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¿Todavía me quieren provocar? No ella pobre, sinó Ash Leonardo.
Recibimos los vasos de plásticos de cervezas artesanales y cuando volví a mirar a esa dirección ellos dos se habían esfumado.
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Bebimos la cerveza en silencio, yo sabía beber y saber aguantar lo cuál la bebidas era mucho difícil que me hicieran efecto. Mirábamos los puestos, intentando relajarnos y con la brisa cálida de la noche, cada uno de los dos pensando secretamente.
En un puesto nos detuvimos para explorar los peluches de domos y duendecillos. Me cansé y cuando miré al puesto de al lado de esté, tenía que ser, estaban una vez más la pareja de tórtolos. Ahora era Orange que le rodeaba con ambos brazos la cintura al vampiro. Ash sonreía tanto que se le notaban los positos en sus mejillas, eso, eso no me lo esperaba de un vampiro, un vampiro alegre.
Tenerlos muy cerca me sentí pequeña y diminuta, son más altos que yo.
Gabriel al mismo tiempo se distraía con otra persona que se encontró casual en el momento, alguien que era como él de hacer lenguajes de señas.
Yo sin querer a veces los miraba, y cada vez que lo hacía los pillaba al momento que se daban piquitos, o se abrazaban mutuamente o otra cosa que no quiero mencionar.