—No es que no sepa divertirme o entablar una conversación normal—digo por enésima vez, tratando de que August deje de darle vueltas al tema de que soy aburrida y todo su discurso mal estructurado—es que con ustedes es imposible hacerlo, son como niños encerrados en el cuerpo de dos jóvenes. No entienden, no oyen y hacen lo que quieran hacer. Tú por ejemplo eres un bajo tolerante al alcohol y pierdes el control con tan sólo tomar dos sorbos de cualquier bebida. Y luego está Asher—el último mencionado me odserva con una cara de expectativas increíbles. Su cara reposando sobre las palmas de sus manos—bueno Asher es Asher—suelto sin emoción.
Ambos dejan escapar sonoros suspiros de decepción.
Nuestra relación había aumentado considerablemente. Al final, sí terminé aceptándolos como mis amigos, después de todo lucharon bastante para conseguirlo y conforme avanza el tiempo voy descubriendo lo encantadores que ambos son, a su manera claro está. No más negaciones o grandes insultos de mi parte, eso no quiere decir que haya dejado de insultarlos y golpearlos de vez en cuando, pero había disminuido bastante la constancia con ello.
—Nos acaba de insultar ¿cierto?—August me señala con su dedo mientras dirije su pregunta a Asher.
Ellos a su manera se llevan bien, sin embargo he notado cierta tensión en ellos de vez en cuando, que no consigo pasar desapercibida. Son unos primos realmente extraños.
—Sí, lo ha hecho.
Asher movió su cabeza de un lado a otro negando, como si quisiera decir que mi acción no era aprobada por él, es decir que no era buena.
—Al menos sus insultos han evolucionado a gran manera, así que no me quejo, antes era mucho más cruel. Ahora es toda una ternurita—dejó de apuntarme con su dedo, procediendo a hacer movimientos raros, que a lo mejor en su opinión eran considerados tiernos.
—No soy ninguna ternurita, ¿olvidas los golpes que te propino por idiota?
—No, ¿cómo podría hacerlo? En un principio me parecía que tus golpes eran suaves, pero ahora no—hace un gesto de desagrado.
—Sí, tuve alguien que me enseñó perfectamente como golpear—la imagen de Adrien se posó en mi mente con un poco de melancolía, lo extraño. Sus visitas nocturnas, haciendo que no duerma hasta que a él le diese sueño, ahora podríamos pasar la noche en vela porque también padezco de insomnio. Sus extrañas, pero por alguna razón razonables ocurrencias. Incluso sus "Mocosa" me hacen falta. Escuchar su estruendosa voz, sus risas por lo torpe que puedo llegar hacer, su tono molesto cuando hago algo que no le agrada, su sobreprotección. Sus ojos marrones que tanto me recuerdan a mamá, todo en él lo extraño—pero admitanlo aún así me aman—alegue con arrogancia, esperando por sus negaciones.
Pero nunca llegaron.
—¡Claro te amamos!—August se levanta de su asiento apoyando sus manos sobre la metálica mesa, llamando la atención de los demás en el aula.
Sentí vergüenza al sentir toda la atención sobre nosotros. Mi mente se nubló y mis labios se negaron a emitir palabras. Su respuesta no era lo que espera para nada, las personas constantemente se niegan a mostrar de manera abierta sus sentimientos y tratan de mostrar lo menos posible su afecto por eso esperaba de su parte la negación que es a lo que sucumben la mayoría de las personas normales.
Debí saber que ellos no son personas normales y que sus reacciones son inesperadas.
—Por supuesto que te amamos Gorila—apoyó Asher más calmado y serio.
Eso sólo hizo que mi corazón empezara a avanzar como loco. Desde que estuve en su casa la semana pasada cosas extrañas empiezan a sucederme. Sus palabras cursiles que antes no causaban nada en mi, empezaron a tomar importancia. Su cercanía consigue ponerme un tanto nerviosa y varias veces me he descubierto a mi misma sonriendo como loca desquiciada mientras odservo su espalda. Además de que a cada rato mis pensamientos son ocupado por él, Asher Miller.
ESTÁS LEYENDO
𝑺𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒊𝒎𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂, ¿𝑨𝒖̀𝒏 𝒎𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒓𝒊̀𝒂𝒔?
No Ficción𝑬𝒍 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒐́ 𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒎𝒂́𝒔 𝒊𝒏𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒅𝒂, 𝒋𝒖𝒔𝒕𝒐 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒑𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒎𝒂́𝒔 𝒃𝒂𝒋𝒐. 𝒀 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆̀𝒏 𝒔𝒆 𝒇𝒖𝒆. 𝑬𝒔 𝒂𝒒𝒖𝒊́ 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒆𝒏𝒛𝒐 𝒚𝒐...