Durante toda la noche no he podido pegar un ojo. El constante pensamiento de lo que tendría que pasar el día de hoy no dejaba de consumir mis adentros espantando toda pizca de sueño. Como ha de esperarse tengo unas ojeras de mapache bajo mis ojos cubriendo gran parte. No acostumbro a traer tan enormes ojeras conmigo, puede que siempre cargo con ojeras y mi estado no es el mejor, pero la persona que me devolvió la mirada esta mañana incluso a mí logró sorprenderme y no de una buena manera. Ni hablar de mi cabello, ni siquiera recuerdo la última vez que lo había lavado y arreglado. Había optado por atarlo en una coleta alta con un goma elástica, dejando sobresalir dos flequillos a los lados. Una falda negra con medias del mismo color, una blusa color blanco y tenis a juego era mi vestimenta para el día de hoy.
Abrí la puerta y salí caminando a un paso lento. La verdad es que no tenía muchas ganas para asistir a clases y la precencia de los Miller sólo lograba disminuir aún más las buenas razones para hacerlo.
—Al fin sales Mikaela. Estaba a punto de congelarme aquí afuera—su voz rasposa me tomó por sorpresa. Había asumido que se abría adelantado. Su alta estructura se encuentra recostada de la pared, uno de sus pies levantado hacia la pared soportando su peso. Frota sus manos y las sopla con su boca tratando de trasmitirles calor.
Termino de salir y Asher se pociona a mi lado.
—No te pedí que me esperaras—añadí cortante.
Sus manos se mantienen en la misma posición entrelazadas. Sin lugar a dudas está que se muere del frío y no puedo evitar sentirme culpable por ello, ya que está así por mi culpa. Sabiendo que es temporada de invierno no trae ropa adecuada con el clima helado que hace. ¿qué persona olvida algo como eso? Si hace frío usa ropa adecuada para el frío, igual cuando hace calor.
—Lo sé pero quise hacerlo—expresa acoplándoce a mis pasos—¡oh! ¡te has arreglado!
Empieza a urgar mi cabello con sus manos de manera apresurada. Varios mechones sobresaliendo de el intento del moño que con tanto esfuerzo me había peinado.
—¡Deja de tocarme Miller maldición!—apreté sus manos con fuerza en y las aventé lejos de mí. Estaban tan frías como si hubiesen acabado de sacarlas de un conjelador. Agarré mi mochila y saqué de ellas un par de guantes que siempre traigo conmigo, ya que a Adrien también le da mucho frío en las manos y a pesar de haber pasado el tiempo desde que se fue sigo manteniendo la costumbre. Aunque nunca he experimentado con alguien que posea manos tan frías como la de él—Ten.
Sus pasos cesaron por coincidente también detuve los míos. No es como si fuera algo extraño lo que estuviese haciendo, sólo le cedía unos guantes a una persona. Pero su cara de confusión y estupefacción me dan a entender lo contrario. Como si estuviera ofreciéndole algo super importante que fuese imposible creer que se lo estuviera cediendo. ¿tan extraño es ceder unos guantes?
—¿Qué es eso?—le miré con incredulidad. Lo cual pareció notar, ya que añade—Sé que son guantes, pero ¿por qué me los estás ofreciendo?
Las calles se tiñen de un color brillante por el reflejo de la luz solar mientras que poca cantidad de personas la transitan. Mientras Asher odservan de manera fija mi mano que es tendida hasta él. Una de sus cejas alzadas con curiosidad.
—Sí no los quieres los tiraré a la basura.
Moví la mano que tenía extendida hacia él en una amague de bajarla, no me quedaría como una estatua de pié con la mano extendida, sentía que era mi obligación entregárselos después de todo aunque no se lo haya pedido y mucho menos querido, está así por esperarme afuera con este clima. Pero antes de bajarla por completo Asher la tomó retirando los guantes de ella con facilidad.
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𝑺𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒊𝒎𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂, ¿𝑨𝒖̀𝒏 𝒎𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒓𝒊̀𝒂𝒔?
Non-Fiction𝑬𝒍 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒐́ 𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒎𝒂́𝒔 𝒊𝒏𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒅𝒂, 𝒋𝒖𝒔𝒕𝒐 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒑𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒎𝒂́𝒔 𝒃𝒂𝒋𝒐. 𝒀 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆̀𝒏 𝒔𝒆 𝒇𝒖𝒆. 𝑬𝒔 𝒂𝒒𝒖𝒊́ 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒆𝒏𝒛𝒐 𝒚𝒐...