Luna Naranja ~ Capítulo 19 ~

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Abrió la puerta del pasajero y bajó del taxi

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Abrió la puerta del pasajero y bajó del taxi. Se quedó mirando unos largos momentos su vieja casa mientras esperaba a Gabriel que bajada también y le terminara pagando al chófer.

Una vez que se alejó el taxi por la calles del barrio Valley, Gabriel se acercó a su hermana y le preguntó con señas:

"¿Así lo recuerdas como lo dejaste?"

No.

A los alrededores de la casa estaba llena de hiedra crecidas, cercos altos descuidados que reemplazaba las demás plantas florales que una vez se veían bonitas, ahora los cercos florales estaban casi marchitos por las faltas de cuidados.
Las paredes estaban gastadas, sus pinturas amarillentas claras y oscuras ya no eran las mismas, a la puerta bordó la habían reemplazado con otra puerta de madera color grisácea, y las rejas del camino al patio delantera de la casa se habían oxidado.

Eras muy pequeño como para recordar la casa por los 90. Elizabeth, le dijo a su hermano sin mirarlo. - Quién sea que esté a manos de mi viejo hogar, es un completo mediocre. Hm... vamos.

Y Gabriel caminó detrás de ella, no hacía falta quitar las cadenas del rejado, la entrada se hallaban abiertas con el descuido que no se merecía. Atravesaron a lo largo del patio, se detuvieron frente a la puerta de la casa, Elizabeth y Gabriel se cruzaron miradas de intrigas, luego ella quién fue que dió varios toques con el nudillo sobre la madera de mala calidad de la puerta.

A pocos momentos se abrió la puerta y asomó la cabeza un hombre de más de cuarenta años de aspecto jovial y cabello oscuro, éste exclamó sorprendido al reconocer a los chicos:

No puede estar pasando..., son ustedes, los hijos de la señora Samara y el señor Guillermo. —Dijo, abriendo del todo la puerta.

Vinimos... a buscar algo que olvidamos y nos pertenece, señor Andrés ¿Podemos pasar? —Habló, Elizabeth sin más tiempo que perder al reconocer inmediatamente quién era el novio de su madre.

¿C-como están? Chicos, debieron... llamar antes. No es un buen momento, estoy en una reunión de videoconferencia... —Habló rapidísimo, Andrés que apenas se le entendió.

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