— Nooo, eso no. Te conseguí una tienda sólo para ti para que vendas tus obras de artes, mi amorosa.
— Aaahhh... —Gritó y me rodeó el cuello y me besó, yo correspondí a sus besos, luego me decía emocionada. - Amor, es lo máximo... sos el mejor y buen hombre que existe sobre este país.
— ¿Esté país? ¿Nada más eso?
— Está bien, sobre este mundo ¿Así, Ash?
— No, quiero más que eso...
— Presumido.
Ambos reímos y nos volvimos abrazar, al separarnos unos centímetros recordé y le conté otra cosa más que tenía guardada:
— Orange, ¿creés que las sorpresas acabaron?
— ¡Qué!
— Tengo otras sorpresas. Para eso... ¿confías en mí?
— ¿A que va eso, Ash?
— Dime primero ¿confías en mí?
— Sí.
— ¿Sí?
— Si, con todo mi amor.
— Entonces... hermosa chica, sígueme y te enseñaré cuando salgamos de la feria.
Era jueves todavía, 20 pm de la noche para ser exacto, y la llevaba a Orange de la mano por los largos recorridos de la feria internacional. Estarían con sus carpas y juegos de diversiones durante por tres días más. Mañana viernes, la noche de la luna anaranjada se presentarían dos bandas de música, según afirma el volante que encontré tirado en la calle.