46.- Amor de los dos

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Nunca había viajado sola, mucho menos en avión, estoy tan acostumbrada a la presencia de mis hermanos y Mauricio que hasta me siento como una niña que sale de casa por primera vez, lastima que ya no lo sea y que este tampoco sea un viaje de placer, lo que vengo a hacer el día de hoy es tragarme mi orgullo.

En estos días me he sentido muy desesperada y enojada, mamá no está, Helena estuvo en la capital muy ocupada, Mauricio no ha parado con el trabajo y rara vez veía a Rogelio, a veces porque estaba trabajando pero casi siempre estaba en su casa, borracho y eso no me gusta, yo entiendo que es un adulto pero su manera de beber ya no es normal, todos me lo han dicho y es hora de hacer algo. 

Llegó a San Pedro Garza García y lo que veo me deslumbra un poco, todo aquí está lleno de mucha vida, mucho sol, mucha alegría, es un contraste con los días que he vivido. 

Al llegar a la casa de Isela solo basta decir mi nombre para que me dejen entrar, todos aquí también me conocen aunque solo he venido un par de veces, me hacen pasar al salón y ahí están esperándome los padres de Isela, se mantienen bien, a pesar de todo me da mucho gusto verlos. 

—Artemio, Julieta —me adelantó para saludarlos—, supongo que no esperaban verme.

Ellos ya saben que si no es completamente necesario no salgo de mi casa, además ha habido mucho silencio entre nosotros, desde que el día que Isela vino aquí estuve esperando una llamada de ellos, esperaba molestia, irritación, indignación pero solo recibí silencio lo cual me deja más inquieta todavía.

Soy paranoica por naturaleza, cuando la gente se comporta de esta manera tiendo a creer que están preparándose para hacer algo en contra mía; Isela tiene poder, su padre tiene demasiado dinero e influencia, quizá no sabe mucho de lo que yo hago pero podría investigar y dar con cosas que me perjudiquen y en este momento moriría si algo sale mal.

—En realidad queríamos ver a tu hermano —me contesta Artemio indicándome que tome asiento.

—Lo sé, él tiene que darles una explicación pero el problema es que no puede hacerlo —no sin dañar su relación con ellos para siempre—. Rogelio e Isela han pospuesto por años su compromiso, ustedes saben bien que tuvimos serios problemas económicos, que mi hermano no podía ofrecerla una vida como a la que está acostumbrada y tampoco quería depender de ustedes, yo misma me negué a aceptar su ayuda por la misma razón, vaya, Mauricio y yo ni siquiera nos atrevimos a vernos hasta el día que pague mis deudas con su padre.

Eso es muy importante para nosotros, nunca he soportado la idea de que crean que estoy con Mauricio por dinero y si yo tengo esa idea bien arraigada pues Rogelio la tiene todavía más, no podría soportar que alguien diga que se está aprovechando de su novia.

Siempre supimos que teníamos que sacar adelante la hacienda por nuestros propios medios, por orgullo, por supuesto pero también por seguridad, nuestro hogar debe permanecer siendo de nosotros, para nuestros hijos y los que vengan después de ellos. 

—¿Y después, Victoria? —Artemio mantiene un tono sereno pero por como aprieta los puños sé que no está tan tranquilo— Son seis años desde que salieron de ese hoyo y nada, tu hermano se comprometió pero nunca volvió a hablar de la boda.

Pero eso tampoco significa que haya faltado a ese compromiso, siempre la respeto, la cuido y vio por sus intereses y eso no es algo que yo esté inventando, o que ellos puedan omitir solo porque hay un problema.

—Nuestra hija, ya perdió mucho tiempo, Victoria —continua Julieta—. Los mejores años de su vida.

Isela no es ninguna vieja y ha aprovechado este tiempo de la mejor manera, nunca hemos sido un ejemplo de diversión o de buena compañía pero a nuestra manera aprovechamos el tiempo.

Los Caballero [Saga Amores Incesantes #4] || CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora