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Era día de semana y había pasado una semana de su última presentacion nisiquiera se había tomado la molestia de volver al club para hablar con los nuevos administradores, tal vez por miedo a que la familia Sabini tome represalias con ella porque había mentido estrategicamente cuando nego ante Thomas Shelby de que no sabía nada, Elena sabía mucho y no fue por metida sino porque Mario solía hablar demasiado cuando estaba ebrio, aún así no iba a meterse en esa guerra porque no quería terminar huyendo una vez más por culpa de hombres como Mario.

Ese día en específico la pobre Elena estaba muy atareada en la tienda de ropa atendiendo a muchas mujeres de la clase alta que venían a por vestidos y la miraban de arriba a bajo con asco, algo de lo que ya estaba acostumbrada desde antes de trabajar alli, se encontraba atendiendo a una dama junto a la dueña del local la señora Madame Rose, una mujer mayor y muy sabia que Elena admiraba desde que la conoció porque ella había sido su salvadora fue la única en darle una oportunidad ademas de brindarle la posibilidad de empezar de nuevo.

La puerta de la tienda fue abierta haciendo sonar la campana de aviso mientras la cantante ponía los alfileres donde haría el ajuste más tarde, concentrada en no pinchar a la molesta clienta escucho por arriba hablar a Madame Rose con la persona que había ingresado al local

- ¿Que se le ofrece caballero? - pregunto Madame Rose tan educada como siempre

- Vengo a ver a la señorita Jackson - menciono el nombre de la joven - ¿Trabaja aquí?

No tardó nada Elena en reconocer esa voz porque no había tenido la decencia de olvidarla, alzó la vista sorprendida de verlo ahí y de tal asombro fue que sin querer clavó un poco el alfiler en su dedo dejando escapar una maldición de sus labios, Thomas dirigió su mirada al suelo donde Elena se encontraba chupando el dedo que se había pinchado arrodillada a los pies de una burguesa.

- Fijate lo que haces maldita idiota -gruño la mujer a la que le estaba haciendo el ajuste - Podrías pincharme a mi

- Lo siento madame - se disculpó bajando la mirada avergonzada

- Basura estadounidense - volvio a gruñir acomodando su anillo de compromiso - Haz bien tu trabajo

Thomas vio a Madame Rose apretar los puños y contenerse de decir algo, sabia como eran las asquerosas burguesas y lastimosamente no podía decir nada, el hombre miro con asco a la mujer viendo como denigraba a Elena quien parecía no afectarle tal comentario como si ya estuviera lo suficientemente acostumbrada a recibirlos.

- Elena, deja que yo me ocupe - dijo caminando hacia ella brindándole una mano - Atiende a el caballero

- Lo siento Madame Rose - susurro

- Tranquila linda, no importa - negó sonriendole

Elena acepto su mano y se levantó dándole los alfileres, le brindó una mueca Madame Rose denuevo pidió disculpas con la mirada pero ella negó apretando sus manos cariñosamente, se soltó para caminar hacia el mostrador quedando delante de Thomas Shelby quien miro observó su rostro calculadoramente

- Que se le ofrece - hablo nerviosa acomodándose un cabello rebelde que caía sobre su rostro

- Necesito un traje y me dijeron que es el mejor lugar de Londres - comento aclarando su garganta

- Un traje - asintio - Bien, si gusta seguirme

Ambos caminaron hacia la otra parte de la tienda donde el area de hombres se encontraba, el corazón de Elena estaba agitado como un caballo de carreras mientras Thomas se deleitaba con la figura de la mujer y disfrutaba de verla nerviosa ante su presencia, al llegar a la sección de hombre Elena suspiro y camino hacia los trajes que estaban colgados perfectamente por color

Million Dollar Man - Tommy shelby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora