Capítulo 12. Espectativas.

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------ Puedes esperar aquí, Okami.------ Indicó Kagome a su yerno antes de entrar a la habitación principal con su hija mayor.

------ Bien. Aquí estaré. ------ Indicó el joven lobo.

------- Será rápido. ----- Aseguró la sacerdotisa.

Ambas mujeres entraron a la habitación y Kagome cerró la puerta antes de pedirle a su hija tenderse en el futón.

Izayoi obedeció y casi de inmediato, su madre se arrodilló a su lado con una cesta llena de frascos pequeños.

Kagome abrió ligeramente las prendas de la joven, descubriendo parte de su bajo abdomen.
Tomó uno de los frascos en la cesta, lo abrió y vertió parte de su contenido sobre sus manos.

------- Lista? ----- preguntó dulcemente la sacerdotisa a su primogénita. Izayoi asintió.

Así pues, Kagome pasó a palpar el abdomen de su joven hija a penas con sus dedos...

------ Dioses... Estás bastante inflamada, mi niña. ------- observó Kagome con maternal tono de preocupación mientras sus ojos miraban fijamente la cicatriz que a Izayoi le había quedado justo por debajo del ombligo.

La sacerdotisa puso más presión sobre el vientre de la joven y ésta se quejó:

------- Aaah!! Madre!!

------- Perdón. ----- pidió Kagome. ------ Te duele mucho?

------- Sí. No lo hagas más, por favor, no se siente bien.

------- Entonces cómo voy a revisarte??? Necesito saber por qué estás tan inflamada, Izayoi. Podrías estar sangrando por dentro.

------- Solo... Puedes ser más suave? Enserio no me siento cómoda.

Kagome resopló y su flequillo se movió hacia arriba.

------- Está bien. Que quisquillosa eres, niña! ------ regañó. Izayoi sonrió.  
La sacerdotisa volvió a tocar el abdomen de su joven descendiente, sin embargo, a penas puso algo de presión nuevamente, Izayoi volvió a quejaré y se apartó instintivamente.

------ Izayoi!!! ----- Reprendió Kagome a su hija.

------- Lo siento!! ------ se excusaba la peliblanca pasando a erguirse sobre sus brazos. -------- No duele tanto, pero no se siente bien!!

------- Tengo que averiguar el por qué! Podría ser peligroso!

------- Aagh!!----- gruñó la más joven. Kagome no pudo evitar ver a Inuyasha en aquellos gestos. ------- Por qué no solo me das algo para la inflamación?? Así, cuando esté mejor volveré a qué revises. Creo que será más fácil así. Además... Si fuera peligroso ya lo sabríamos, no? Me sentiría realmente mal.

La sacerdotisa suspiró pesadamente...

------- Está bien, pero... Mañana intentaré revisarte de nuevo antes de que te vayas,  bien??

------- Si, mamá. ------ Entonó Izayoi casi canturreando como si fuera una niña pequeña.

------ No me voltees los ojos, niña! ---- Regañó Kagome con una risa.

El resto del día transcurrió tranquilamente y para cuando llegó la noche, todos se dispusieron a descansar...

Aun no había salido el sol cuando Aiko salió de su cabaña: estaba bien armada con una espada, la daga de su madre y otros cuchillos. Llevaba el traje táctico rosado que su padre le había regalado algún vez.
Se ató una bolsa con algunos pergaminos y un mapa a la cintura y finalmente salió rumbo a la planicie.

 HEREDEROS II:  La princesa del Hielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora