Luna Naranja ~ Capitulo 35 ~

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La gul comenzó a dar giros y movimientos con estilo a la vez que traía un abanico japonés con puntas bien afiladas y envenenadas

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La gul comenzó a dar giros y movimientos con estilo a la vez que traía un abanico japonés con puntas bien afiladas y envenenadas. Se acercaba a mi, cada vez más cerca mientras yo peleaba como podía a su vez con los que me estaban rodeando.

A dos de los vampiros los estrellé contra un árbol, a otro le arranqué una oreja, a otro le desfiguré su rostro...

No doy más, son muchos...

En un descuido la gul por sorpresa me había atacado y cortado, causando un tajo por encima de la nariz con su letal abanico.
Luego ella giró como una pluma y saltó en el aire lanzándome una patada en la gargantilla, dónde el golpe me arrastró un par de metros a tierra y me hizo toser y escupir saliva.

El golpe no me hizo reaccionar que en pocos momentos la tenía encima aquel monstruo femenino, tratando de acuchillarme con el abanico envenenado.

De repente ella admitió un gruñido mostrando sus colmillos chiquitos a todos los vampiros que ansiaba por despedazarme..., luego volvió su mirada a mi y al rato susurró:

Es-mi-presa..., mi carne, mi alimento..., mi energía, mi poder.

Y la gul que me tenía aprisionado contra el suelo con su cuerpo que tenía el peso de 6 hombres, pasó su dedo por la herida de mi nariz respingada y luego se la llevó a la boca para chuparla con placer, cerrando sus ojos y respiró luego profundo.

Su voz era áspera y fea cuando admitía el susurro...

Eres mío, tan joven y guapo..., delicioso. Ella me tomó de la mandíbula con presión de sus dedos alargados y huesudos, me obligó a verla a sus ojos anaranjados. - Mi amor, chuparé todo tú dulce jugo y luego... te llevaré conmigo encadenado a mi aposento. Sos mi esclavo...

No gracias, lady. Digo con gracia y esfuerzo, y una excusa para buscar tiempo de conseguir la forma con que debilitarla. - Creo que has encontrado al hombre equivocado.

Soy la consejera de mi amo Gadriel..., pero si... vos vienes conmigo, no permitiré que te alejé de mi.

Oh. Muy bien. ¿Y... dónde está tú amo si se puede saber?

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