Analizándolo bien desde que los Miller han aparecido en mi círculo de vida de alguna manera poco a poco he empezado a mejorar, aunque me niego a aceptarlo en voz alta. Las constantes pesadillas que no me dejaban descansar y en consecuencia surgiendo el insomnio, dejaron de frecuentar.
Mis ataques de melancolía abrumando mis días y noches han ido disminuyendo considerablemente, al igual que mis pesamientos desagradables y en ocasiones incluso suicidas. Siendo entendible teniendo dos chicos como lo son August y Asher, ellos se han convertido en ese tipo de persona que aún sin ellos intentarlo, y yo sin querer aceptarlos, se han convertido en mi escape, haciendo que sólo pueda consentrarme sólo en ellos y de alguna forma olvidar todo aquello que en su tiempo hacia de mis días grises.
Luego está Aila. Una chica en la cual me siento extrañamente reflejada a pesar de ser casos distintos y que me hace querer esforzarme al máximo para poder ser por lo menos un poco de impulso en su vida. Aunque Apenas la conosco siento la necesidad de protejerla ante cualquier adversidad que la vida pretenda poner en su camino. También la señora Miller se ha portado muy linda conmigo desde aquella vez que vine y aunque no he compartido mucho con ella he logrado sentir su amabilidad de cerca.
—Así que esta es tu habitación—hablo a la vez que entro despacio dentro de la habitación, ya que luego de que se presentó e hizo un escándalo en la habitación de Aila, me ha arrastrado en contra de mi voluntad hasta su habitación, con la excusa de que ya habíamos pasado toda la tarde juntas y que ahora era su turno de estar conmigo. Ignoré el hecho de que estaba tomando deciciones por sí mismo, sin mi permiso. No lo golpearía o haría un escándalo aquí, después de todo es su casa—al contrario de lo que imaginé es muy ordenada.
Tenía la completa razón, todo estaba perfectamente ordenado. La cama tendida sin una sóla arruga, no hay ningún rastro de desarreglo por toda la habitación, ni un calcetín o calzón, nada. Incluso los cuadros y fotos colgados en la blanca pared estaba alineados sin error, como si todo fuera parte de una película, nadie podría mantener todo ordenado de esta manera, a menos que fuera algo irreal. En los pocos casos de ser así y no ser irreal, es debido a que tiene algo que esconder. Como la escena de algún asesino que hace todo de manera que no sea sospechoso a simple vista, pero debajo de toda esa capa de amabilidad y orden esconden los secretos más perturbadores.
—De casualidad no tienea un cadáver escondido por aquí ¿verdad?—murmuro sólo lo suficiente alto para que el me escuche.
No es que esté dudando ni nada, sé que Asher no mataría ni un insecto.
—¿Cómo sabes?—costesto. Su voz sale lenta y ronca a la vez, como si se hubiese acabado de levantar de una larga siesta.
Sus palabras no consiguen inmutarme, permaneciendo en mi lugar giro a verlo con seriedad y añado:
—No es gracioso Asher.
Él suaviza su rostro y saca la lengua burlonamente como un niño pequeño.
—Tú y Aila estuvieron viendo muchas series, por eso estás así—comenta acercándoce, sus manos introducidas dentro de los bolsillos de su pantalón deportivo—ahora, ¿qué hacemos para pasar el tiempo?
—¿y quién te dijo que haríamos algo?—alzo un de mis cejas desafiante.
—Yo lo decidí, y así se hará—dijo con arrogancia, sonriendo con amplitud—además aún te queda tiempo para cenar—añadió.
Bueno siendo sincera no tenia nada mejor que hacer. Entonces sus últimas palabras llamaron mi atención.
—¿cenar?—pregunto sin comprender nada.
Él hace un extraño movimiento sin importancia, a la vez que busca algo entre sus cajones.
—Sí, mamá está preparando pasta italiana, es un plato exquisto y no es por alardear ni nada, pero le quedan riquísimos—relamió sus labios con detenimiento y sin evitarlo mi mirada calló en ellos, rápidamente levanté mi mirada y la centré en su cara.

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𝑺𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒊𝒎𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂, ¿𝑨𝒖̀𝒏 𝒎𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒓𝒊̀𝒂𝒔?
Non-Fiction𝑬𝒍 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒐́ 𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒎𝒂́𝒔 𝒊𝒏𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒅𝒂, 𝒋𝒖𝒔𝒕𝒐 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒑𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒎𝒂́𝒔 𝒃𝒂𝒋𝒐. 𝒀 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆̀𝒏 𝒔𝒆 𝒇𝒖𝒆. 𝑬𝒔 𝒂𝒒𝒖𝒊́ 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒆𝒏𝒛𝒐 𝒚𝒐...