Million Dollar Man - Tommy shelby

21

Paso años cuando Tommy y ella oficialmente se comprometieron, todos estaban en el mejor momento. Las ganancias de la familia Shelby se elevaron y Tommy se permitió llevar a Elena de viaje, su primera parada fue Estados Unidos. La ciudad de New york recibió a los enamorados y encantada la cantante le mostró de arriba a bajo la ciudad, fue unos de sus paseos donde ella vio a Joe. Estaba con su esposa he hijos paseando, su aspecto estaba cambiado y se veía más mayor. Fue algo que no se esperaba, lo tomo como una prueba puesta por el destino. Sus miradas se encontraron pero ella ya no sentío nada por él, ni dolor y tampoco rabia. Este pareció ver a un fantasma y a toda costa quería desaparecer del lugar algo que le pareció gracioso a Elena. A su antigua yo le hubiera dolido verlo ahí, seguir con su vida como si ella nunca hubiera existido, como si hubiera sido un par de zapatos viejos. Pero ahora todo era totalmente diferente, era mejor porque gracias a aquel dolor que toda esa situación la hizo pasar generó que su camino terminara cambian y la guiara a su verdadero compañero. El corazón que una vez Joe rompió ahora estaba reparado, latiendo con fuerza por otra persona. Ahora su corazón tenía dueño y le pertenecía a Thomas

Ahí estaba apunto de casarse, sus nervios estaban a flor de piel mientras caminaba de aún lado a otro, su vestido blanco y el velo se movían. Los tacones hacían eco, las rosas rojas del jardín de Madame Rose eran apretadas por su mano temblante. El rubor de sus mejillas disimulaban la palidez que ahora su rostro había tomado, Erik la miro enloquecer en silencio.

-Tengo las llaves del coche por si quieres huir.-comento divertido

-Creo que voy a vomitar.-formulo ignorando lo dicho por su mejor amigo

Ella respiró profundo mirándose en el espejo, su maquillaje estaba impecable al igual que su peinado. El vestido se pegaba a su cuerpo luciendole una cintura de infarto

-Estas perfecta Elena, no debes de preocuparte.-hablo nuevamente Erik tratando de calmar su nerviosismo

Quiso llorar pero no podía hacerlo porque arruinaría el trabajo de Madame Rose, iba a caminar del brazo de Erik pero en este momento desearía que su padre estuviera aquí. Que fuera el quien la entregara a Tommy y que su madre estuviera ayudándola con el molesto velo pero no podía cambiar las circunstancias ahora, estaba agradecida con Madame Rose quien era una madre para ella y con Eric quien era su hermano. Tenia una familia, una pequeña pero que era algo, había ganado sin haber siquiera competido.

-Oh mi niña -solto Madame Rose al entrar a la habitación y verla.-Estoy tan orgullosa de ti

Se acercó y la abrazó, el abrazo maternal que más necesitaba. Acomodo su velo con cuidado al igual que la cola del vestido que había confeccionado para ella

-Esto -dijo Madame Rose abriendo una cajita roja.-Se lo compré a Miranda para nuestro aniversario

Un hermoso broche plateado con una rosa roja, Elena se quedó muda. La rosa estaba echa de un rubí

-Rose yo no..

-Oh claro que sí.-la interrumpió.-No llegue a darselo pero sabia que debía guardarlo para una ocasión especial

Lo sacó con cuidado y lo abrocho en su cabello

-Gracias.-susurro Elena conmocionada.-Gracias por todo

-No Elena, gracias a ti por llegar a mi vida.-nego con una sonrisa.-Trajiste los colores que se habían ido cuando Miranda partió, eres mi niña. Mi hija

Elena la abrazó con fuerza tratando de no llorar, Erik seco sus lágrimas con un pañuelo viendo el abrazo entre ambas mujeres. Era un día muy emotivo y tomó toda su fuerza para evitar ser un mar de lagrimas pero ya era demasiado, su mejor amiga se casaba. Su hermana iba a casarse, como podría soportar aguantar tal emoción. La música de la iglesia indicó que ya era momento de marchar, Tommy esperaba ansioso en el altar con Arthur a su lado. Su familia estaba haciendo un escándalo como siempre mientras él temía de que Elena huyera y se arrepintiera, la música empezó a sonar y vio a Madame Rose ubicarse en el lado donde los conocidos de Elena estaban. La mujer le dio una sonrisa tranquilizadora y lo agradeció porque sus nervios estaban a otro nivel en ese momento, era su jodida boda. Iba a casarse con la mujer que ama, la que supo entenderlo. Entonces todo esos sentimientos desaparecieron cuando la vio en la entrada, era un angel. Su propio angel personal
Camino del brazo de Erik y lo vio en el altar con aquel traje que ella había elegido para él aquella vez cuando trabajaba en la tienda de Madame Rose, sonrió tan radiante y pudo sentir las campanas sonar en su mente.