Mikaela.
Por mucho que tratara de negarlo, los sentimientos no mienten y lo que crecía rápidamente dentro de mí por Asher, eran sentimientos de querer. Cuando una persona empieza a desarrollar sentimientos por otra, haga lo que haga no se puede detener, y mucho menos ocultar. Así que había empezado a resignarme y sólo aceptar el hecho de que sí, me gusta Asher.
A pesar de sus locuras, comportamiento de niñato y todos esas cosas que en un inicio me parecieron poco atractivas de el y por las cuales he empezando a sentir atracción. No importa si lo acepto internamente, nadie tiene porqué enterarse de lo que siento, y me aseguraré de que este sentimiento quede enterrado, no surja, ni muestre sus ramas. Porque eso sólo me haría débil de nuevo, volvería a ser lo de antes, y eso es lo que más temo. Volver a confiar, volver a sentir todo aquello que me destrozó, volviéndome en lo que soy ahora.
He confirmado que con él me siento despejada, libre y completamente a gusto. Como cuando sostuvo mi mano aquel día y no la solté, o como cuando ató los tirantes de mis zapatos.
—Capullo, sal de tu habitación un momento—llama el abuelo, intoduciendo su cabeza por la puerta hacia mi habitación, pareciendo alguna clase de topo saliendo de su cueva.
La casa ha estado en completo silencio durante todo el día, además la abuela no se ha aparecido por ningún lado, incluso en la hora de comer no se presentó. Asumí que había salido o se ha ocultado para luego hacer de las suyas como es común.
Me remuevo incomoda en el sofá cerca de la ventana y acerco el libro que sostengo entre mis manos. Procedo a humedecer mis labios con mi lengua mientras aferro mis dedos al objeto repleto de páginas.
—No quiero salir abuelo, estoy leyendo.
—¿Sí?.
preguntó con un tono entre sarcasmo y serio.
—Sí, por eso lo he dicho.
Siento como sus pasos se aproximan hasta detenerse al frente de mí y observarme fijamente.
—El libro está al revés Mikaela—suelta sin gracia con uja voz neutral, como si se estuviera burlando pero a la vez tratara de reprimirse.
Dejo caer el libro de inmediato, cerrandolo con brusquedad y lo odservo para confirmarlo por mí misma. Y sí, en efecto estaba sosteniendo el libro al reverso. ¿tan mal estoy? Porque ésto no hace más que confirmar lo distraída que estoy.
Sintiendo la sangre subir hasta mis mejillas y calentarlas por el sonrojo que de lo más seguro me recorre, levanto la mirada y al conectar con la de el abuelo, me encojo levemente en vergüenza.
A esto es a lo que me refería, estoy volviendo a sentir cosas ante situaciones minimalistas como lo hacía antes.
—Estoy implementando una nueva forma de leer...—invento una mentira para salir de la vergüenza y conforme lo hago me siento más idiota—... leer al reverso.
—Siempre te ha ido pésimo la mentira.—el abuelo alzando sus manos, alcanza mi nariz y deposita un ligero golpecito en ella con una sonrisa. Esa acción es como una extraña manía por parte de él, recuerdo que desde pequeña lo ha hecho cuando se siente bien o en un ambiente cómodo, como lo es ahora—ahora baja, hay una sorpresa para ti en la sala de estar.
Arrugo mi cara en gusto de no entender nada, instandolo a hablar con la mirada, una sorpresa ¿porqué, tan repentino?. No es como si fiera un día especial o algo por el estilo, es sólo un fin de semana más estando en mi rutina diaria en la casa.
—Es una sorpresa Mikaela, no diré nada. Sólo date prisa.
Tomó de mi mano guiandome hasta la salida y cerrar la puerta en mi cara, ¿Qué mierdas está sucediendo? Decido de dejar de aplazar esto y voy directamente a la sala. Me extraño al ver que el lugar está lleno de maletas y la puerta principal abierta. Escucho murmullos desde la cocina, identifico la voz de Matias, la de la abuela, sin embargo hay una tercera voz masculina que no consigo identificar por la lejanía. Con curiosidad me acerco a pasos lentos hacia dónde provienen las voces, mis pies cuidando a cada momento donde piso más de lo común. Empujo con cuidado la puerta dejando entrar la mitad de mi cuerpo en la cocina.
ESTÁS LEYENDO
𝑺𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒊𝒎𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂, ¿𝑨𝒖̀𝒏 𝒎𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒓𝒊̀𝒂𝒔?
Non-Fiction𝑬𝒍 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒐́ 𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒎𝒂́𝒔 𝒊𝒏𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒅𝒂, 𝒋𝒖𝒔𝒕𝒐 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒑𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒎𝒂́𝒔 𝒃𝒂𝒋𝒐. 𝒀 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆̀𝒏 𝒔𝒆 𝒇𝒖𝒆. 𝑬𝒔 𝒂𝒒𝒖𝒊́ 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒆𝒏𝒛𝒐 𝒚𝒐...