Un extraño sonido llamó mi atención.
Sordo y casi imperceptible para una persona, sin embargo, conviviendo con la abuela mis sentidos se han agudizado de una manera increíble, mayormente el auditivo, ya que cualquier mínima cosa cerca de mi alrededor consigo escucharlo.
Me muevo de manera lenta en la cama hasta girarme y ver hasta la ventana para encontrarme con nada. Todo parece estar de manera completa en orden.
Me pareció ver que las cortinas que adornan la ventana fueron movidas. Me incorporo en la cama atrayendo mis pies hasta mi estómago, las sábanas cubriendo mi cuerpo, paso mi mano por mi cabello y dejo escapar un suspiro.
—No es nada—susurran a mi oído con un tono ronco y bajo.
Unos carnosos labios tocando la piel descubierta de mí oído y siento su respiración chochar contra mí cuello. Por un momento me congele por lo repentina de la acción. Hasta que mi cuerpo reacciona automático en defensa. Mis manos sujetan las contrarias del sujeto en mi habitación y empleando una maniobra consigo girarlo tirando de su brazo contra su espalda, dejándolo contra el suelo me posiciono sobre el individuo colocando mis rodillas a cada lado de sus piernas y sentándome encina de su ancha y delgada espalda.
Un quejido sale de su boca al sentarme encima, esto debido al peso que ejerzo sin intensión.
Los reflejos de la luna se filtran hasta la habitación y noto una abundante y sedosa cabellera negra, que sin duda reconocería. Sin pretenderlo mis cejas se ven fruncidas por la actual situación. Es entonces cuando una pequeña risa sale de sus labios que lo confirmo.
—Siempre estás preparada para el peor de los casos Gorila.
Saca su cabeza del suelo y gira quedando hacia arriba.
—Tengo que estarlo, de lo contrario cualquier cosa podría pasar y yo no tendría el cómo prepararme—tenía razón, Adrien me enseñó de la mejor manera posible que podría aparecer lo inesperado en cualquier momento y la vida se encargó de probarlo de la peor manera.
Asher se incorpora conmigo aún encima de el por lo que con su movimiento intento levantarme, pero él impide que lo haga cuando me toma del brazo y me deja en la posición inicial. No me resisto y dejo que mis pies se posicionen a ambos lados de sus caderas quedando sobre él.
—Eso no lo pongo en duda, después de todo eres mi tierno gorila. Lo has dejado claro con cada uno de tus movimientos, has aprendido bien. Creo que fácilmente podrías convertirte en un digno oponente—Asher sonrió de manera juguetona mientras colocaba un mechón de mi cabello que se había colado, hasta atrás de mi oreja con delicadeza.
Es increíble lo mucho que hemos avanzado sin siquiera darnos cuenta. Cuando una persona te hace sentir cómoda y te brinda ese apoyo que tanto anhelas no puedes evitar sentir gratitud. Sin embargo, esto que siento hacia él es más que un simple sentimiento de agradecimiento, eso lo sé sin duda.
Asher se ha convertido en mi paraguas bajo la lluvia, aquel que me protege de los vientos y tormentas.
Relajo mi cuerpo y me permito estar cómoda.
—¿Qué estás haciendo aquí? —formulo.
No era una pregunta fuera de lugar, eran pasadas las veintiuno de la noche y la habitación permanece a oscuras debido a que ya me había metido a la cama con la intención de dormir.
—¿Qué no es obvio? vine a verte—respondió sin titubear—vine a ver cómo estabas—sabía que lo estaba disfrutando, el hacerme sentir vergüenza.
A pesar de que trato de disimular lo más que puedo el hecho de que soy una persona sin experiencia en este tipo de cosas, manteniendo la calma como una persona sería. Asher está al tanto de que lo que muestro no es lo que realmente siento, sus grandes orbes me observan más allá de lo que yo misma conozco. Pero al menos ya no siento miedo de eso, dejaré que rebusque dentro de mí, que vea lo que realmente soy, una chica llena de imperfecciones. Que muchas veces soy egoísta, que no soy la chica fuerte que todo el mundo cree que soy, que me he quebrado muchas y sobre todo que siento miedo por muchas cosas.
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𝑺𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒊𝒎𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂, ¿𝑨𝒖̀𝒏 𝒎𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒓𝒊̀𝒂𝒔?
Non-Fiction𝑬𝒍 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒐́ 𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒎𝒂́𝒔 𝒊𝒏𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒅𝒂, 𝒋𝒖𝒔𝒕𝒐 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒑𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒎𝒂́𝒔 𝒃𝒂𝒋𝒐. 𝒀 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒂 𝒇𝒐𝒓𝒎𝒂 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆̀𝒏 𝒔𝒆 𝒇𝒖𝒆. 𝑬𝒔 𝒂𝒒𝒖𝒊́ 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒆𝒏𝒛𝒐 𝒚𝒐...