Camino sobre el asfalto hasta la parte trasera del auto y saco mi equipaje. Acabamos de llegar del campamento hace apenas unos minutos, el viaje ha sido un poco agotador al contrario de cuando fuimos, por lo que lo primero que haré al llegar será hecharme a dormir luego de una larga ducha, de sólo pensarlo siento ganas de ir corriendo y hacerlo.
Nina y August no habían viajado con nosotros, ellos decidieron volver en el autobús.
Por el rabillo del ojos miro hacia la casa notando que todo está tranquilo y en buen estado, lo que es extraño.
—Déjame ayudarte con eso—dice Asher tomando de mis manos el equipaje. Abro la boca tratando de protestar y decirle que puedo hacerlo sóla, pero el me interrumpe diciendo:—sé que eres fuerte y te gusta hacerlo todo de manera independiente y te entiendo, pero ahora no tienes que hacerlo todo por tu cuenta, ya que siempre estaré para ayudarte porque no estás sola.
—Bien, bien lleva todo mi equipaje pero no tiendes que darme una charla por eso—respondo rápidamente cerrando la cajuela del auto—anda camina, no tenemos todo el día y estoy agotada, quiero descansar.
Me desplazo hasta la puerta, pero me detengo al darme cuenta de que él no me sigue. Al girarme a verlo, él permanece en el mismo lugar, como si estuviera pensando en algo serio.
—¿Sabes qué?—se acerca y deja un bolso de los dos que traía a ambos lados en mis manos. Arrugo mi entrecejo sin entender su acción—es mejor de esta manera, porque así... —alcanza mi mano uniendola con la suya—puedo tomar tu suave y cálida mano—alza su brazo trayendo así también la mía arriba sonriendo—vamos.
No digo nada y sólo lo sigo.
—Habrá un interrogatorio desde que nos vean así.
—No importa, así todo el mundo se enterará que finalmente has caído por mí y soy el más afortunado debido a eso.
Y yo soy la más afortunada por encontrar a alguien que derribe mis muros, dejándome libre.
En cuestión de segundos ya estábamos en la puerta de la casa, a punto de entrar. Con lentitud giro el pomo de la puerta y ejerciendo un poco de presión, la abro. Al hacerlo todo parece indicar que está muy tranquilo o que no se encuentran en casa.
—Parece que no están en casa—digo de modo que sólo Asher lo escuche.
—Sí, eso parece pero ¿por qué susurras?—responde imitando mi acción inconsciente de hablar bajo—andando llevaré esto a tu habitación. ¡Abuelo, abuela, Matias, ya estoy en casa!
Me alarmo y en un auto-refelo le golpeo el hombro con mi mano libre.
—¿Qué estás haciendo? Si nos escuchan será un grave problema. Claro, en caso de que estén aquí...
No es que esté avergonzada o algo parecido, es sólo que conociendo a la abuela no me dejará en paz por unos buenos meses. Esa señora, a pesar de su edad, recuerda cosas que para una persona normal es imposible hacerlo y lo más probable es que me recuerde una por una, todas las veces que haya mencionado algo sobre no salir con nadie, o el hecho de que no me interesaban estas cosas.
—¡El capullo ha vuelto!
Olvídalo, estoy muerta.
—¿¡El capullo!?—interroga el abuelo saliendo detrás de la abuela—¡Si lo ha hecho!
Ambos bajan las escaleras de una manera tan apresurada que me preocupaba el hecho de que pudiesen caer u hacerce daño, por la forma en que bajaron.
El abuelo se acercó primero a Asher dándole un gran abrazo.

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𝑺𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒊𝒎𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂, ¿𝑨𝒖̀𝒏 𝒎𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒓𝒊̀𝒂𝒔?
No Ficción𝑬𝒍 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒐́ 𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒎𝒂́𝒔 𝒊𝒏𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒅𝒂, 𝒋𝒖𝒔𝒕𝒐 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒑𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒎𝒂́𝒔 𝒃𝒂𝒋𝒐. 𝒀 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆̀𝒏 𝒔𝒆 𝒇𝒖𝒆. 𝑬𝒔 𝒂𝒒𝒖𝒊́ 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒆𝒏𝒛𝒐 𝒚𝒐...