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El dolor de cabeza que obtuvo por esa borrachera lo ataco esa mañana, abrio sus ojos con pesadez y los cerró por la luz del día que se asomaba por la ventana, ¿donde carajos estaba? fue la primera pregunta que se hizo cuando miró alrededor de la habitación y se enderezó confundido, su abrigo no estaba estando solo en una camisa que no lo protegía del frío para nada, palmeo su cuerpo buscando su reloj aquel que Elena le regalo y se desespero por completo a no encontrarlo.
Entonces la vio allí al otro lado de la habitación, Elena estaba con su abrigo puesto y durmiendo en ese incómodo sofá, abrazada al abrigo como si este estuviera protegiendola de más que solo el frío, camino descalza hasta ahí agachandose para ver mejor su rostro, alejo un cabello rebelde de su cara acariciándole la mejilla. Esta se movió un poco y tomo la mano de Tommy mientras abría sus ojos, la luz de la ventana iluminaba el rostro de el hombre haciendo que el tono de sus ojos sea más claro, se quedó unos minutos mirandose cada detalle que se sabían de memoria el uno del otro, hasta que Elena reaccionó como si un click se hubiera echo en su cabeza alejando la mano de este del rostro y se enderezó con un dolor de espalda insoportable.

— Veo que ya no estas borracho — dijo parandose del sofá huyendo de su cercanía 

— Dime que yo no t-

— No hiciste ninguna estupidez — negó interrumpiendolo

Entro al cuarto del baño cerrando de un portazo donde se miro en el espejo adolorida, se lavo su rostro y sus dientes preparándose psicologicamente para ver a Thomas esperando detrás de la puerta, al abrir lo vio sentando en la cama con un cuadro en sus manos demasiado pensativo para darse cuenta que Elena había salido del baño, se acercó sentandose a su lado descubriendo que era la foto del día de su boda, aquella que se sacó con Madame Rose mientras cortaban el pastel y ambas sonreían incluso se podía ver el brillo en los ojos de ambas. Morgan había encontrado la foto en uno de los cajones de la sala y esta decidió buscarle un marco, aveces interrumpía en la habitación para quedarse sentada observado la imagen, sonreía cada vez que veía como Madame Rose salía tan risueña y decía que parecía una actriz de cine con sus rulos bien formados.

— ¿La extrañas? — le pregunto mirandola a ella

— Siempre — respondió por lo bajo

Trago saliva y fruncio su ceño no queriendo hablar sobre sus sentimientos tan temprano, se paro de la cama poniendose unas botas luego se quito el abrigo de Thomas lanzandoselo y este lo atrapó como si nada viendola ir al armario, saco un abrigo de ella temblando como una hoja en el proceso, los ojos azules cielo de el hombre recorrieron su piel notando como se le habia puesto la piel de gallina. Dejó el marco de fotos donde lo encontró y camino hasta Elena, poniendose detrás de ella ayudándola con el abrigo, tomo su cabello con suma delicadeza alzando ligeramente para que esté no quedara aplastado por el abrigo, los ojos de la mujer lo vieron por el reflejo del espejo y noto en ellos muy en el fondo ese temblor que le indicaba todavía había un sentimiento muy diferente al odio, el capullo de una rosa entre la sequía que si regaba floreceria y si la dejaba estar moriría de sed como todas esas rosas que este ya había secado con su comportamiento.

— Vamos tienes que hacer el desayuno — dijo alejandose de allí hacia el pasillo

Noto que no la seguía y se dio vuelta cruzandose de brazos, alzo una ceja esperando que le dijera el por que no se había movido.

— Que esperas, estuve cuidando de ti toda la noche — reprocho bufando — Lo máximo que puedes hacer es el desayuno

— Lamento haberte causado molestias — dijo con una mueca

— Basta Thomas, ambos sabemos que no es así — negó cortandole el discurso

Elena bajo las escaleras despacio ya que los niños seguían durmiendo y camino hasta la cocina con Thomas siguiéndole el paso, le tendió los utensillos que este se quedó observando por unos minutos que fueron eternos para Elena, hasta que lo vio moverse por fin mientras ella tomaba café sentada en la mesada de la cocina, rio cuando lo vio intentas batir las huevos y le encantaba verlo frustrado.

Million Dollar Man - Tommy shelby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora