Había jurado que el tiempo que estuviéramos en la ciudad de México se pasaría terriblemente lento pero no fue así, ya van tres semanas en las que apenas hemos descansado, vamos de reunión en reunión arreglando los contratos necesarios para el plan de Victoria y me parece que al fin está tomando forma.
Nadie en su sano juicio lo había apoyado de principio, debo admitir que me parecía un plan absurdo, además de costoso y que sería costoso para nosotros, pero ahora después de la última negociación estoy tranquilo, no vamos a perder nada, si no todo lo contrario, vamos a arruinar a Luciano.
Y aunque eso se resolvió por ahora me queda un último asunto; en este tiempo me he mantenido lejos de las investigaciones acerca de mi padre, hasta el día de hoy cuando me avisaron que han terminado, es hora de ver los resultados.
Llegó al despacho de los Escalante esperando tener buenas noticias y sin embargo cuando entro a la oficina de Fernando lo primero es que noto es su mal humor, su cara de tragedia y él no se anda con rodeos, sabe que no tiene caso darle vueltas a este asunto.
Me entrega una carpeta de investigación con el nombre de mi padre y al leerla el corazón se me cae hasta los pies, algo dentro de mi me dice que debo dejar de parar pero es imposible, el listado de fechorías de mi padre no es precisamente largo pero si asqueroso.
Suspiro y bajo la carpeta al terminar, volteo a ver a mi amigo, en su mirada no hay consuelo, ¿por qué lo habría?
—¿Esto es definitivo, no hay dudas? —pregunto porque al fin y al cabo la esperanza es lo último que muere.
—Bueno, si tienes alguna duda puedes ir a tu oficina y cotejarlo —las transferencias de bancarias son imposibles de ocultar pero aún así no hay nada seguro, no tiene una prueba contundente—, si eso no fuera suficiente quiero que veas a alguien —se asoma al pasillo le hace una seña a alguien para que entre—. ¿Lo recuerdas?
Un hombre pasa por la puerta, es alguien que intenta pasar desapercibido pero no puede, se quita las gafas de sol y la gorra que trae puesta y ahí es en dónde reaccionó, primero me pongo de pie para observarlo bien, ese rostro nunca podría olvidarlo, aunque pasarán mil años, pero hay un problema, ese hombre que está ahí fue dado por muerto hace casi diecisiete años.
Está fresco en mi memoria el día que fui a su funeral, vi cinco ataúdes ese día, los pertenecientes a él, a sus padres, a su prometida y a su suegro, vi a quién sería su suegra llorarles, yo mismo derrame muchas lágrimas por él, por todos y ahora que lo tengo delante de mí me parece un sueño, uno terrible.
—Marcelo, tú estás… —murmuro sin llegar a terminar, no soy capaz.
—Muerto, lo sé —responde con una tristeza que me agrieta el corazón—. Mauricio, sé que verme es un golpe muy duro, que probablemente te cause dolor pero si estoy aquí, si me decidí a verte es porque necesito tu ayuda.
Me acerco a él para comprobar que es real, que mi amigo está vivo, camino hasta estar delante de él y me enfoco en su rostro, en el semblante de dolor que tiene. Ahora entiendo lo que ví ese día, lo que metieron en una caja de muerto la luz de su mirada, la sonrisa pícara y fácil que tenía, esa noche alguien si lo mató pero no estaba solo, necesito saber que paso, en dónde están los demás, en dónde está ella.
—¿Y Elizabeth? —es importante para mí, si está viva quiero verla.
—Está muerta, junto con sus padres y los míos.
Me obligo a cerrar los ojos para no llorar, para no dejarme caer porque él me necesita fuerte en este momento, si quiero ayudarlo no puedo tirarme a llorar una vez más, ya basta de solo llorar y no hacer nada, la primera vez solo me quedé quieto, no investigué, no supe buscarlo y seguramente ha pagado el precio por ello y ya no más, ha vuelto con sus amigos, nosotros tenemos la obligación de ayudarlo.

ESTÁS LEYENDO
Los Caballero [Saga Amores Incesantes #4] || Completa
Romance-Ese hombre primero mato a mi padre y después abuso de mi, quiere verme muerta de dolor. Lo que más desea es que me convierta en la pobre víctima de su venganza pero no, jamás lo seré. De mi obtendrá lo contrario, voy a luchar. Te juro que se arrepe...