Maratón de " SIAMQ " 4/5
Asher se había quedado petrificado en su lugar sin saber que hacer, literalmente sólo respiraba sin despegar su mirada de el frente. Su pecho sube y baja de manera anormal y por un leve momento pienso que está a punto de darle un ataque cardíaco, pero eso es imposible sólo por esto ¿verdad?. Es imposible que sólo por un susto se valla a morir ¿verdad?
La duda empieza a recorrer cada minúscula parte de mi cuerpo alertandome me inmediato. La idea de tener un cadáver en mi habitación, el papeleo que hay que hacer para sacarlo de aquí y entregarlo a sus falimiliares, todas las pruebas quedarían en mi contra y tendré que pasar el resto de mis días en una miserable cárcel. El olor a metal se impregnaría en mis fosas nasales, tendré que convivir con más personas de las que ya convivo, sin lugar a dudas la idea no era para nada tentadora. Mis pies se movieron al instante en que esos pensamientos subieron a mi mente hacia a Asher.
—Oye—le llamé, pero no se movió—oye—volví a llamar y su reacción fue la misma, nada—¡Mierda reacciona o te haré reaccionar a golpes Asher!—exclamé sitiendome nerviosa derepente, estos cambios de humor ya no los soporto.
Está vez si hubo reacción de su parte. Levantó su mano señalando con su dedo al frente y me miró.
—S-slenderman—se atrevió a decir con voz levemente ahogada—¡mide dos metros es slenderman!—repitió captando él mismo lo que decía y a una alta velocidad se ocultó tras de mí tomando mis hombros por detrás, mirando de reojo a la figura de al frente conmigo de escudo.
Una figura totalmente blanca como la nieve y que mide alrededor de dos metros como dijo Asher se encuentra frente a nosotros. Un traje completamente negro con sólo una corbata blanca hace contraste con esa enorme cosa, yace en su cuerpo. Al mirar más arriba me topo con su rostro, no tiene ojos, nariz o cejas, lo único que acompaña su pálido rostro es una enorme sonrisa, tan enorme y descompuesta que al tan sólo verla sabes que no es humana. Un líquido rojo y un tanto viscoso se desliza por lo que deberían ser dedos, pero unas largas garras negras están en su lugar, al igual que de su boca.
—G-gorila protégeteme con tu fuerza—dice Asher apretando su agarre en mis hombros.
¿a quién cree que le llama gorila? No le pateo las tablas que lleva por trasero sólo por el estado en el que está y no dudo que con algo como eso caiga. Leves espasmos salen de su cuerpo, sus piernas parecen gelatina de lo tanto que se mueven.
—Abuela, baja de ahí y sal de mi habitación. Tengo que hacer un trabajo de la secundaria con éste chico... y mira como lo tienes con tu extraño fetiche.
La figura empieza a moverse acercándose a nosotros.
—¡Aaaah! ¡se mueve, se mueve, se mueve!—Asher empieza a zarandearme por los hombros consecutivamente, dando saltos que más de emoción parecen de gallina intoxicada.
—¡Ya lo sé idiota, deja hacer un escándalo por esto!—le pellizco la mano que posaba en mi hombro izquierdo recibiendo un quejido de su parte—Miedocito—me burlo.
—Capullo tú trayendo un compañero a casa, estoy tan orgullosa de ti—la voz de la abuela sale de el interior de la cosa de dos metro que usa como disfraz, tal vez sonriendo en el interior. Alcanzando con uno de sus enormes brazos del traje mi cuerpo hasta dejar leves golpecitos en mi cabeza de manera cariñosa.
¿Cómo demonios entró eso a la habitación?
—¡Aaaah! ¡te tocó, te tocó, te tocó!—volvió a chillar Asher, esta vez en mi oído.
Le pegué en la cabeza
—Ya deja eso, es molesto. ¿Qué no vez que sólo es mi abuela?
—Soy Anabel, abuela de Mikela—extendió el gran brazo de su disfraz y tocó el hombro de Asher juguetonamente.

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𝑺𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒊𝒎𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂, ¿𝑨𝒖̀𝒏 𝒎𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒓𝒊̀𝒂𝒔?
Nonfiksi𝑬𝒍 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒐́ 𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒎𝒂́𝒔 𝒊𝒏𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒅𝒂, 𝒋𝒖𝒔𝒕𝒐 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒑𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒎𝒂́𝒔 𝒃𝒂𝒋𝒐. 𝒀 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆̀𝒏 𝒔𝒆 𝒇𝒖𝒆. 𝑬𝒔 𝒂𝒒𝒖𝒊́ 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒆𝒏𝒛𝒐 𝒚𝒐...