Un gran paso

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Holaa!! Antes de empezar, perdón por la inactividad, se que ha sido mucho tiempo. Tenía ganas de hacer un capítulo más especial. Este se sale un poco de la historia, ya que se sitúa algunos meses antes. Pero me apetecía escribirlo porque creo que puede ser interesante ver como ambos tomaron una decisión muy importante. No os avanzo más y os dejo con el capítulo, espero que os guste!! ❤️❤️

                                       •••

*Narra Bruno*

Me encontraba en mi habitación, dándole un último repaso al trabajo de arqueología que tenía que entregar esa misma semana. Llevaba toda la tarde sentado en el escritorio y ya empezaba a estar un poco cansado. Me recosté en la silla, echando la cabeza hacia atrás mientras se me escapaba un suave suspiro. Vagamente alargué el brazo y cogí mi móvil. Le escribí un mensaje a Angel a ver como llevaba el trabajo, quería escuchar que él también estaba hasta los cojones.

El sonido del timbre hizo que dejase el mensaje a medias de escribir y rápidamente arrojase el móvil sobre la cama. Me levanté de un salto y casi corrí hacia la puerta. La verdad es que no esperaba a nadie, pero cualquiera me valía para desconectar un rato. Antes de abrir me peiné un poco, no tenía muy buenas pintas para recibir visitas. Al otro lado de la puerta se encontraba Pol, con una bolsa en la mano y el casco de la moto en la otra.

- Eyyy.- saludó con una media sonrisa.
-Pero buenoo...- sonreí. - No te esperaba por aquí.
- Ya, quería que fuese sorpresa y ha sido un poco improvisado, la verdad. - se apoyó contra el marco de la puerta - ¿Estás haciendo algo?
- Tirarme de los pelos por un trabajo de arqueología. - Pol sonrió y negó con la cabeza.
-Ves, es lo que tiene dejarlo todo para la última tarde. - solté un leve suspiro. - Pero no te preocupes he venido a salvarte. Nos vamos por ahí.
- Ufff... menos maal! No aguantaba ni un segundo más en ese escritorio.
- Si es que soy la ostia tío, acierto siempre.- dijo encogiéndose de hombros.
- Ya te veo ya...- contesté dándole un suave empujón. - ¿Hace falta que me lleve algo?
- No, ya lo tengo todo preparado. - alzó la bolsa que llevaba en la mano.
- Pues cojo el móvil y las llaves y salgo, no tardo nada. -dije corriendo hacia mi habitación.

Pol estuvo todo el trayecto sin decirme a donde íbamos, pero yo ya podía imaginármelo. Aquel era un camino que habíamos recorrido muchas veces. Íbamos a nuestra playa, el lugar donde tantas tardes habíamos pasado viendo atardeceres, bañándonos en bolas o simplemente tirados en la arena mientras nos tomábamos unas cervezas. La verdad es que cualquier plan que hiciésemos allí era bueno, aunque fuese sentarnos en la toalla a ver el mar en silencio absoluto.

Pol buscó el sitio perfecto y una vez que lo hubo encontrado extendió cuidadosamente la toalla. Se sentó y yo me tumbé junto a él, apoyando la cabeza en sus piernas. La playa estaba desierta, como de costumbre a esas horas durante los días de semana. Pol extendió el brazo y agarró la bolsa que había traído, de ella sacó dos cervezas y un puñado de cerezas.

- Tachán. - dijo agarrando la única cereza doble. - Sé que no soy nada original y que es el plan más típico de todos, pero es que es de mis favoritos. -sonreí.
- Sabes que a mi también me encanta. -contesté cogiendo una de sus dos cerezas. - Gracias por sacarme de mi casa, esto es mil veces mejor que la puta arqueología.
- No me des las gracias hombre, para eso estamos.- me hizo una suave caricia en la mejilla.

Nos quedamos en silencio, simplemente escuchando el mar y disfrutando de la preciosa puesta de sol. Me encantaban aquellos momentos, era como si hubiese alcanzado la tranquilidad absoluta. Me olvidaba del trabajo, de los exámenes, de todo. Solamente éramos él, yo y una puesta de sol.

- Pues esta tarde he estado en casa de Rai. -dijo Pol sacándome de mi trance.
- ¿Y qué dice? ¿Ya está mejor con su madre?
- Si, bueno, van avanzando poco a poco. - hizo una pequeña pausa. - Pero a lo que yo quería llegar... es a que me ha comentado que tiene un piso que necesita alquilar. - lo miré con cara de no saber muy bien lo que estaba sucediendo.
- ¿Como?
- ¿Te acuerdas de cuando te dije que su familia no estaba pasando por el mejor momento?- asentí. - Pues necesitan alquilar cuanto antes los pisos que tienen.
- ¿ Y se lo quieres alquilar, o que? A ver Pol, no se... ahora que por fin estas bien con tu padre y con Gloria, no creo que sea necesario irte allí solo y ...
- Nonono. - me interrumpió. - Quiero alquilarlo contigo.

Abrí los ojos como platos, levanté la cabeza de sus piernas y me senté junto a él. La verdad es que me había pillado completamente desprevenido. Yo me esperaba una cita tranquila, con cervezas, música y cerezas, no una proposición de aquel calibre.

- Pero vamos a ver Pol... - lo miré fijamente. - ¿Tu esto lo has reflexionado bien? Porque no estamos hablando de una tontería.
- Obviamente lo he reflexionado. Sé que es un gran paso, pero ya llevaba un tiempo dándole vueltas y que me dijese eso Rai ha sido como el empujón que me faltaba.
- No se tio... - suspiré. - Ya sabes que a mí me encantaría, pero estoy un poco acojonado y tampoco me quiero precipitar y dejarme llevar por la emoción del momento.
- Mira, si supiese que nos estamos metiendo en algo con trampas o que no vamos a poder pagar no te lo diría. Pero es que sé que vamos a estar de puta madre. - hizo una pequeña pausa. - Rai nos va a hacer una rebaja de la ostia, el piso está en muy buena zona, es del tamaño perfecto para los dos y si por algún caso nos agobiamos por lo que sea solo tenemos que decírselo y dejar el piso.
- ¿ Pero quieres hacerlo porque Rai necesita el dinero cuanto antes, o por que de verdad quieres que vivamos juntos?
- Joder, Bruno.- puso los ojos en blanco. -Te he dicho que ya le había estado dando vueltas antes. Pues claro que quiero vivir contigo. - sonreí. - Quiero que tengamos nuestro propio piso, que podamos follar en todas las habitaciones cuando queramos, que podamos pasearnos en bolas, que podamos hacer fiestones...

Podia ver como se le iluminaban los ojos y se le agrandaba la sonrisa mientras hablaba. Me hizo muy feliz oírlo hablar de nuestro futuro. De repente me parecía la mejor idea del mundo. Si, era un gran paso, pero joder, es que no era capaz de verle el lado malo. El piso de la yaya iba a seguir allí y si algún día quería volver iba a esperarme con los brazos abiertos. Además sabia que Rai iba a hacernos un buen precio y que si algún mes por lo que fuera íbamos un poco atrasados con el alquiler iba a ser comprensivo.

Pol seguía mirándome con una suave sonrisa, creo que nunca lo había visto tan ilusionado. Rebuscó en la bolsa que había traído y sacó una pequeña caja. Se puso de rodillas frente a mí y la abrió, revelando dos llaves.

- Bruno Bergeron. - me miró profundamente q los ojos. -¿Quieres vivir conmigo?. - me quedé congelado, con una sonrisa de gilipollas. - O bueno, al menos acompañarme a ver el piso...
- Pues claro que quiero vivir contigo imbecil.

Me lancé a besarlo con tanta intensidad que ambos acabamos tirados en la arena. Sus manos se deslizaron por mi cuerpo, intentando estrecharme contra él y sus labios parecían más suaves y cálidos que nunca. Yo pensaba que era imposible mejorar nuestras citas en la playa, pero acababa de demostrarme que no. Pol Rubio no había dejado de sorprenderme, y no quería que dejase de hacerlo nunca.

We are not friends [Brunol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora