Hay veces en las que la vida me parece como un sueño, me gusta pensar que algún voy a despertar y que será el mismo día de la boda de Victoria, que está vez despertaré con las manos libres de sangre pero no es así, esto no es un pesadilla, es mucho peor que eso. La realidad siempre tiende a ser peor.
Suspiro y cierro los ojos, evocando en mi mente las palabras de mi padre, intentando recordar para no caerme, para no terminar de romperme por completo.
—Eres un hombre y los hombres no lloran —decía—. Si tú lloras, ¿Qué ejemplo le das a tus hermanas? Ellas siempre te deben ver fuerte, solo así se sentirán seguras contigo.
Pero es inútil, nada funciona, nada puede detener el dolor que siento, el dolor que me provoca el desprecio de Victoria, no se siente segura, no está bien con nadie y yo solo sigo ahondando en la herida, clavando más profundo el cuchillo en su corazón.
Bebo otro largo trago de la botella de mezcal que tengo en la mano y ya ni siquiera siento el ardor del alcohol en mi garganta, ojalá no sintiera nada, ya no quiero sentir nada.
La puerta se abre y escondo mi cara para que quien quiera que sea no me vea los ojos, no quiero que sepan que solo vine a mi casa encerrarme para llorar.
—¿Qué estás escondiendo? —me pregunta mi hermana menor al llegar a mi, me obliga a levantar la vista y mis ojos deben decirle todo porque se sienta a mi lado y me abraza— No debes tener pena de llorar conmigo.
—Ya soy una vergüenza, no voy a permitir que mi hermana menor venga a consolarme —la quito de encima y me pongo de pie para que no vuelva a hacerlo.
—¿No te parece que con el rencor de una de tus dos hermanas tienes? Yo solo quiero ayudarte, Rogelio.
No hay nada que pueda hacer por mi, nadie puede hacer nada para cambiar lo que provoque, todas las cosas malas que he hecho las estoy pagando y bien caro.
Uno no espera pagar el mal que hacemos en vida, tendemos a creer que lo malo se paga en el infierno, pero no, Tomasa dice que todo lo pagamos en esta vida y es así, yo estoy pagando de una vez las consecuencias de todos mis actos. Creo que la vida que tenga no será suficiente para que mi hermana perdone y ese es mejor castigo que la vida pudo darme, sin mis hermanas yo realmente no tengo nada, ni nadie, Isela me ama ahora, pero, ¿por cuánto más? Ya está muy cerca de su límite, está a punto de mandarme al diablo y aunque eso me duele es lo mejor, no puedo amarla, no tengo derecho a eso, cada segundo de felicidad que tengo con ella es algo que no debo tener, es algo que no merezco.
—Helena, la única manera de ayudarme es yendo por Victoria —entiendo porque Mauricio la dejo ir pero no debe estar sola—. Búscala a ella.
—Alguien ya fue por ella —me contesta dando un paso hacia mi.
Antes de poder llegar conmigo alguien toca la puerta con toda la intención de tirarla si no lo dejo pasar.
—¡Rogelio, maldita sea abre! —grita Juan José.
Helena es quien va a abrirle y él ni siquiera la mira solo pasa de largo hasta llegar a mi, parece un toro enojado.
—Juan José cálmate por favor —le pide Helena, creo que es la primera vez que la escucho hablarle con dureza.
—Una mierda, ya me cansé de esta situación, veo que todos aquí ya estamos hartos —lo dice por los restos de lágrimas en mi rostro—, ¿por qué no acabamos con todo de una maldita vez?
Tiene razón, otro escándalo como el de hoy y poco nos importaran las consecuencias, a mi ya no me importa nada, yo solo quiero que todo termine, que el odio se detenga, creo que podré llevar una vida más feliz y tranquila en la cárcel, de cualquier manera ya soy un prisionero.
![](https://img.wattpad.com/cover/241104241-288-k133269.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Los Caballero [Saga Amores Incesantes #4] || Completa
Romance-Ese hombre primero mato a mi padre y después abuso de mi, quiere verme muerta de dolor. Lo que más desea es que me convierta en la pobre víctima de su venganza pero no, jamás lo seré. De mi obtendrá lo contrario, voy a luchar. Te juro que se arrepe...