54.- Lo busque

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Veo a Victoria caminar segura hasta estar delante de todos nosotros, es como si fuera más ligera, como si toda la tensión de años hubiera desaparecido. Nuestro secreto no era grande, tampoco un pecado, hay algo más de lo que se ha liberado y tiene ver con lo que pasó ayer.

Con esa maldita pesadilla, en esa mirada de terror puro, jamás imaginé verla sentir un miedo tan profundo pero la mirada de Luciano, ahí había algo mucho más malo, odio, puro y destructivo. Ayer vi la pesadilla más grande de la familia Caballero, su hija, la más querida, la más fuerte, estuvo en manos de su peor enemigo, asustada y con una pistola en el pecho. 

Eso fue horrible y lo que pasó después solo pudo empeorar las cosas. Que nos descubrieran no me molesta, me molestó la manera tan baja en la que Mauricio pensó de nosotros; no somos los ejemplos de personas perfectas pero somos fieles a nuestros valores, sabemos distinguir entre lo bueno y lo malo, una relación clandestina es mala, un amor platónico no, nuestro amor no lo es, y para tranquilidad de todos se acabó y al fin pude admitirlo en voz alta, fue liberador pero me ha dejado un poco vacío.

Que debo llenar pronto, quizá pueda por fin aceptar la finca, es la mejor oportunidad que tengo y está vez estoy dispuesto a tomarla, al fin tendré un lugar mío, después de tanto tiempo podré tener un hogar que sea solo mío.

Pensando en esto camino un poco para quedarme al lado de Victoria, me parece que ahora que su marido y Rogelio no están me corresponde estar ahí. Ella asiente al verme y después de un suspiro comienza a hablar.   

—Ayer hubo un pequeño incidente con el señor Altamira, algunos estuvieron presentes… —empieza pero ni siquiera sabe cómo hilar sus ideas. 

—Fue más que un pequeño incidente, señora —contesta uno de los peones—, de no haber entrado… —Victoria lo interrumpe.

—Pero lo hicieron, yo confiaba en ello plenamente —sabía que nos iba a necesitar, por eso nos llamó, no dejo nada a la suerte—. Esto es más complicado de lo que me gustaría admitir, ni siquiera yo entiendo cómo empezó.

—Dicen que usted le puso una demanda —dice Sergio tomando la palabra.

—No, no fui yo pero si soy parte del problema —de nueva cuenta suspira, no me gustan esas pausas—. Ustedes saben que desde hace mucho tiempo los ganaderos de la región están unidos en una asociación, bien, yo funde esa asociación pero no me había presentado por cuestiones de… porque saben que yo no les agradó, siempre han estado renuentes a mi presencia, me mantuve lejos hasta el día de ayer, tuve presentarme para arreglar el problema en el que el señor Altamira nos metió. 

Debió meterse en el momento en que se decidió que Luciano sería parte de esto, fue una insensatez de su parte permitir que lo metieran a su negocio, a menos por supuesto que esto sea parte de algo mucho más grande, porque la conozco, no da explicaciones nada más porque si.

—¿Qué problema? —pregunta Joaquín.

—Uso de clembuterol en el ganado —contesta muy seria—. Es grave, la dosis era bastante alta, había mucho en juego, una demanda para todos los socios, tenía que ir, a pesar de que saben que estar cara a cara con ese hombre me produce mucho dolor… fui y como representante de la asociación tuve que explicarle que nosotros no lo apoyaríamos, que esté problema es suyo —pero imagino que aprovecho para decirle algo más, eso o Luciano se ofende muy rápido porque perdió por completo el control de si mismo, iba a matarla en un lugar rodeado de policías—. Cómo era de esperarse no estaba contento con la decisión que se tomó y me atacó y eso ahora no importa, lo verdaderamente serio de este asunto es que: por la bodega se encontró las autoridades han llegado a la conclusión de que también lo distribuye.

Los Caballero [Saga Amores Incesantes #4] || CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora