Juntos otra vez. (Parte 3).

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La suave y grisácea luz del alba comenzó a surgir lenta y tenuemente.

Los hermanos Taisho no podían verla aún, dado que en aquella mazmorra no había ventanas, pero la llegada de su poderosa sangre les anunció también la llegada del día...

------- Aquí vienen.. ------- indicó Yûdai habiendo recuperado sus sentidos sobre naturales.

-------- Si. También los huelo y los escucho. ------ Confirmó Aiko. -------- Nos desatamos ya? O los esperamos?

Cómo respuesta a la pregunta de su hermana, el joven mitad bestia se arrancó los grilletes de metal que rodeaban las canillas de sus manos y sus tobillos, tomó los pedazos de metal y los sobrepuso en su mismo lugar, dando así la ilusión de que seguía encadenado.

-------- Dejemos que abran la puerta....------ Indicaba el habilidoso príncipe. ------- Cuando estén a punto de entrar, los aplastaré con mi honda de energía y entonces saldremos.

--------Bien. ------- Asintió Aiko, pasando a también arrancarse los grilletes metálicos y sobreponerlos en su lugar.

En ese momento, el sonido de los pesados cerrojos de hierro que mantenía  la puerta de la mazmorra cerrada se hizo escuchar.
La puerta se abrió casi de golpe y de inmediato, una media docena de soldados fuertemente armados intentaron entrar para acribillar a los prisioneros Taisho, sin embargo, a penas el primero puso un pié dentro de la celda, una fuerza invisible y tremenda los sacó volando contra la pared de enfrente.

----- Son híbridos!! Son mitad demonio!!!

Comenzaron a gritar los hombres, al tiempo que los mellizos se deshacían por completo de sus ya destruidos grilletes y como un par de rayos se apresuraron a la puerta, saliendo así de su prisión, pero encontrándose con un gran laberinto de pasillos, a través de los cuales ya llegaban más soldados como refuerzo.

Un numeroso ejército no había sido nunca algo de lo que los más jóvenes Taisho hubieran de preocuparse y aquello se reflejó en el rostro del primogénito, quien, con una ligera sonrisa torcida, llena de placer y gozo por encontrarse nuevamente en una batalla, alzó sus fuertes brazos hacia el frente, empujando su inmensa fuerza bestial hacia afuera, barriendo con todos los soldados frente a ellos y dejando el paso libre para que pudieran correr hacia el pasillo siguiente, guiados por su poderoso olfato, camino a buscar una salida de aquella tremenda fortaleza.

Corrieron y enfrentaron a cuantos hombres se les interpusieron, ya fuera lanzándolos lejos o aplastándolos con la terrible energía de Yûdai, haciéndolos pedazos con el látigo luminoso de Aiko óatravezándolos con sus poderosas garras encendidas.

Finalmente lograron salir del subterráneo calabozo, encontrándose a las puertas de ajo de unas escaleras.

De a penas un par de saltos, lograron llegar a la cima, en dónde ya los aguardaba más guardias, que no duraron ni lo que se tarda en querer gritar.

Abrieron la puerta al final de las escaleras y se hallaron finalmente, dentro del palacio...

-------- Bien. Huelo una salida...------- Indicaba el joven a su hermana. ------- Es por acá, vamos!! -------- Tomó la mano de su melliza e intentó tirar de ella, sin embargo, ella opuso resistencia, haciendo que él la mirara con algo de desconcierto.

------- Espera! ------ Pidió la joven peliblanca. -------- Tengo que recuperar la daga de mamá!!

--------- Aiko, no sabemos dónde está!! Tenemos que salir de aquí o quedaremos atrapados!!

-------- Tranquilo. Sé exactamente dónde está.

Dicho aquello, Aiko se soltó del agarre de su hermano, dio media vuelta y como una ráfaga de viento, se marchó en sentido contrario.

 HEREDEROS II:  La princesa del Hielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora