•Nota: Capítulo muy largo. Me disculpo, no pude dividirlo en dos mitades al capítulo como otras veces. Espero que lo disfruten, mis historias son un mundo bastante extraño y retorcidas, en dónde te llevan a la confusión y te deja reflexionando. Es ahí dónde debes resolver las dudas y salen por si solas con el tiempo.
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Llegamos a la plaza y Ar que era un completo extraño para mí, me pidió con amabilidad que tomara asiento frente a una mesita de piedra en dónde los ancianos suelen jugar ajedrez...
— ¿A dónde vas? —Pregunté cuando lo vi darme la espalda.
— A comprar helado...
— Tráeme una cerveza... por favor.
— Cool. A tú gusto. Enseguida vengo, señorita. Shepherdson.
— ¡Espera! He... te olvidas la plata —Le recordé a la vez que buscaba en mi riñonera roja algún billete.
— Yo tengo
Y no medió oportunidad de insistir y se fue caminando con normalidad con las manos enterradas en los bolsillos de su pantalón vaquero azul.
Esperaba que desapareciera con el viento, - Ese ritmo de acción que hacen los vampiros. - pero aquel acto no sé presentó, tal vez fue porque alguien podría verlo, que sé yo.
Esperé minutos y trás minutos, se tardaba demasiado..., demasiado a un humano.
Creía que un vampiro si existiera que era una criatura sin conocimientos, sanguinarias, salvajes, peligrosas que sólo se aferran con la desesperación por la sangre y que no tienen control de si mismos, pero veo con mis propios ojos que si existen y, y verlo a Ar Von..., contradice todos mis sentimientos contradictorios sobre él; más bien, supongo que un vampiro debe ser como un tiburón, si te cortas... van a perder los estribos por ello ¿o no? En cambio en Ash pensé que era el único ser que poseía su propio control y conocimiento a igual que un humano, pero veo que los vampiros son de apariencia más humanas de lo que nunca me lo esperé. Incluso como mencioné antes, seguramente trabajan entre los humanos en labores nocturnos, obviamente, como hospitales, oficinas de 24 horas y hasta quizás como en servicios voluntarios de la policía. De eso no lo dudo.
