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Se habían agotado todas las entradas, el lugar estaba repleto y le hubiera encantado que Madame Rose estuviera aquí, miro el broche que nunca se sacó desde el día que su madre de corazón lo coloco en su cabello.

Respiró profundo y acomodó su cabello con sumo cuidado, el maquillaje estaba impecable y su vestido dorado pegado al cuerpo con un escote pronunciado, su collar favorito brillaba como un lingote de oro. Miro hacia su amigo Erik quien le dio la señal, entonces sus tacones resonaron hasta el telón que se alzo con majestuosidad, dejando a la vista el colosal teatro donde siempre soño.

Se paro en el escenario del teatro y la luz iluminaba su figura, los gritos de emoción se escuchaba en todo el lugar, allí entre las miles de luces enfocandola lo vio. Vio al hombre de su vida, sonrío totalmente enamorada cuando la opera detrás suyo comenzó a tocar, tomo aire y paso sus palmas sudorosas por su carisimo vestido.

— I've seen the world, done it all, had my cake now — canto bajo la luz de miles de focos — Diamonds, brilliant, and Bel Air now

Enfoco su mirada en su esposo, sentado allí en el palco luciendo un traje nuevo y fumando un cigarrillo, tan jodidamente ardiente como siempre.

— Hot summer nights, mid-July
When you and I were forever wild — sonrío con picardia — The crazy days, city lights
The way you'd play with me like a child

Tommy se acomodó disfrutando del espectaculo de su esposa, era para él y lo sabía, cada canción que hacía llevaba su nombre. Sus ojos brillaron como la primera vez que lo beso

— Will you still love me when I'm no longer young and beautiful? — canto llevando una mano a su corazón sintiéndose completa por la orquesta — Will you still love me when I got nothing but my aching soul?

Lo apunto con sutileza y él asintio ante la pregunta haciéndola derretirse por completo, claro que iba a amarla hasta que solo quedara un solo suspiro de eso no había duda alguna.

— I know you will, I know you will, I know that you will — asintio con él

Ocurrió rápido, los gritos en el teatro no tardaron en escucharse ante sus oídos, la sangre tiño su vestido y miro a su esposo el segundo disparo fue ejecutado.

— ELENA — escucho a lo lejos

Cuando la bala se estrelló en su pecho abrió sus ojos exaltada gritando en la oscuridad, las manos de Tommy se aferraron a sus mejillas, era un sueño. Fue un sueño, gimio de dolor en su pecho sintiéndose tan real

— Tommy — dijo su nombre temblando

— Elena, mírame — pidio Tommy secando sus lágrimas — Fue una pesadilla, solo una pesadilla

— Era demasiado real

Las lágrimas no paraban de correr y la angustia del momento la tenía temblando, Tommy susurraba palabras abrazando su cuerpo dándole calor. Charles apareció agitado en la puerta de la habitación, su esposo dio una palmada en la cama y el niño no tardó en unirse al consuelo.

— Nosotros estamos aquí, nada va a pasarte — dijo Tommy acariciando el cabello de Elena

Sus ojos se cerraron de nuevo aún con su corazón latiendo con rapidez, a la mañana siguiente se levantó con cuidado dejando a Charles y Tommy durmiendo, se colocó sus botas además de un abrigo. Se metió en la habitación de su hija que ya estaba despierta, ambas caminaron hacia el establo donde se subieron a su caballo, Elena necesitaba despejarse luego de ese sueño porque tenía el presentimiento de que no solo era un sueño. Era de esos que solía tener aveces, estuvieron andando sin rumbo fijo hasta que fueron encontradas

— Mamá — llamo Morgan — Papá

Tommy apareció a su lado, la niña aplaudió soltando una risa al verlo, ambos guiaron a los caballos hacia la mansión en silencio, Elena no era la misma después de eso y su esposo lo había notado. Cuando llegaron a el establo Charles se llevó a Morgan para su clase de violín, Elena le dio de comer a los caballos bajo la atenta mirada de su esposo.

— Deja de mirarme como si fuera a desaparecer — gimio Elena dándose la vuelta

— Dime que fue lo que te puso tan alterada Elena — pidio tomandola del brazo — Por favor dime que..

— Me disparaban, yo moría mientras tu veías todo — confeso interrumpiendolo sentandose en el suelo — Fue tan real que aún puedo sentir la bala estrellándose en mi pecho

Toco el lugar donde la bala había impactado y su cuerpo tembló

— Moría, yo moría y te dejaba solo — susurro más para si misma — Los niños estaban allí, me veían como yo veí a mi padre el día que murió

Tommy la vio tan consternada y se le fue el aliento, se dejó caer a su lado atrayendola a sus brazos, si decirlo era tan difícil entonces vivirlo fue un infierno. La idea de perder a Elena generó un conflicto en su cabeza

— Solo fue una pesadilla

— ¿Y si no lo fue? — se separo para mirarlo a los ojos

— A que te refieres Elena — dijo haciéndose el desentendido

—  No finjas, los dos sabemos que nuestros sueños no siempre son solo simples sueños Tommy — gruño Elena secándose las lágrimas

— Como es que lo sabes

— Tommy, estamos casados hace mucho ya deberías saber que puedo ser tranquilamente una bruja — dijo Elena

Suspiro rendida de tanto pensar, al volver a la mansión Elena vio a John jugando con Morgan este fingia tomar el té que la niña le servia, al menos sabía que si su pesadilla cobraba vida Morgan quedaría en buenas manos. Con un padrino como Arthur que le daría todos los caprichos, con Ada quien la aconsejaria ante un corazón roto, Charles que velaria sus sueños y Tommy que la sobreprotegeria haciendo salir corriendo a cualquier chico que se le acerqué.

— Este té es increíble Morgan — alago John con el meñique alzado como su estuviera tomando té con la realeza — No como esas cosas baratas que nos dan en la cocina

— Si mis empleadas te escuchan, escupiran tu té la próxima — dijo Tommy pasando por su lado

— Papá gracioso — hablo Morgan

— Tu papá no es gracioso, el tío John si — hablo haciéndole cosquillas

— Tío Finn — chillo Morgan — Quiero al Tío Finn

Finn aparto a John y tomo a Morgan en brazos quien le sacó la lengua a su tío John

— Ya vendrás a pedir que tome té contigo — gruño entrecerrando los ojos

La risa de Morgan inundó la habitación trayendo un momento de paz, la energía de el lugar cambió por completo y hasta contagio a más de uno.

Elena la miro y se preguntó como sería Morgan de adolecente, temió por su alma. No quería imaginarla en una vida donde hombres como Oswald Mosley gobernaran, nisiquiera pensaba que tratarán de aprovecharse de ella por el simple echo de ser mujer. Por eso debía hacer algo, tenía que detener a los hombres como Oswald Mosley quien ya había arruinado bastantes vidas, tenía el expediente en su despacho todas las víctimas de ese asqueroso hombre incluida Lizzie Stark quien se abrió con ella y le contó todo lo vivido.

Hazlo por Morgan, por Lizzie y todas las demás pensó. Hazlo por ti tambien Elena, conviertete en la emperatriz y hunde a el diablo.

Million Dollar Man - Tommy shelby Donde viven las historias. Descúbrelo ahora