Juntos pero separados

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*Narra Bruno*

Me desperté y encendí el móvil para mirar la hora, las 11:13. Me di la vuelta para ver a Pol, quien aún dormía .Es que el cabrón era guapo hasta durmiendo.

El día anterior no habíamos hecho mucho, me apetecía estar con mi madre y descansar así que bajamos a ver la plaza, que era lo que más cerca estaba y nos comimos una pizza en el restaurante de la esquina. Me quedé mirando a Pol y no pude evitar sonreír.

-Ey... dormilón.- le acaricié la mejilla.- Que ya es la una.

Pol gruñó y me dio la espalda, nunca había llevado muy bien eso de que lo despertasen, bueno, ni él ni nadie. Pero yo no iba a rendirme. Pegué mi cuerpo al suyo y le rodeé la cintura con el brazo.

-Venga, levántate ya.- le susurré al oído.
-Déjame un ratito más porfa.- comencé a dejar suaves besos en su cuello
-No, no te dejo.- le di la vuelta bruscamente y me subí sobre él.- Tengo muchas ganas de enseñarte la ciudad.- él suspiró.
-Ya vooy, pesado.- dijo frotándose los ojos.

Le di un suave beso y fui a vestirme. Abrí el armario y saqué una camiseta gris holgada y unos vaqueros rotos. Pol finalmente se levantó de la cama y antes de dirigirse al baño para darse una ducha miró el movil.

- Joder tío. Me has dicho que era la una y son las once y veinte.- me mostró la pantalla.
- Es que si no no te hubieses levantado.- dije atándome los cordones de las botas.
- Puede ser.- contestó encogiéndose de hombros.

Desayunamos con mi madre y su novio unos dulces típicos que habían traído de la pastelería y después comenzamos nuestra visita turística por ciudad. Teníamos dos semanas, por lo que íbamos sin prisa.

Teníamos pensado ir a todos sitios andando, para mí es la mejor forma de conocer una ciudad. Por la mañana visitamos El Coliseo, solo por fuera, ya entraríamos otro día. Comimos en uno de mis restaurantes favoritos y después, aprovechando que no habría tanta gente fuimos a La Fontana di Trevi e hicimos lo típico de tirar una moneda y pedir un deseo, todo bastante cliché.

Me encantaba ver la cara de felicidad de Pol y como le brillaban los ojos, él no había tenido la oportunidad de viajar y yo me sentía muy afortunado, su primer gran viaje estaba siendo conmigo. Ojalá y sea el primero de muchos, pensé.

Visitamos El Panteón y pasamos el resto de la tarde andando sin un rumbo fijo hasta que comenzó a anochecer. Volvimos a casa, para mi sorpresa esta estaba vacía, mi madre aún no había vuelto del trabajo.

-¿ Estamos solos?- preguntó Pol asomándose a la cocina. Asentí. - ¿Te apetece hacer algo?
-¿Cómo qué?- me hice el tonto, pero sabía exactamente a qué se refería.
- No se... hace mucho que no sacamos una letra.
- Pues está jodido porque no las tenemos aquí.
-Bueno, pero podemos improvisar o algo.-se encogió de hombros. De repente se me encendió la bombilla.
-Podríamos hacer algo un poco distinto, si te parece bien, claro.
-¿Qué propones?- dijo cruzándose de brazos.
-Ir al Censured, una especie de pub de ambiente que hay por aquí cerca. Y no se... soltarnos un poco la melena.- Pol se quedó mirándome serio con una ceja alzada.- Repito, solo si te parece bien.
-¿Con soltarnos un poco la melena supongo que te refieres a liarnos con otros tíos, no?- asentí.
-Me refiero a que si nos apetece hacer un trío o ir al cuarto oscuro o lo que vaya surgiendo que no nos cortemos.- Él me miraba asintiendo.- Juntos... pero separados ¿sabes?
-Vale, podemos probar.- sonreí.- Pero solo hoy. No se si estoy preparado para una relación abierta.
-Claro, solo esta noche. Yo tampoco quiero una relación abierta, así estamos muy bien.

