Asher.
Los pasillos iluminados son lo único que distingo a mi alrededor, mis pies se mueven sin un lugar de destino, mi estabilidad de equilibrio no siendo la mejor, sintiendo todo mi cuerpo pesado y agotado como si hubiese tendido días sin dormir siquiera un poco.
Las cosas no siempre son como la planeamos desde un principio, muchas cosas suelen torcerse e irse a un lado mejor o algo completamente contrario. Sabemos que llega un momento donde forjamos metas y hacemos todo lo posible por cumplirlas, sin embargo la mayor parte del tiempo abunda más el hecho de que las cosas se tuerzan de manera desastrosa y todos aquellos planes que trasaste se desvanecen en un instante.
Aveces la vida puede ser muy cruel y arrebatarte algo que en su momento no sabias que era preciado y con mucho valor, más te obliga a adaptarte a ello, porque de lo contrario te estancas en un mismo lugar.
Para mi desgracia fui de esas personas que se estancan y se refugian en la soledad, conviviendo con el silencio y siendo uno con él. Fue un momento en el cual no fui yo mismo, tan sólo un saco de huesos y órganos defectuosos. Cuando las cosas se ponen difícil creemos que aislarce es la mejor solución.
No molestaré a nadie con mis preocupaciones.
Lo mejor es mantener silecio.
No sirve de nada mostrar mi debilidad.
Está bien no querer mostrar tu debilidad, porque es tuya y no es necesario que la compartas a menos que quieras, pero mantener silencio con las cosas que resulten dolorosas no es la solución, no hay que pensar que molestarás al contar aquello que te preocupa a otros.
Al final terminarás preocupando más al no decir nada, el hecho de que no muestres lo que sientes sólo genera más curiosidad y tal vez ansiedad por saber lo que sucede, personas que te quieren y luchan por permanecer a tu lado.
De la nada siento el impacto de una persona estrellarse contra mi pecho, había estado tan sumergido en mis pensamientos que no me percaté de que una persona venía en mi dirección, la cual ahora tiene su cara estampada contra mí.
Suspiro con cansancio.
Bajo mi cabeza para mirar a la persona que aún permanece pegada a mí. Una larga cabellera rubia es lo primero que consigo odservar, ya que su cara es cubierta por su cabello, entonces siento sus manos ascender hasta mí y se acurruca en mi pecho sin levantar su cara.
¿Porqué tiene que existir gente tan estúpida en esta vida?
—Eres lindo, ¿Quieres divertirte?—su voz chillona se hace precente al conjunto de una sonrisa consiguiendo que me asombre, y me hace querer vomitar de lo tan detestable que es.
En un brusco movimiento, sólo lo suficiente para no ocasionarle daño, la aparto tomándola por los hombros y estableciendo así distancia entre los dos. Al hacerlo la expresión en su rostro es incomprensible. Sus ojos son de un color azul intenso y me miran en busca de una respuesta por mi acción. Es más que claro que una persona normal reaccione de ésta manera.
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𝑺𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒊𝒎𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂, ¿𝑨𝒖̀𝒏 𝒎𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒓𝒊̀𝒂𝒔?
No Ficción𝑬𝒍 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒐́ 𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒎𝒂́𝒔 𝒊𝒏𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒅𝒂, 𝒋𝒖𝒔𝒕𝒐 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒑𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒎𝒂́𝒔 𝒃𝒂𝒋𝒐. 𝒀 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆̀𝒏 𝒔𝒆 𝒇𝒖𝒆. 𝑬𝒔 𝒂𝒒𝒖𝒊́ 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒆𝒏𝒛𝒐 𝒚𝒐...