Círculos y líneas. (Parte 2).

71 14 9
                                    

El viento helado que se la había tragado la estaba sofocando.
Sentía que no podía dar bocanada de aire y tampoco podía ver a su alrededor. Todo era viento y nieve fría.

Finalmente tuvo la sensación de estar cayendo; una caída que a penas duró unos segundos, antes de sentir el firmamento igualmente helado golpear contra su cuerpo por primera vez antes de sentirse rodar cuesta abajo sobre la nieve, mientras el sonido de la ventisca, resonaba en sus oídos.

Su frágil cuerpo chocó contra el tronco de un árbol, lo cual hizo parar su constante caída por la pendiente nevada; tosió y se quejó al sentirse nuevamente sofocada, ésta vez por tremendo golpe...

------ Mierda...------ Exhaló en medio de su dolor y frustración, moviéndose pesadamente para pasar a posarse sobre su dolorida espalda, encontrándose sus ojos de inmediato con el inmenso cielo estrellado y la sombra de los inmensos árboles, cuyas copas no alcanzaba a ver dado lo alto de éstos y la oscuridad de la noche.

Miró unos centímetros hacia un lado sobre el cielo y vió la luna creciente; miró sus manos y notó la presencia de sus garras, haciéndola suspirar con alivio.

Se incorporó entonces y se puso de pié, miró a su alrededor y entonces se percató:

------ Diablos! La espada!

Comenzó a buscar con su vista de manera desesperada el arma que había tomado en sus manos justo antes de que la ventisca helada se la hubiese tragado... Sabía que la había llevado lejos de casa y si quería regresar, tenía que encontrarla.

La buscó y rebuscó por todo el rededor, incluso escarbando la fría nieve que no dejaba de caer y amontonarse en el suelo, pero no logró encontrarla...

----- Rayos!! ----- Volvió a suspirar quejumbrosa pero luchando por guardar la calma.
Cerró sus ojos y después de respirar profundamente, llamó:

------- Ven a mí, Soplo de Dragón...

Extendió su mano y sintió la espada responderle, llegando casi en el mismo instante a su palma para que pudiera empuñarla.

------ Si!! ----- Sonrió victoriosa al hallarse con la fina arma en su mano finalmente, sin embargo y pese a que su supuesta portadora la mantenía ya de la empuñadura, la espada palpitó y destelló nuevamente... ------ Humn? ----- Aiko miró el arma con extrañeza pero antes de que pudiera volver a preguntarse qué era lo que sucedía, la espada volvió a vibrar y prácticamente en el mismo segundo, el estruendoso sonido de un rugido bestial hizo estremecer el cielo y la tierra... ----- Por dios... ------ Expresó la joven mitad bestia alzando la vista al cielo estrellado mientras sentía su ser entero estremecerse cuando aquel terrible rugido volvió a sacudir la tierra justo antes de que frente a sus ojos se alzara una gran sombra que prácticamente enclipsó la de por sí escasa luz de la luna.

Lo que se alzó por el firmamento nevado, rompiendo el viento helado y agotando las copas de los inmensos árboles, era una bestia alada y escamada, plateada como la luna y de un tamaño que la joven Taisho jamás imaginó posible para cualquier ser viviente, demonio o no... Ni siquiera el Yako de su padre tenía ese tamaño; y cuando lo vió alzarse justo sobre ella, dispuesto a descender sobre su cabeza, exclamó:

----- Mierda!!

Sus piernas reaccionaron más rápido que ella misma y al tiempo que otro tremendo bramido por parte de la bestia alada resonaba en las profundidades del cielo y del bosque, salió corriendo cuesta abajo por la pendiente helada, atando la espada a su cintura mientras esquivaba los árboles intentando escapar de la terrible bestia, pero la sombra de ésta y la ventisca que creaba con el agitar de sus inmensas alas, no la abandonaban ni un segundo.

 HEREDEROS II:  La princesa del Hielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora