Tragarse el orgullo

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*Narra Pol*

Las luces volvieron a encenderse, poco a poco, y de repente lo vi. Casi me quedo sin respiración. No importaba que estuviésemos enfadados o distanciados, verle bailar siempre activaba algo en mi interior y me transportaba a aquella primera vez en la que me presenté por sorpresa en su academia, cuando él aún lo llevaba en secreto. Aún a día de hoy me cuesta comprender como pudo haberse avergonzado de eso, si era increíble.

Mi padre, quien estaba a mi lado, me dió un codazo, sacándome de mis pensamientos.

- Míralo. -dijo señalando. -¿Lo has visto?
- Si si... ya lo he visto.

Me había insistido mucho en que él y Gloria me acompañaran. A Gloria le encantaba cualquier cosa que se hiciese en un teatro y a mi padre le había parecido la oportunidad perfecta. Así que finalmente accedí a sacar dos entradas más.

Bruno estaba guapísimo, llevaba el pelo engominado hacia atrás, unas mayas blancas y una camisa negra con algunos brillantes a juego con el vestido de la chica con la que bailaba. Yo flipaba con como la levantaba y la sostenía en el aire, parecía que no le costase ningún trabajo, como si estuviese echa de papel.

Durante la hora y media que duró la actuación conseguí olvidarme casi por completo del asunto del beso, y eso que Marcos también salía en la obra. Solo podía admirar aquellos saltos y giros que hacía, tan delicados y perfectos. Bueno... ¿y para que nos vamos a engañar? Tampoco podía dejar de admirar su culo y su paquete, pero es que con esas mayas era casi imposible.

Había dudado bastante entre si debía ir o no, pero al final, con la ayuda de mis consejeros particulares ( Ray y mi padre) me decanté por coger la entrada que llevaba ya semanas en el cajón. Aún seguía un poco enfadado, pero sabía que aquel era un día importante para Bruno y le hacía mucha ilusión que yo estuviese allí. Además había ordenado un poco mis ideas y ya tenía más clara la decisión que iba a tomar.

Cuando acabó la actuación me colé detrás del escenario. Conseguí llegar a la habitación en la que se encontraban los bailarines, asomé un poco la cabeza y vi como todos se abrazaban, reían y se felicitaban por lo bien que lo habían hecho. Me costó un poco más encontrar a Bruno, estaba sentado en uno de los sofás charlando con su pareja de baile. Esperé a que me mirase, no pude evitar sonreír, y le hice un gesto para que saliese.

- Ha sido increíble, lo has hecho muy bien.- dije.
- Muchas gracias. -me dedicó una sonrisa. -No esperaba que vinieras.
- Tuve mis dudas, pero aquí estamos.-me dejé caer en la pared. -He estado pensándolo mucho Bruno.
- ¿Y qué has pensado?
- Al principio sólo tenía ganas de mandarlo todo a la mierda. -suspiré. - Pero poco a poco he ido viendo que no todo es o blanco o negro.
- ¿ A qué te refieres?
- Me refiero a que sí, me has sido infiel, pero yo tampoco se lo que hubiese hecho estando en tu situación, he intentado verlo desde tu perspectiva. Además fuiste sincero y enseguida me contaste todo lo que había pasado.
- Ya te lo he dicho mil veces, pero de verdad que lo siento mucho. - dijo sin ser capaz de mirarme a los ojos. -Ya lo he hablado con Marcos y le he dejado las cosas claras, entre nosotros no volverá a pasar nada, sabes que te quiero a ti. Pero la cagué mucho.
- Lo se, yo también la cagué mucho contigo al principio, te hacia daño y tú siempre volvías a mí. - coloqué mi mano en su hombro. - Todos somos a veces un poco gilipollas Bruno. Pero a veces por las personas a las que quieres te tragas el orgullo y prefieres perdonar.
- Eso quiere decir... ¿qué estamos bien? - por fin me miró a los ojos.

Asentí y vi como se le iluminaba la cara. Me abrazó con todas sus fuerzas y en ese momento supe que había tomado la decisión correcta. Mi padre llevaba razón, puedes llegar a hacer cosas impensables por esa persona que te hace tan feliz.

- Te prometo que a partir de ahora lo haré bien, ni mentiras ni mierdas. -dijo aún sin despegarse.

Sonreí y lo besé. Solo habían pasado tres días, pero ya echaba de menos sus labios. Bruno me estampó contra la pared y siguió besándome, todavía con mas ansia, yo le agarré el culo con ambas manos, por fin, llevaba con ganas de hacerlo desde que empezó la actuación. Hubiésemos follado allí mismo, pero un ruido detrás de nosotros llamó nuestra atención. Nos separamos poco a poco y vi a mi padre y a Gloria parados a pocos metros de nosotros. Joder, que vergüenza.

- Perdón por interrumpir. -dijo mi padre. -Pero queríamos darte la enhorabuena. -dijo dándole unas palmadas en el hombro a Bruno.
- Felicidades, ha sido increíble.- añadió Gloria dándole dos besos.
- Muchas gracias. La verdad es que tanto ensayo a merecido la pena. -contestó con una sonrisa de oreja a oreja.

Se hizo el silencio, yo seguía deseando que la tierra me tragase. Pero Bruno estaba super feliz, como si mi padre no nos hubiese pillado a punto de follar.

- Bueno... ya he visto que habéis arreglado las cosas.
- Si, ya estamos mejor.- aclaré.
- Pues entonces me alegro de tenerte de vuelta, yerno.-Bruno sonrió y mi padre nos miró a ambos de arriba a abajo. -Bueno, ya nos vamos y os dejamos a lo vuestro...

Vimos como se alejaban y en cuanto desaparecieron por la puerta volvimos a besarnos. Esta vez fui yo quien lo empotré contra la pared, comencé a besar su cuello mientras empezaba a notar su erección. Le cogí el paquete, con las mayas no dejaba nada a la imaginación, y le hice un intento de paja por encima de la tela. Bruno soltó un suave gemido.

- ¿Vamos al baño? -le susurré al oido.
- Por favor. -contestó con la respiración entre cortada.

We are not friends [Brunol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora