¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me detuve con mi automóvil frente a una iglesia quemada y abandonada, sentía su energía que provenía de ese lugar. Sé que Emilia se aguardecia en las alturas cuando siempre busca estar sola.
De hecho no era necesaria preguntar a papá Alexander por ella. Hacía meses que no la veía y se me iba acercando la noche de bodas, de ser la noche lunar anaranjado.
Hm necesitaba decirle que esto no podía hacerlo sin su apoyo, necesito pedirle perdón y arreglar las cosas.
Subo con normalidad las escalinatas y entro por la puerta grande principal, luego me dirijo dando prisa corriendo para subir la otra escalera caracol. Todo estaba oscuro y lo único que alumbraba era la luz lunar que se filtraban por las paredes rotas y quemadas.
A estar en la cima busco con la mirada cada rincones. Miro arriba del techo unos momentos y lo que veo era el pendiente que colgaba de que alguna vez indicaba había una grande campana.
Di la vuelta rodeando la cima y allá, la vi sentada a Emilia contemplando la luna sobre encima de nosotros.
Me aproximo con cautela...
— ¿Emy? Eu. Con que aquí te escondes..., te estabas buscando. —Le digo sonando con gracia.
Ella no gira la mirada a la dirección mía. Continúo.
— ¿Puedo sentarme?
—No. —Me contesta enseguida sin mirarme.
— He... sabés que algún día debemos hablar.
— Vete al carajo, Ash Leonardo Cruz Von. Vete a proteger a esos inmundos humanos. —Gruñó, la niña mostrando sus caninos colmillos.
— Eso no es posible. —Y avanzo dos pasos a ella de los sietes que nos separaban. - Sabés que vivimos en un colegio rodeados de ellos ¿O no? -Le digo en manera bromeando.
— Si no te alejas usaré mi poder para dañarte. —Amenazó con tono dolorido.