Manta y Netflix

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*Narra Pol*

Cuando comenzó el confinamiento Rai nos propuso a Minerva, a Biel y a mí ir a pasar unas semanas a su casa de Girona (quien dice casa dice mansión). Oti no podía ir porque había ido a pasar la cuarentena a su pueblo con su familia.

Yo obviamente acepté la invitación, pero con una condición; que Bruno también viniera. Rai no puso ninguna pega, ya habían coincidido varias veces y no se llevaban mal.

Nos pasábamos los días jugando a juegos de mesa, viendo películas, haciendo deporte, bañándonos en la piscina y saliendo a tomar el sol al jardín. ¿Quién me iba a decir a mi que pasaría unas semanas en una mansión gracias a una pandemia mundial?

Así que allí estábamos, tirados en el sofa viendo La casa de papel un sábado noche. Minerva y Rai hacía ya un rato que se habían ido a la habitación y Biel se encontraba en el sofa de al lado nuestro, haciendo fuerza para no cerrar los ojos. Bruno estaba tumbado con la cabeza sobre mis piernas, no podía verle muy bien los ojos, pero sabía que llevaba bastante tiempo dormido, porque ya no comentaba la serie cada tres minutos. La verdad es que no era mi plan más habitual un sábado por la noche, pero no estaba nada mal.

Comencé a trazar suaves patrones en su pelo, mientras lo miraba. Es la primera vez que estábamos tanto tiempo juntos, las 24 horas del día. Siempre he sido muy independiente y me ha dado cierto respeto eso de vivir con tu pareja. ¿Qué pasa si discutís? ¿Qué pasa si no te apetece verlo? ¿Qué pasa si os cansáis el uno del otro? Con Bruno todas esas incógnitas y pequeños miedos desaparecían . Vale, solo llevábamos tres semanas en la misma casa, pero gracias a él esas tres semanas habían parecido dos días.

Cada día que pasaba tenía más claro que quería compartir mi vida con él. Obviamente no íbamos a irnos a vivir juntos este año, ni el que viene, pero se que lo haremos algún día. Se me había pasado por la cabeza el llegar incluso a casarnos. Yo, Pol Rubio, pensando en bodas. Increible.

Me levanté lentamente para no despertar a Bruno y con mucho cuidado lo cogí en brazos para llevarlo a la cama, como hacía mi madre cuando yo era pequeño. Le di las buenas noches a Biel, quien se quedó acabando el capítulo y me dirigí a nuestra habitación, menos mal que no tengo que subir las escaleras, pensé. Lo dejé sobre la cama y lo tapé, Bruno se revolvió un poco, pero no llegó a despertarse.

- Te quiero Brunete. -susurré después de darle un suave beso en la frente.

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Holaa!! Quería traeros este pequeño especial para intentar haceros un poquito más amena la cuarentena. Se que se sale de la historia, porque se supone que están en roma, pero me apetecía escribir un capítulo así.

Espero que os haya gustado ❤️❤️

We are not friends [Brunol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora