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1744 ~ Enero
Para Alexander Von, cada minuto se convertía en una eternidad de agonía mientras se desangraba lentamente. Recostado junto a la pared de tierra, con las piernas entumecidas y extendidas sobre el suelo, observaba impotente cómo aquellos dos hombres malditos invocaban un conjuro proveniente de otro mundo.
De pronto, aquellos alaridos de una mujer que se habían escuchado anteriormente volvieron a resonar, pero lo perturbador no se limitó al sonido; lo inesperado sorprendió a Alexander frente a sus ojos. Los dos mellizos, pieles pálidos y con cabellos revoltosos, la sujetaban de ambos brazos. Ella se resistía, arrastrando los pies hacia atrás, pero la fuerza de esos dos hombres la arrastraba con brusquedad en dirección a las llamas del centro de la tierra, bajo el suelo que se había abierto.
Alexander se agitó por el suelo en verla tan demacrada; la chica tenía el alineador azulado corrido por sus mejillas causadas por sus lágrimas, Libia Martínez vestía nada más con el camisón y era la del sacrificio para entonces.
Alexander luchó por erguirse, pero el dolor punzante de la apuñalada retorció su estómago, impidiéndole cualquier intento. La intensidad del dolor lo obligó a soltar un ligero grito llamando la atención de la muchacha.
Libia Martínez sintió un atisbo de angustia de impotencia al reconocer a Alexander Von, con desesperación trató de liberarse de las garras afiladas de esos dos hombres con intento de alcanzar a Alexander pero sus esfuerzos fueron en vano. Los mellizos volvieron a arrastrarla a la muchacha encaminando en dirección directa a Spenso Green y Brandon Casio, - Éste último la miró a la muchacha como si fuera un niño que le van a arrebatar una cachorra porque no lo dejan tener en casa.
Spenso le transmitió a su mano derecha que ya era hora, y Brandon Casio no pudo evitar escaparse de su garganta un penoso bajito gruñido.
Libia gritaba histérica que la soltaran pero pronto calló. La voz de ella quedó atragantada por la mano de Brandon que la había sorprendido agarrandola y presionando por la boca.
— Sssshhh cálmate, mi cielo. —Brandon le hablaba en voz bajita a su oído para que su amo no le escuchara lo que le tenía que decirle. - Debimos habernos conocido antes ¿sabés? Libia, ¿cuántas veces hemos cruzado y ni siquiera no nos volteamos a vernos? No debería ser así..., es injusto, te necesito más que a nadie... —Luego miró por encima de los hombros de ella y miró a Alexander a los lejos, que él con rabia no les quitaba los ojos, luego Brandon regresó de nuevo la vista a ella. - quiero hacer lo último que haga en demostrar que en verdad me gustaste. Mira, sólo una persona te podrá sacar de esto, aférrate a eso, creé en lo que te digo. Haré todo lo que esté en mi alcance, Libia pero aférrate en él... así podemos volver a estar unidos y nada ni nadie nos separarán.
— ¿Ya terminaste? —Spenso Green, le apuró a distancias.
La chica quedó muy desorientada, su corazón se le fue desacelerando de a poco, en lugar de eso ella tomó repulsión al oírlo hablar así a éste hombre que la martirizo y la obligó acostarse con él, hasta utilizándola como bolsa de sangre.
Era imposible creerle de lo que Casio acabó por transmitirle, no podía, no le creía, no le iba a creer.
Brandon Casio cuando se estaba refiriendo con "él" era señalar Alexander Von.
Libia, respiró hondo, se tomó unos momentos buscando la quinta pata al gato pero no encontró cabida de solución. Era por ello que dijera lo que le dijera no le iba a escuchar.
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Luna Naranja
VampirosLibro 34 ©2020 Una promesa que jamás se olvida, y queda ahí impregnada en el pasado. Liz dice: "Mi primer amigo que tuve en la infancia fue un vampiro o, eso creía que era amigo mío. Sus intenciones eran otra cosa..." Tres niñas han olvidado su pasa...
