Otro año más: la mañana tiene una aleación de colores y matices con algunas nubes revoloteando. Muy temprano en mi cuerpo se sobresalta al escuchar el sonido agudo de la puerta, me despertó del sueño profundo que había tenido, me estiró y noto que a lado mío no está mi hija está vacío su lugar, la busco con la mirada y para mí sorpresa presencio a mi hija parada aún costado mío, lo cual hace que emboce una sonrisa, me dice buenos días con una tierna sonrisa y anuncia que está listo el desayuno. Antes me cambia el pañal luego vienen mis nietas a levantarme de la cama y con mucho concuidado me ponen en la silla de ruedas de inmediato nos delizamos hacia la mesa, mi estómago ruge de que ya tengo hambre, el aroma alcanza mis fosas nasales porque veo sobre la mesa unos ricos Hot cakes o kequis como yo les digo, acompañado de fruta picada bien brillante y lo más importante que no puede faltar mi café con leche caliente que tiene un aroma especial ¡todo se ve retechupete! Mientras como el rico alimento percibo la claridad del sol que entra por la ventana, eso me motiva a que echarle ganas a la vida. Los cinco juntos desayunamos, entre tanto platicamos, reímos un poco por las bromas que hacía Lupita y Cris parece que se dedican hacer reír a las personas porque lo hacen con naturalidad, a todos nos duele el estómago de tanto reír ¡esto basta para hacerme feliz el resto del día! Posteriormente nos incorporamos de poco para dejar que el aire vuelva a nuestros pulmones y segimos comiendo. Al acabar Lupita se va a trabajar, Cris a la escuela y mis nietas y yo vamos al cuarto para que me cambien por una ropa más cómoda, terminando me preguntan si quiero pasar al sillón de la sala digo que sí. Subo de nuevo a la silla de ruedas con su ayuda y me llevan, ya que me sientan en el sillón aún costado acomodan la silla como siempre lo hacen. Esta vez no veo la tele, como no quiero sentirme inútil le digo a una de mis nietas que me den algo que tengan roto.
—Ten mamá Susana este par de calcetines de Cris —dice Viri dandomelos en las manos. Me ensalta la aguja y da una piedra en forma de foco y meto ahí el calcetín, asi puedo coser mejor el agujero. Termino ese par de calcetines y en instante escucho que tocan la puerta, mi vista queda fija para ver ¡quién es! Estoy en completa alerta, abre mi nieta y es mi hija Lourdes, mis dos nietas saludan a su tía dándole un beso en la mejilla por respeto.
—¡Hola hija buenos días!
—expreso con voz muy agradable, me alegra verla.
—Que tiene de buenos días—responde con potente voz.
Su respuesta hace que suprima la sonrisa que ya había comenzado a embozar por verla, ahora la miro con disgusto.
—¡Qué te pasa hija! ¡por qué me contestas así!
—Por nada —dice repasandome de arriba a bajo como si fuera una pelota en pleno partido de fútbol.
—Hola muchachas ¿cómo han estado? —se dirige a ellas y no a mí. Pensé que eso me preguntaría pues hace tiempo que no la veo y viéndola bien ya engordó lo que es tener buena vida.Como están cocinando mis nietas se va Lourdes a conversar con ellas, luego pide permiso para entrar al baño y cuando sale no dudo en preguntarle.
—Lourdes que mosco te pico ¡estas de mala actitud!
—Solo es que no quiero conversar contigo ¡para que desgastar mi saliva! Creo que nuestra platica no va a llegar a ningún lado, tú sabes muy bien del porque —no parpadea ante sus palabras.
—¡Todavía estás enojada conmigo porque te deje hace años! No ya habíamos echo las paces, y te pedí mil veces perdón.
—Pues sí —reclama con ataque—. Nunca voy a olvidar que fuiste mala madre —responde con amargura y su mirada la siento pesada.
—Mejor sigue cociendo —me ordena con expresión indolente rodando los ojos con antipátia.
—Basta —digo cuando no puedo más—. No voy a estar aguantando tus majaderías
—con un gesto le indico que se vaya y no lo dudo por nada, honestamente la dureza de sus palabras atraviesan mi corazón, tanta es la presión de mi mirada que la hizo bufar.
—¡Pues disculpa! —dice como si nada entornando los ojos en verdad carece de arrepentimiento, pasa por mi lado y se va sin decir adiós. Su actitud me deja temblando, quiero levantarme de la impotencia e ir tras ella pero no puedo mis acciones son limitadas;
aquella mañana en la que pintaba para ser un día hermoso se arruinó, no imaginé como cambiaría prontamente. La tristeza me embargo y reflexionó llevándome una mano en el mentón decifrando que más le hice —proteste al borde de las lágrimas—. Porque tendrá acumulado tanto coraje hacia mí —suspiro en voz alta con nostalgia.
—Mamá Susana estás bien —dicen en coro mis nietas interesándose en mí. El agua de mis ojos golpean mi rostro, la situación me sobrepasa y pese a la seguridad que puedo aparentar esto me rompe; esos errores del pasado, hoy pesan más y se clavan en el centro de mi corazón haciendo un agujero muy profundo y es que ¡la vida se encarga de pasarnos factura! En mi interior hay una fiesta de sentimientos, como ese huracán que hace estragos revolviendo todo en mi interior. Mis nietas me consuelan y aconsejan de todo corazón, esas sinceras palabras son tan delicadas como esa pluma que acaricia mí alma, entonces besan mi frente con infinito cariño y sus manos aprietan las mías en señal de acompañamiento, hasta de paso ellas hacen corajes por ver cómo me tratan mis hijos porque sus mejillas se encienden ¡les duele verme sufrir! Al llegar Lupita del trabajo le cuentan mis nietas, por supuesto hizo corajes entripados dijo que iba hablar con ella seriamente. Para los siguientes días Lupita mencionó que Lourdes fue a su trabajo, se salieron para que ninguna persona a su alrededor escuchará, le reclamo pero ella se excuso con lágrimas en lo ojos no la culpo porque sé que yo tengo que ver con su sentir, después ella siguió viniendo como si nada a la casa de mi hija eso sí no venía a verme porque conmigo era cortante es cuando sentía un fuerte pinchazo en el pecho, no sé si disfruta verme sufrir porque vi en sus ojos rencor y desprecio que atravesaron impetuosamente mis ojos, por un lado se que me lo merezco pero me da miedo que ya nunca me vuelta hablar o será que esta cercanía está desahuciada y nunca llegará; ciertamente mis nietas por educación la escuchan y he oído que le dicen a su tía que no se porte así conmigo mejor pretende hacer oídos sordos y sigue conversando. Y cuando se dirigen mis hijitas a bañarme no dice ¡¡Las ayudo!! Solo pasea su mirada y ve todo ese esfuerzo que hacen, una me toma de las muñecas para regalarme ese impulso y equilibrio que me falta para estar parada unos segundos y la otra rodea mi espalda para evitar que me caiga hacia adelante tratan siempre de sujetarme con movimientos cuidadosos y seguros, intento poner de mi parte para que no se lastimen, por consiguiente cuando terminan de bañarme ponen mi pañal y me visten para enseguida llevarme a la mesa para que coma. Lourdes nunca se ofreció, estuvo como un maniquí sentada sin moverse ni un centímetro, que le pasará por su mente eso quiciera saber; por eso les estoy muy agradecida a mis nietas por cuidarme.
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Secretos del alma
Fiksi RemajaSusana es una niña que no disfruto de su infancia como muchos niños ya que trabajaba haciendo limpieza en casas con tan solo 15 años para mantener a sus dos hermanos menores ya que sus padres siempre se concentraban en sus problemas, nunca imaginó q...