En la casa de mi hija tengo buenos tratos me dan de desayunar, comer, cenar me preparan lo que se me antoja ¡como muy bien! Hasta se puede decir que de más. Un sábado tenía muchas ganas de un caldo de camarón le comenté a mi hija, sin más me dijo ¡Vamos! Pronto nos alistamos y nos fuimos a comer: el lugar es bastante agradable ideal para comer tranquilamente, cierro mis ojos y disfruto porque está tan rico es como sino hiciera falta nada más y por lo tanto quedo sin palabras; ese día el sol estaba muy brillante en lo más alto del cielo pero lo sentí en la cara de forma violenta estába muy acalorada como también mi hija por eso fuimos a la paleteria para refrescarnos, pedí mi paleta favorita de piñón pero como no había escogí de pistache. Eso sí aunque comimos las dos juntas a mis nietos les llevamos porque todos parejo debemos comer. ¡Saben! En ocaciones hay veces que quiero ayudar a cocinar a mis nietas o a mi hija, no quiero sentirme inútil pero soy consciente que no tengo fuerzas, mejor les digo a mis nietas las recetas que todavía tengo en mente y ellas compran en el mercado lo necesario, ya que regresan ponen las ollas y lo necesario que van a ocupar, están de un lado a otro y yo en voz alta las dirijo como buena maestra. Cuando queda lista la comida sirven en los bonitos platos que les di, al probar bocado disfruto de los sabores que explotan en mi boca sin duda sacaron mi sazón, con el estómago lleno, recobro la energía y me siento muy agradecida; por otro lado a mi hija Lupita no le gusta estar mucho en la cocina, solo prepara algo sencillo ¡no se complica la vida!
En estos días mi rostro delata lo bien que me he sentido, además estoy emocionada porque mi hija Lupita consiguió un trabajo cerca, eso es bueno porque los ahorros ya se le habían acabando. Me contó mi hija que no carga nada pesado porque les explico de su operación a sus jefes y fueron muy comprensivos por tal razón la tratan bien. Verla así de movida me recuerda a mí cuando trabajaba tanto en la imprenta, vendiendo pancita y mis gelatinas. Ese recuerdo invadió mi mente y me hace ver que nada fue lo mismo desde que me caí, mis piernas ya no respondieron igual ¡añoro esos días! En otro orden de ideas mis nietas estudian y trabajan medio tiempo, igual mi nieto Cris y todos se van a trabajar y solo unas horas me quedo sola, pero eso sí dejan todo preparado para que coma, no obstante cuando estoy un poco aburrida en la casa despacio camino de un lado a otro, miró cada rincón y por instinto tocó cada parte de la casa, no es muy grande pero esto me permite a mover mis pies. Y si estoy estresada voy a la zotehuela agarro un banco y me siento, saco un cigarrillo y encendedor de mi bolsa del babero y prendo el cigarro, doy el jalón y suelto el humo acumulado en la boca. Puedo ver como se forman círculos definidos creo que ya es la experiencia de los años. Les cuento que mis hijos no vienen a verme, siguen enojados son como Poncio pilato el gobernador que evade toda responsabilidad, eso me duele mucho, los extraño demasiado ¡por qué serán tan orgullosos! Mi cara de tristeza no cabe en mi rostro; la semana pasa tan rápido y cuando estoy comiendo empiezo a estornudar tres veces no tenía resfriado, decía mi madre en paz descanse que cuando uno estornuda por tres veces es porque alguien se está acordando.
—¿Será que mis hijos se estén acordando de mí? —pregunto emocionada al aire.Alrededor de las cinco de la tarde oigo que tocan.
—¡Quién! —alzo la voz con mucha fuerza.
—Tu hija Leti —responde susurrando como no queriendo que se enteren los vecinos.
—¡Bendito Dios es mi hija! —exclamo con emoción y abro la puerta para recibirla.
—Hasta ahorita te acuerdas de que tienes madre —also la voz como reclamándole.
—Perdón mamasita —inclina su cabeza un poco para darme un beso en la mejilla —. Es que mi orgullo hizo que no viniera, pero te prometo que ya vendré más seguido aunque me corra mi hermana.
—Ella no lo haría, creo que no la conoces —enfatizo las palabras para que le quede claro.
—¿Y dónde están todos? —cambia de tema.
—Trabajando, ya no han de tardar —respondo viendo el reloj.
—Mejor me voy, solo vine a verte y que bueno que estés bien. —Se marcha de prisa como si la estuviera corriendo. No me trajo una fruta o unos centavos que no ve ella y sus hermanos que el estar aquí hay gastos y que no como bocanadas de aire.
Al paso de los días cumple con su palabra Leti y viene más seguido, también me alegra que mi hijo Javier y Alberto vengan pero quisiera que estuviesen más tiempo conmigo siempre andan apurados o con su familia. A propósito se me olvidaba decir que mi hija Susan viene a visitarme con mi bisnieta cuando tiene tiempo, esto es por su trabajo pero no se olvida de mí, se hace responsable con lo que puede, sé que tiene sus problemas más aparte está esperando otro bebé por eso no le pido más.
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Secretos del alma
Teen FictionSusana es una niña que no disfruto de su infancia como muchos niños ya que trabajaba haciendo limpieza en casas con tan solo 15 años para mantener a sus dos hermanos menores ya que sus padres siempre se concentraban en sus problemas, nunca imaginó q...