57.- El hijo del pueblo

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Me pierdo en el hermoso rostro que ahora se refleja en el espejo de mi habitación, ella está delante pero ni siquiera presta atención, está perdida, tiene miedo, nunca ha dejado de tenerlo.

A pesar de la distancia que nos separara de ese hombre ella aún ve por las esquinas, mira a su espalda, se protege a su manera y hoy no será la excepción, tenemos que ir a fuerza a la fiesta del pueblo, Victoria tiene que presentar a sus charros, apoyarlos y al final entregarle la recompensa a su ganador de esta noche. Esperamos que sea el único espectáculo, no queremos más atención, no la necesitamos, ya estamos lo suficientemente nerviosos como para añadirle el odio de todos los demás.

Pero todo eso le tiene sin cuidado a mi esposa, ella sabe que puede manejar a esa gente, no importa lo que digan le hará frente, lo que la tiene perdida es el silencio, no hay muchas noticias de Luciano, todo es como lo planeo pero aún así hay algo malo y es que todo parece demasiado fácil.

-Victoria, tenemos que irnos ya.

Parpadea varias veces para recordar lo que estaba haciendo, se mira al espejo y ya solo se acomoda el cabello para ponerse bien el sombrero, como todos dos días luce hermosa.

-Si, vámonos, tengo que llegar para la revisión de los caballos.

Ya sabemos que no habrá ningún problema pero es mejor estar ahí, asegurarnos de que todo sea legal, además estoy seguro de que también quiere estar ahí para Valentín y para Juan José, los dos regresan solo para enfrentarse a sus miedos.

Victoria antes de salir toma una caja, es un sombrero para Alina que de alguna manera logró colarse al plan de este día, incluso logro que sus sobrinas vinieran, al ser una fiesta grande pasarán desapercibidas, incluso sus escoltas podrán hacerlo y es una buena manera de levantarles el ánimo, lo necesitan para los duros días que se vienen.

Bajamos las escaleras para encontrar a todos los niños en la sala, impacientes por irse, solo por esta vez dejaremos que Vicente vaya sin nosotros, solo porque va con cinco hombres de seguridad y con Tomasa, de otra manera él niño tendría que soportar toda la fiesta charra y aunque es interesante, también es demasiado larga para los jóvenes, no soportarían estar sentados tanto tiempo, más sabiendo que afuera hay una feria entera esperándolos.

Victoria va hasta uno de los cajones y saca una larga tira de boletos, son para los juegos mecánicos, por alguna razón no confiamos en darle efectivo a las niñas, debemos evitar a toda costa que se les ocurra alguna idea que las ponga el peligro.

-Ven mi amor -le llama a nuestro hijo, ella se arrodilla para poder verlo a la cara-. Escuchame bien, Vicente, no te separes de nana Tomasa, no le sueltes la mano, no te alejes y no hables con ningún desconocido, por favor, no vuelvas a correr lejos de nosotros.

-Si mami, ¿vamos a ver el castillo?

-Si, voy a ir por ti para verlo juntos -victoria le da un beso y poniéndose de pie lo lleva con Tomasa, es una fortuna tenerla aquí para cuidar de todos los niños, está feliz teniendo tantos niños en la casa- Nana toma los boletos, serán suficientes y si no llámame y haré que alguien les lleve más, estaremos unas tres o cuatro horas en el lienzo, después Rogelio los va a buscar para ir a comer todos juntos -nos hemos propuesto tener una noche mágica, ahora camina hasta donde Alexandra y Camila están esperando ansiosas, contrario a lo que creí en un principio mi esposa también se lleva muy bien con ellas-. Cuídense mucho y cualquier cosa griten, no importa que pase, si se sienten en peligro así sea mínimamente ustedes griten, prefiero que arruinar la fiesta a qué algo les pase.

-Está bien -responde Camila.

A veces me desconcierta verla, se parece mucho a su madre, solo que a diferencia de ella, Camila tiene el carácter de su padre, siempre toma la responsabilidad de su familia en la espalda.

Los Caballero [Saga Amores Incesantes #4] || CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora