó al rostro de Yûdai...

-------- Pero... Qué....?!... No es posible...

Lo que pareció una explosión tremenda, levantó entonces el suelo que pasaban los mellizos, lanzándolos a ambos un par de metros lejos, golpeando sus cuerpos con los árboles aledaños... 

-------- No puede ser...!! ------- expresó Aiko a penas con aliento, ante lo que encontró frente a sus ojos al alzar la vista mientras permanecía en el suelo....

-------- Es... Es nuestro...------- Hablaba Yûdai igualmente sin aliento dada semejante impresión de lo que veía...

-------- Abuelo Inu no...

 HEREDEROS II:  La princesa del Hielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora