"X"

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*Narra Pol*

Me encontraba en el salón con mi padre cuando vibró el móvil en mi bolsillo.

Bruno: arréglate para esta noche
Yo: por?
Bruno: he reservado mesa en el Blavis
Yo: no jodas
Yo: eso es caro
Bruno: no querrás que en nuestra primera cita vayamos al Burguer King

Joder, que esto va muy en serio. Hemos pasado de follar trece veces al día, a follar trece veces al día e ir a un restaurante pijo. ¿Quién me iba a decir que estaría rallándome por lo que me iba a poner para tener una cita con mi novio?

Yo: a qué hora has reservado?
Bruno: a las 9
Bruno: ¿Quedamos allí?
Yo: ok
Bruno: la mesa está a mi nombre, por si llegas antes.

Me levanté para dirigirme a la ducha. No tenía mucho tiempo.

-Esta noche voy a salir.- le dije a mi padre, quien se encontraba embobado mirando la televisión.
-¿A dónde?- escuché que preguntaba antes de que llegase al pasillo.
- A tomar algo por ahí.

Sin mirar atrás ni esperar respuesta entré en el baño. Me metí en la ducha y mientras el agua me caía por encima me pregunté por qué no le había contado a mi padre que iba a un restaurante caro con Bruno. Seguramente si fuese con una chica no estaría haciéndome esta pregunta. No es que no se lo haya dicho por miedo al rechazo, sino porque me encasille y me ponga una etiqueta para siempre. Para él solo existen dos tipos de hombres, los normales y los maricones. Además, tampoco me apetece que me haga preguntas de mierda en plan: ¿quién es la chica? Paso de dar explicaciones hoy, seguí a lo mío.

Cuando salí de la ducha me arreglé el pelo y me afeité. Después me dirigí a mi cuarto, aún sin tener ni idea de lo que iba a ponerme. Puede que ir con la chaqueta del traje fuese demasiado. Finalmente opté por una camisa blanca y unos vaqueros. Me eché un poco de perfume y le escribí a Bruno.

Yo: ya estoy
Yo: voy para allá
Bruno: en 5 minutos salgo

Salí por el pasillo, intentando esquivar a mi padre, por si me hacía más preguntas. Me puse los cascos y me dirigí al metro. Tardé casi cuatro canciones en llegar al restaurante. Bruno todavía no había llegado.

-Buenas noches.- dijo un hombre de avanzada edad que salía de detrás de la barra.
- Buenas noches.- contesté
- ¿En qué puedo ayudarle?
-Tengo una reserva. A nombre de Bruno Bergeron.- el hombre sacó una pequeña tablet de su bolsillo y comprobó la reserva.
-Acompáñeme por favor.- me guió hasta una mesa situada cerca de la barra.
-Gracias.- me senté y comencé a ojear la carta

El restaurante era pequeño, pero acogedor. Aunque estaba demasiado vacío para ser un sábado por la noche. Era la primera vez que estaba allí. No solía salir mucho a comer y si lo hacía iba al Mcdonalds o a algún sitio por el estilo.

Yo: ya estoy
Bruno: acabo de bajar del metro
Bruno: 1 minuto

Me encontraba mirando la carta de postres cuando apareció Bruno por la puerta. Joder, estaba guapísimo. Llevaba una americana negra, una camiseta blanca básica debajo y uno pantalones grises. Me miró y no pude evitar sonreírle. Cuando me devolvió la sonrisa me di cuenta de lo afortunado que era. Es que es mi novio joder, todavía no acabo de asimilarlo. Finalmente nos saludamos y se sentó.

- Estás muy guapo.- dije acariciandole la mano sutilmente.
-Gracias, lo sé. - Volvió a colocar su mano sobre la mía.- Tú también estás muy guapo.-sonreí.
- Está bien el sitio.
-¿Si?¿Te gusta? - asentí

El tiempo se nos pasó volando. Hablamos sobre los antiguos compañeros del instituto, sobre los exámenes, series, la universidad. También de vez en cuando había algún roce sutil por debajo de la mesa. Cuando miramos el reloj habían pasado casi dos horas y todavía no habíamos pedido ni el postre.

- ¿Te acuerdas de lo que te dije el otro día? ¿Lo del viaje a Roma?
-Claro ¿Por?
- He hablado con mi madre y dice que puedes venir a pasar con nosotros la Navidad.
-Ah ,¿que iba en serio? Creia que era una broma.
-Nonono, completamente en serio. Dice que tiene ganas de conocerte.
-Buah, no he salido nunca de España.- aún no lo asimilaba.
- Pues dentro de nada nos vamos dos semanas a Italia. Si te parece bien, claro.
-¿Cómo no me va a parecer bien? Si es la ostia.- dije sonriendo de oreja a oreja.

Que me iba a ir de vacaciones con Bruno a Roma, a pasar la Navidad con su familia, completamente surrealista. Yo, que apenas había ido más allá de Tarragona.

- Ahora que me acuerdo... tenemos algo pendiente.- sacó un papelito de el bolsillo de su americana, lo desdobló y me mostró la "X"
-No me esperaba que hubieses sacado letra.
-Siempre es buen momento para una letra.- rozó mi pierna por debajo de la mesa.
-Ya lo creo... ¿Has pensado en algo?
-Claro.
-Sorpréndeme.
-Ya lo verás...- rozó mi paquete con su pie.

Pedimos la cuenta, ni si quiera tomamos postre. Quería averiguar lo que Bruno tenía preparado lo antes posible. Salimos del restaurante y se quedó parado en mitad de la calle, observando los coches que pasaban.

- ¿Vamos a tu casa?- pregunté. Él asintió y continuó mirando el tráfico.
-Ya está aquí.
-¿Cómo?
-El taxi que he pedido.

No me costó demasiado unir cabos. Íbamos a hacerlo en el taxi. Esta vez se había pasado.

- Tío, ¿estás loco o que? - se acercó al coche y me abrió la puerta para que subiese primero.
-Sssh, tú entra.

Era una locura, pero tampoco me iba a negar, así que obedecí y subí al taxi. Saludamos al conductor y Bruno le dió su dirección, teniendo en cuenta el tráfico llegaríamos en unos diez minutos. Nos sentamos uno junto al otro, yo en el medio y él en el lado izquierdo.

A los pocos minutos se quitó la americana y la colocó sobre nuestras piernas. La fiesta iba a comenzar.A continuación empezó a desabrocharme los pantalones .

-Que nos va a pillar...- le susurré al oido.
- Tú no hagas ruido e intenta mirar al frente.- contestó.

Metió su mano bajo mi pantalón y comenzó a masajear mi polla por encima de los boxers.

-¿Puede subir un poco el volumen de la radio? Por favor. - preguntó Bruno sin parar de masturbarme.
- Claro.- contestó el taxista.

En aquel momento me era muy difícil no hacer ningún ruido y más aún no cambiar la expresión de mi cara, el conductor miraba constantemente por el retrovisor y no quería que me viera con cara de orgasmo.

Bruno había acelerado la intensidad de su mano. Decidí hacer lo mismo que él y comence a masturbarlo con ganas. Quería hacerlo sufrir y que le costase tanto contenerse como a mi.
Necesitaba besarlo, o no podría aguantar más mis gemidos. Nos besamos apasionadamente durante un buen rato, me la sudaba que el conductor no parase de mirarnos por el retrovisor, aún no había visto lo que estábamos haciendo más abajo.

-Para... o me corro. -me susurró al oido con la respiración algo agitada.

Hice caso y retiré la mano de su entrepierna, pero él continuó. De repente el taxi paró, ya habíamos llegado, estábamos tan a lo nuestro que no nos habíamos enterado. Nos abrochamos los pantalones lo más rápido que pudimos,pero ya era tarde, me había pillado con la bragueta bajada. Nadie dijo nada. Finalmente pagamos y salimos del taxi.

Bruno se encontraba buscando la llave del portal cuando el taxista bajó la ventanilla.

-¡La próxima vez os hacéis la paja en vuestra casa, maricones!- gritó y antes de que nos diera tiempo a reaccionar se largó.
- Menudo gilipollas.- dijo Bruno con cara de pocos amigos mientras abría la puerta.
-Nosotros también nos hemos pasado bastante...
-Ya lo se, pero lo de maricones se lo podía haber ahorrado.
-¿Pero tú sabes lo que van a hacer ahora los maricones ?- dije pulsando el botón del ascensor y mirándolo con una sonrisa picarona.
-¿Que van a hacer?
-Acabar la paja que han empezado en el taxi del cipote ese.- lo empotré contra una de las paredes del ascensor.

We are not friends [Brunol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora