Roma

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*Narra Pol*

Tiriri tiriri. Extendí el brazo y apagué el despertador. Cualquier día normal hubiese querido reventarlo contra el suelo, pero hoy no, hoy madrugar merecía la pena. Eran las 6:15 y apenas había dormido, estaba demasiado nervioso. Bruno y yo habíamos quedado a las 7 en la puerta de la terminal.

Tras unos minutos de estar tirado en la cama me levanté, me puse la ropa que había dejado preparada el día anterior y fui a despertar a mi padre, quien aún seguía empeñado en acompañarme al aeropuerto. Desayuné algo rápido y volví a comprobar que lo llevaba todo en la maleta, no podía olvidarme nada. Una vez que mi padre estuvo preparado bajamos a la calle y paramos un taxi. Ya íbamos bastante justos de tiempo y el aeropuerto estaba lejos.

-¿Qué tal? ¿Estás nervioso?- preguntó mi padre.
-Pues... no he podido dormir en toda la noche.
-Tú tranquilo. Que no pasa nada, seguro que te lo vas a pasar bien.- suspiré.

Llegamos poco más de cinco minutos tarde a la terminal. Bruno ya se encontraba allí, con una maleta enorme en la mano. Él aún no sabía que venía mi padre por lo que se sobresaltó un poco al vernos llegar. Ya se habían conocido hace unos meses, cuando Bruno fue a buscarme y acabó ayudándolo a colgar un cuadro, pero en aquel momento nosotros todavía no estábamos juntos. Quería que se conocieran como es debido así que volví a presentarlos.

-Bueno... pues Bruno este es Alfonso, mi padre.
-Encantado.- dijo estrechándole la mano.
-Y papá, este es Bruno.- continué.
-Encantado.- contestó aún sin soltarle la mano.

Nos quedamos unos segundos en silencio, ninguno de los tres sabíamos muy bien que teníamos que hacer. Noté como mi padre estudiaba a Bruno, de arriba a abajo.

- ¿Deberíamos irnos ya, no? - me dirigí a Bruno.
-Si, cuanto antes facturemos mejor.- contestó agarrando el asa de la maleta.
-¿Lo llevas todo? - preguntó mi padre.-¿El DNI, el billete, dinero suficiente...?
-Sii, tú tranquilo. Que ya lo he revisado todo veinte veces.
-Vale, pues que tengáis buen viaje chicos.
-Gracias.- contestó Bruno con una sonrisa.

Me acerqué a darle un abrazo de despedida a mi padre.

-Tráeme una postal o algo de recuerdo.- dijo aún sin soltarme.
-Claro que si.
-Y usad condón... - me susurró.
-Pfff joder papa.- no pude evitar ruborizarme un poco

Cuando me alejé y agarré mi maleta se quedó mirando a Bruno.

-Ven aquí yerno, dame un abrazo tú también. Él se río y obedeció. Me dieron ganas de sacarles una foto.

Finalmente nos despedimos de mi padre y entramos al aeropuerto. Nos quedamos mirando los paneles para saber a dónde había que ir.

- Tenemos que ir para allá, lo primero es facturar.
-Yo no tengo ni puta idea de esto así que te sigo y ya está.

Una vez facturadas las maletas fuimos a comer algo, después nos dirigimos a la puerta de embarque y nos sentamos a esperar a que abrieran, quedaba poco más de una hora para que saliera el avión.

-No sabía que le habías contado a tu padre lo nuestro.- asentí.
-Se lo dije la semana pasada. Es que ya me parecía una gilipollez seguir escondiéndoselo.
-¿Qué te dijo?
-Le dio bastante igual la verdad. Dijo que lo importante es que fuese una buena persona y que podía hacer lo que quisiese con mi vida.-Bruno sonrió.
-Y tú preocupado todo este tiempo.
-Pfff, ya ves...

Apoyé la cabeza en su hombro y a los pocos minutos noté como cada vez me costaba más mantener los ojos abiertos.Bruno me despertó cuando abrieron la puerta de embarque, cogimos las maletas y nos pusimos en la fila. A los veinte minutos comenzamos a entrar en el avión, aquello era más pequeño y estrecho de lo que imaginaba. Pasaron al menos otros diez minutos hasta que comenzó a moverse. Agarré la mano de Bruno, he de reconocer que estaba bastante cagado.

-¿Pol Rubio asustado?-negué.
-Cállate.- cerré los ojos y apreté su mano con fuerza cuando empezó a acelerar.

El avión comenzó a despegar, el cuerpo me hizo algo raro, como si estuviese subido en una montaña rusa. Finalmente me atreví a abrir los ojos y a mirar por la ventana, aquello era increíble.

-Mira.- agité la mano de Bruno para que él también se asomase.- Nunca había visto una nube tan de cerca.- me acerqué mas al cristal para verlo mejor.- Buah ¿Ves La Sagrada Familia?

Él sonrió y me dió un beso en la mejilla. No aparté la vista de la ventanilla en casi todo el viaje. Bruno se recostó contra mí, se puso los auriculares y se durmió. Tardamos casi dos horas en llegar a Roma, el aterrizaje me dió menos miedo del que esperaba. Finalemente cogimos las maletas y bajamos del avión.

-No me puedo creer que esté en Italia.
-Ya verás... te va a encantar.- Bruno pasó el brazo por mis hombros y me atrajo hacia él.- Mira, ahí está mi madre.

Cuando nos vio comenzó a correr hacia nosotros, Bruno soltó las maletas y se fundieron en un abrazo. Llevaban sin verse desde septiembre, lo cuál era bastante. Cuando se separaron Eva, su madre, me miró sonriente y se acercó para darme dos besos.

- Tú debes de ser Pol ¿verdad?
- El mismo.
- Bruno me ha hablado mucho de tí. Podría decirse que cada vez que lo llamo.- sonreí.
-¿ Ah si?- miré a Bruno, quien un poco avergonzado negó con la cabeza.

Cuando salimos del aeropuerto Salvatore, el novio de Eva, se encontraba esperándonos en el coche. Bruno ya me había hablando antes de él. No le caía del todo bien, pero había aprendido a tolerarlo con el paso del tiempo. Tardamos un buen rato en llegar al piso. Este se encontraba cerca de la Piazza de Santa María, en el centro de la ciudad y era bastante amplio, mucho más que el mío. Bruno me guió hasta nuestra habitación y nos pusimos a deshacer el equipaje. La alcoba era bastante simple, tenía una cama de matrimonio, un armario, un escritorio y una ventana por la que se podía ver la plaza.

- Me encanta.- dije asomándome a la ventana para poder verla mejor.
- Pues todavía no has visto nada cariño...

We are not friends [Brunol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora