Las tres historias de: Camelia, Orange & Elizabeth.
2018.Una chica alta, de ojos verdes claros, piel rosageña, llevaba su cabello largo suelto color anaranjado oscuro por encima de sus caderas, vestía con una pollera corta de colores rojo y negro a cuadraditos, con una remera rosada con tirantes y botones al medio, las botas de tacones altos que le llegaban por encima de las rodillas.
Ella Se dirigía a la barra a pedir unos tragos para llevarles a sus tres amigas que la esperaban sentadas en el sector de sillones; si, había perdido la apuesta y ahora debía pagar sus caprichos tontos."Ay, ¿porqué me dejé arrastrar por esas pibas si sabía yo que soy una buena perdedora?"
El barman; hombre corpulento y cabello oscuro enmarañado, la miró y asistió con la cabeza al verla venir. Inmediato le entregó los tragos que pidió en una bandeja a la vez que le mostró una sonrisa seductora, la chica le devuelve con coquetería la sonrisa y se vuelve sobre sus pasos, a pasos delicado a la mesa en dónde estarían sus amigas.
La música sonaba a buen disfrutable voluntad con una canción de Alan Walker. Las gente joven bailaban con sus tragos en la mano como si el mundo no existiera y ellos estuvieran suspendidos en el aire.
Al llegar al lugar de la ubicación para darles los tragos a sus amigas, - que por cierto les pagó con su poco dinero. - se encontró la sorpresa con que las chicas se habían esfumado.
Al principio ella creyó que se fueron a refrescarse en el baño, pero cuando giró a un costado la mirada, las vió.
Las tres amigas se habían escapado y se estaban divirtiendo sin ella con tres muchachos desconocidos en la pista de baile.
— Caray, me dejaron plantada... —Susurró, Orange con voz tristona y se mordió el labio. - No puede ser..., que tonta he caído.
En eso se aparecen dos hombres latinos e insisten invitarla a bailar con ellos.
Orange, no se encontraba bien y les dijo que no estaba de ánimos, pero uno de los hombres, lo cual su acento sonaba colombiano, la quería acosar con palabras sucias, el otro que era mexicano, le robó dos de los vasos de cervezas negras, se bebió una y la otra se la compartió con su amigo.
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Luna Naranja
VampirosLibro 34 ©2020 Una promesa que jamás se olvida, y queda ahí impregnada en el pasado. Liz dice: "Mi primer amigo que tuve en la infancia fue un vampiro o, eso creía que era amigo mío. Sus intenciones eran otra cosa..." Tres niñas han olvidado su pasa...