Estoy recostada en la cama, percibo como el viento mueve las ramas de los árboles lo que provoca que golpee la ventana una y otra vez, ese ruido rebota en mi oído con insistencia, por eso no puedo dormir agusto. De un momento a otro me dejo llevar por mis pensamientos hacia el pasado.
Recuerdo cuando a mis 14 años mi madre me presento a Daniel, para decir verdad no era de mi agrado pero como siempre escuchaba a mamá hablar de él y más aparte Daniel encontraba maneras para verme, hizo que poco a poco me enamorara de él, todo ese tiempo compartido me sentí tan amada. Ahora mi corazón esta frío y triste, los días son eternos ¡cuánto te echo de menos! La palabra te extraño permanece en mis labios, dentro de este dolor que me consume escucho tu adiós de la última vez que te ví, la vida que vivía de lujos, amor, caricias, fue solo un sueño efímero ¡estás lágrimas que llenan mis ojos hace que tenga mucho coraje! Y un agujero en mis pecho se esmera por no desaparecer.
La oscuridad está cerca de mí, la total soledad duele porque me haces falta, solo tú nombre permanece en mi corazón, eres como esa luna que se oculta entre las nubes para no aparecer más, y en mi mente tengo tus recuerdos pero se desvanecerán con el tiempo. A tí no te interesó mi amor ni el de mis hijos, te fuiste como un cobarde ¡por qué estoy aquí acostada tragando mis lágrimas esperando por tí! —Me levanto de la cama y camino de uno lado a otro desesperada.
—¡No sé como olvidarte! ¿cómo lo hago? ¡ya no quiero derramar ni una lágrima más! Debería deshacerme de tú amor que ya no me sirve más, es un amor desgraciado y esté anillo de matrimonio ya no valdrá más para mí —expreso mi sentir, de modo que me quito el anillo de mi dedo y lo aviento sobre el piso—. Ahora voy a tratar de dormir —limpio una lágrima inexistente.
En unas horas que duermo. Pronto sale el sol y comienza a filtrarse los rayos en la ventana, es un aviso para levantarme, rápido me alistó para el trabajo, luego voy al espejo roto que está pegado en la puerta de entrada y me dedico una sonrisa con optimismo.
—¡Ahora en adelante jamás voy a pensar en Daniel! Por algo pasan las cosas, es tiempo de crear una nueva historia —digo con toda seguridad, después recojo el anillo porque se me ocurre empeñarlo.
Salgo rumbo a la casa de empeño. El señor lo cala y me da un buen dinerito, lo guardo adentro de mi brasier porque ahí estaría más seguro. Esto alcanzará para un mes, eso alegra mi día porque me sacará de algunos apuros, de ahí me desplazo hacia el trabajo, camino a un buen paso porque no quiero llegar tarde; entro por la puerta y me encuentro a mi jefe.
—¡Buenos días! Susana.
—Buenos días —le devuelvo el saludo tratando de igualar su tono alegre.—Hoy nos llegó mucho trabajo y te vas a tener que quedar horas extras —menciona para ver que digo.
—Esta bien —no me agrada escuchar eso, pero si quiero conservar el empleo lo tengo que hacer.
—Por lo visto no te agrado la noticia —lo dice porque me vió con la cara muy seria.
—Siendo sincera no, porque no quiero llegar tarde por mis hijos, no obstante ¿si me apuro podré salir antes? —pregunto como sugerencia.
—Claro. Así que mejor ve y apúrate.
Hago mi trabajo viendo la calidad de papel para los libros, la encuadernación y el acabado si que toma su tiempo, pronto quiero terminar por eso no tomo mi hora de comida para seguir, quedo sorprendida porque logro finalizar todo a buena hora, estás horas sude la gota gorda, incluso mi jefe está boquiabierto y me felicita por el buen desempeño que he tenido. Siento tan bonito que le agradezco conmovida y me despido para irme; voy a la tienda a comprar dos paletas de caramelo de colores para mis hijos, primero decido ir por Guillermo. Cuando llego la puerta esta semi abierta no quise entrar por eso tocó.
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Secretos del alma
Teen FictionSusana es una niña que no disfruto de su infancia como muchos niños ya que trabajaba haciendo limpieza en casas con tan solo 15 años para mantener a sus dos hermanos menores ya que sus padres siempre se concentraban en sus problemas, nunca imaginó q...