Estuvimos viendo una película, cenamos y comenzamos a arreglarnos para salir, ya eran casi las doce. Pol se puso la chupa de cuero negra y yo la americana, arreglados pero informales.

No tardamos mucho en llegar a la discoteca. Esta era enorme y había mucha gente. En el medio se situaba la pista de baile y junto a ella la barra, luego más apartada se encontraba la sala oscura. Pol y yo nos quedamos plantados en la puerta.

- ¿Preparado para la aventura romana? - pregunté.
-Preparadísimo.- contestó asintiendo, acto seguido me agarró la mano y me arrastró hasta la pista de baile.

Intentamos llegar como pudimos al medio, donde más gente había y comenzamos a bailar una canción de Cheer que ninguno de los dos nos sabíamos. Pol colocó las manos en mi cintura y me atrajo a él, metí una de las piernas entre las suyas y comencé a moverme. Así fue como terminé perreandole a Pol Rubio en una discoteca gay de Italia, lo se, surrealista.

Comenzamos a liarnos, con ansia mientras nuestras erecciones hacían fricción. La verdad es que me moría de ganas de llevármelo al cuarto oscuro, pero tenía que resistir. Continuamos besándonos y bailando durante un buen rato. Finalmente decidí ir a por algo de beber.

- ¿Quieres que te traiga algo?- le pregunté casi gritando para que me escuchase, él asintió.
-Un ron con cola, porfa. -le hice un gesto con el pulgar y me dirigí a la barra.-Espera. -volvió a agarrarme la mano.- ¿Te importa que pruebe algo con el tío ese de ahí? Lleva mirándome un rato.
-Adelante hombre.- miré al tío que había señalado. - yo vuelvo enseguida.

Pedí los dos cubatas y volví a la pista de baile para buscar a Pol y darle el suyo. No tardé mucho en localizarlo. Se encontraba liándose con el que me había dicho antes y le estaba metiendo mano sin mucha discreción. Este era un poco más alto que él, un par de años mayor y tenía el pelo rizado.

Rápidamente le di el cubata y comencé a buscar mi próximo objetivo, ya que Pol se encontraba muy liado. No me hizo falta buscar mucho.

-¿Come stai bello? - me dijo alguien al oido.

Me di la vuelta. El chico era rubio, delgado y más o menos de mi edad, más que italiano parecía nórdico. No estaba nada mal.

- Molto bene.- contesté colocando los brazos sobre sus hombros y acercándome cada vez más.- ¿Come te chiami?
- Martino.- comenzó a bajar las manos poco a poco hasta mi culo.
- Un piacere Martino.

Antes de que pudiese decir nada más rompí el poco espacio que quedaba entre nuestros labios. Y comenzamos a liarnos con ganas, mientras él me tocaba el culo con una mano y yo le tocaba el paquete lo más discretamente posible.

Desde mi perspectiva podía ver a Pol perfectamente y él podía verme a mí, solo estábamos a unos cuantos metros. Mantuve los ojos abiertos durante todo el beso, esperando que él hiciera lo mismo en algún momento. Cuando por fin los abrió, nos quedamos mirando fijamente mientras ambos nos liábamos con nuestros  respectivos ligues de una noche. Aquel momento me puso demasiado cachondo, más aún de lo que ya estaba, es que podría haberme corrido ahí mismo. Necesitaba a Pol en aquel momento, a tomar por culo el Martino este.

-É stato un piacere. Chao! -me separé de él como pude y fui hacia Pol.

Él también dejó ahí plantado a su ligue, he de reconocer que me dieron un poco de lastima.

-¡Vamos a la sala oscura ya por favor! - dijo poniendo cara de cachorrito.
- Vamos.- contesté colocando mi brazo alrededor de sus hombros.

Volvimos a casa cerca de las cinco, medio borrachos y con el cuello lleno de chupetones. Tenía claro que esa noche no iba a olvidarla nunca.

We are not friends [Brunol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora