La misión de todo ser humano es encontrar el amor. Nace para sentirse el complemento de alguien más. Lamentablemente no todos vienen al mundo con la misma misión, unos más tienen otra, la de encontrarse a sí mismos.
Chan Gun Sok y Jang Keun Suk, pe...
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PARTE V DON'T YOU GO
Capítulo 5
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Tres días después logré salir del hospital. No tenía ganas de comenzar nuevamente, de enfrentarme al mundo allá afuera, había pasado tantas cosas, Jun-Soo y Gun Sok había insistido en verme pero yo no quise ver a ninguno, había pensado tanto en lo que le pedí a Gun Sok y lo extraño es que no me arrepiento. Él tenía la culpa de que mi vida hubiera estado colgando de un hilo, Keun Suk solo me había protegido en todo este tiempo.
Me sentía bien, no sentía ningún dolor excepto por el de mi corazón, extrañaba a Gun Sok a cada momento, extrañaba cuando sonreía a medias, extrañaba nuestras pequeñas discusiones. Sé que si en ese momento alguien me hubiera dicho que él sería el culpable de todo lo que iba a vivir, no lo hubiera creído. No sé que dolía más, si la decepción o saber que seguía enamorado de una mujer que quiso revivir en mí.
Al segundo día que estuve en el hospital, mi pequeña maleta llegó. Alguien la había llevado hasta a mí.
Mi caminar parecía no tener fin, y es que la verdad no sabía a dónde iba a llevar. Mi última estación fue cerca de la colina donde Keun Suk había preparado todo para hacerme feliz. También lo extrañaba.
Están algo cansada, chequé mis bolsillos, había perdido mi celular. Estaba rota, así que solo me senté en el primer árbol que vi sintiendo como todo dentro de mí alguna extraña energía después de tanto tiempo.
Mañana sería un nuevo día y yo solo quería que está noche tan solitaria pasara, sentada bajo el primer árbol que vi en media de la colina. Estaba deshecha, estaba fuera de mí, no hacía nada más que llorar y llorar como si esto fuera a resolver todo el nudo de emociones que sentía dentro de mí.
La mañana siguiente llegó, había pasado la noche bajo este árbol, el único testigo de todo lo que deseé ayer, el único testigo de todas las lágrimas derramadas.
Tomé mi mochila y me dirigí al centro comercial más cercano, al menos tenía que asearme un poco.
Así pase la mañana, tratando de reponerme por todo lo que había pasado, no tenía fuerzas de nada más que ver a alguien que pudiera reconfortarme, al menos alguien que sabía, iba a estar allí para toda la vida.
Caminé hacia ese lugar, dónde ellos me esperaban. No había mucha gente, todo estaba en silencio tal y como lo recuerdo. La última vez que vine fue hace algunos años atrás, justo antes de irme a estudiar a esa universidad. No es que no quisiera verlos, es que los evitaba debido al dolor que aún sentía al saber que ya no estaban conmigo.
Subí las últimas escaleras del edificio donde mis padres descansaban, había muy poca gente que traía flores, mientras yo solo me presentaba aquí sin ningún presente.
