Maratón de " SIAMQ " 3/5
La semana había pasado con rapidez, tanto que si no hubiese visto la pantalla del celular y ver que es sábado estaría yendo a la secundaria. Me levanto de la cama, busco con mis pies las pantuflas para levantarme y camino hacia el baño.
Despuésde tomar una larga ducha y estar vestida, salgo con el propósito de buscar algo de desayunar. El recordatorio de haber quedado con Asher para hacer el trabajo hoy empezaba a ponerme de los nervios y no de buena manera. Asher es un sinvergüenza y extrovertido no pongo en duda sus atributos en ese sentido. Sin embargo Anabel, es decir, la abuela es una persona carismática por así decirlo y le encanta usar sus extraños disfraces para asustar, pero ya que estoy acostumbrada a ello no causa ningún tipo de impresión en mí. El problema está en que conociendo las personas de esta casa no me dejarán en paz. Y la combinación de sus explosivas personalidades no daría un buen resultado.
—Sólo espero que nos dejen hacer el trabajo sin mucho alboroto—susurro a la vez que reprimo un bostezo.
La casa está bastante silenciosa lo cual me parece extraño, además de que la abuela no ha hecho acto de presencia esta mañana en mi habitación. Ignorando el hecho de que algo me gritaba que esto no está bien me dirigí a la cocina.
Al entrar Papá había preparado Waffles y vertía un poco de miel sobre ellos. De manera inevitable relami mis labios, la baba saliendo de mi boca, aclaro que no es baba en forma literal, es decir que moría de ganas por comerlo.
Él pareció notar mi precencia ya que giró hacia mi.
—Buenos días Mikaela—saludó con una sonrisa emergiendo en su rostro.
El envase con la miel reposa en sus manos, mientras un delantal rosa cubre las parte delantera de su cuerpo. No veo la necesidad de usar un delantal para hacer Waffles, pero bueno cada quien tiene sus creencias ¿no?
—Buenos días Matias—le devuelvo el saludo pasando por su lado hasta llegar al refrigerador.
—¿Dormiste bien?—se acerca a mí entregándome un plato lleno de Waffles y con mucha miel rociada por encima. Delicioso.
Me alejé hacia la mesa tomando asiento en la misma. Sin titubeos tome un Waffle dándole una gran mordida.
—Normal, como todos los días—murmuré con la boca llena—¿dónde están los abuelos?
—Han de estar en el jardín, no lo sé.
Asentí en silencio dada por terminada la conversación.
Siempre es así nuestra relación se ha viento tan distante, tan incómoda, tan... desconocida para mí. Desde la muerte de mamá cada día siento que nos alejamos más, esa relación que existía entre padre e hija... entre mi padre y yo se ha ido desvanecido poco a poco hasta el pudo de hablar como simples desconocidos e incluso peor. Rara vez me atrevo a mirarle a los ojos y él a mí. Su razón de no verme es porque en mí ve la causante de la muerte de su esposa, mi mamá. Y yo tengo miedo de mirar aquellos ojos tan fríos y distante que calcinan mi alma.
—¿te ha estado llendo bien en la escuela?—pregunta él tomado asiento a mi lado.
Al estar tan cerca me permito mirarlo de reojo.
Diversas arrugas empiensan a llenar su cara, haciendole lucir más viejo de lo normal. Es de esperarse que en personas de su edad sin poder evitarlo comienzen a notarse las arrugas, pero su estado es aún más de lo que imaginé. Un rastro casi invisible de barba empieza a salir su rosto y notables canas empiezan a emergir en su cabello.
—Sí—contesté sin más.
Me levanté de la silla llevando los platos hasta el lavado para a continuación tomar una taza y llenarla hasta revocar de cafeína. Mi mente me dice que la necesitaré para mantener lo ojos bien abiertos con la abuela, su inesperada ausencia empieza a preocuparme, en cualquier puede emergir de cualquier rincón, techo o debajo de cualquier lugar que sea útil para esconderse bien. Al terminar de llenarla, la lleve hasta mi boca empezando a tomar su contenido hasta el fondo, limpio el resto de café que se haya pegado a mi boca pasando mi mano por la misma y salí de la cocina.
ESTÁS LEYENDO
𝑺𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒊𝒎𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂, ¿𝑨𝒖̀𝒏 𝒎𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒓𝒊̀𝒂𝒔?
Non-Fiction𝑬𝒍 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒐́ 𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒎𝒂́𝒔 𝒊𝒏𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒅𝒂, 𝒋𝒖𝒔𝒕𝒐 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒑𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒎𝒂́𝒔 𝒃𝒂𝒋𝒐. 𝒀 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆̀𝒏 𝒔𝒆 𝒇𝒖𝒆. 𝑬𝒔 𝒂𝒒𝒖𝒊́ 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒆𝒏𝒛𝒐 𝒚𝒐...