Mi chulito

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*Narra Pol*

Hoy era el día, hoy hacia ya cuatro años desde que Bruno y yo habíamos empezado a salir. Aquello era una locura, parecía que hubiese sido ayer cuando lo recogí de danza y nos fuimos a aquel parque. Y la verdad es que estos cuatro años habían dado bastante de sí, nos habíamos ido a vivir juntos, de viaje a Roma...

He de reconocer que yo no soy mucho de creer en el destino, porque si todo estuviese ya escrito ¿que emoción tendría la vida?. Pero claramente Bruno era la excepción, sabía que siempre habíamos estado predestinados y que todavía nos quedaba una larga historia. Había una especie de vocecita en mi interior que cada vez que estábamos juntos me decía: es él.

Para celebrarlo decidí darle una pequeña sorpresa. Aprovechando que se había ido a danza y que estaría solo casi toda la mañana decoré un poco la cocina, con algunas velas y globos en forma de corazón. También hice pasta para los dos, la misma receta que hizo él cuando me invitó a cenar después de volver de Roma. Sé que no es lo más currado ni original, pero es que mis dotes culinarias no dan para mucho, además aquello era algo muy nuestro. De postre y para rematar, unas cerezas, que obviamente no podían faltar.

La verdad es que estaba un poco nervioso, sabía que estaba a punto de llegar y no podía dejar de mirar el reloj al dos por tres. Cuando escuché que se abría la puerta fui casi corriendo hacia ella.

- ¡Ya estoy aquí! -dijo echando una hojeada rápida y dando un pequeño respingo cuando me vio allí.

Tiró la mochila al suelo, y se dirigió hacia mí con una suave sonrisa. Colocó sus brazos alrededor de mi cuello y me atrajo hacia él, uniendo nuestros labios en un cálido beso, que poco a poco se fue volviendo mas intenso.

- Feliz aniversario, chulito.- dijo acariciándome el pelo.
- Feliz aniversario Brunete. - le di un beso rápido, antes de situarme detrás de él y taparle los ojos con las manos.
- Uyuy, ¿una sorpresa?
- ¡Tsshh! Calla...-  comencé a guiarlo hacia la cocina, cuando llegamos le destapé los ojos y pude ver como le brillaban . - ¡Sorpresa! Sé que es un poco cutre, pero... - rápidamente negó con la cabeza y me calló con un beso rápido.
- Es la ostia Pol, me encanta. - me abrazó. - Y los macarrones tienen una pintaza. -dijo sentándose a la mesa.
- Macarrones no eh. - me puse más serio y alcé el dedo- Penne rigate alla puttanesca, un respeto.
- Vale, vale, perdóneme chef. - contestó entre risas. - Debes de haber estado un buen rato preparando todo esto. - dijo mirando a nuestro alrededor, yo me encogí de hombros.
- Es que la ocasión lo merecía. -serví los macarrones. - Y todavía hay algo más, pero te lo enseño después de comer, que no quiero que se enfríe.
- Joder... nunca te habías currado tanto un aniversario. - me colocó la mano en la frente.-¿Tienes fiebre o algo?. - me reí y negué con la cabeza.
- Me apetecía tener algún detalle contigo. Además, fuiste tú el que hace dos años se presentó en mi casa con un ramo de flores y me invitó a pasar un día en el parque de atracciones. -sonrío y dejó escapar un suave suspiro. - Comparado con eso mis macarrones no son nada.
- No digas eso tío, me ha encantado- me acarició la mano y bajó el tono de voz. - Y te confieso que estos macarrones le dan mil vueltas a los de la abuela de Niccola.

La comida transcurrió tranquila, como siempre. Con un tema de conversación detrás de otro, y es que en cuatro años que llevábamos nunca habíamos tenido un silencio incómodo, cada tema era más interesante que el anterior. Aquello era algo que me encantaba, podíamos estar hablando durante horas, sin ser conscientes de nada más, solo él y yo. A veces nos metíamos tanto en nuestro mundo que la comida se nos terminaba quedando helada.

Cuando terminamos de comer me levanté de la mesa y saqué de uno de los armarios el regalo que tenía preparado. Ojalá haber podido sacarle una foto a Bruno en aquel momento, por la forma creo que ya se estaba intuyendo un poco lo que podía ser. Rompió el papel con cuidado y se quedó mirando el regalo con la boca abierta, para que después apareciese en su cara una gran sonrisa.

- Pol... me encanta. -me miró con los ojos brillantes. - No sabía que todavía tuvieses esta foto.
- Pues claro, ¿como quieres que la borre?. -se acercó a mí y me envolvió con sus brazos, dejando descansar la cabeza en mi hombro.

Había enmarcado el selfie que nos hicimos la noche que me quedé en su casa a dormir, para estudiar para el examen de catalán. Era bastante grande y le había comprado un marco muy bonito. Aquel fue un día que marcó un antes y un después en nuestra relación, puede que no en el buen sentido, pero sin duda fue muy importante. En aquel momento ninguno de los dos supimos muy bien como reaccionar e incluso estuvimos varios días sin hablar, pero ahora miramos para atrás y nos reímos de aquella noche.

- Yo también te he comprado una cosa.- alcé las cejas. - Que ya te pensabas que se me había olvidado eh...

Fue corriendo hacia el salón y escuché como abría uno de los cajones, para regresar con un paquete rojo, que me tendió con una media sonrisa. Lo desenvolví rápidamente, como un niño pequeño cuando ve los regalos debajo del árbol de navidad. Me quedé mirándolo con cara de tonto. Era una chupa negra de cuero, parecida a la que terminó rompiéndose hace unos años de tanto como me la ponía. Llevaba una etiqueta echa a mano en la que decía : "para que sigas siendo mi chulito"

- ¿Te gusta? -preguntó acercándose más a mí.
- Me flipa. - coloqué mis brazos alrededor de su cuello y lo atraje para unir nuestros labios. - Muchas gracias Brunete... te quiero mucho.
- Yo te quiero más. -rozó suavemente mi nariz con la suya y volvió a unir nuestros labios.

We are not friends [Brunol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora