Cada año antes de la celebración del día del charro mi papá siempre recibía a algunos jinetes para escoger al mejor y entonces ayudarlo en su carrera, lo hizo muchos años hasta que conoció a Álvaro Camarena, desde el día que lo vio montando sabía que había encontrado a la persona ideal para representar la hacienda, es así que conocí a Juan José.
Fui testigo de todo su entrenamiento, del inicio de su vida profesional y papá siempre creyó que estaríamos unidos por eso, que cuando él y Álvaro faltarán, Juan José y yo seguiríamos ayudando a preservar la tradición de la charrería en ambas familias pero ninguno contaba con los finales tan tristes que tuvieron, tampoco con la fractura en nuestra amistad y mucho menos con el retiro de Juan José.
Debido a eso he vuelto a recibir a jóvenes que buscan una oportunidad y hoy, el hombre que se representó es uno de los mejores, en buenas manos dejo a mis caballos y mi nombre.
—Es una pena señora Caballero que no pueda presentarse ese día —me dice mi entusiasta jinete.
La prueba terminó, la paso con excelencia, lo ví y lo apruebo, confío en que dará un buen espectáculo y honrara a mis caballos.
—A mí también me llena de tristeza pero mi gente asistirá, yo confío en ellos y en la federación, seguramente seguiremos trabajando juntos —le digo. Es un muchacho joven, diestro, seguro de si mismo y es tal vez lo que necesito—. Además vendrá para la feria del pueblo, ¿verdad?
Aún falta mucho tiempo pero es un compromiso que está hecho, siempre ofrezco a mis caballos, a mi gente para ese día y además es la única vez que mi familia, mi gente, mis vecinos y yo podemos convivir juntos, incluso hasta limar asperezas si es necesario, me gustaría tener más amigos que enemigos.
—No me la perdería nunca —me sonríe ampliamente y después estrecho su mano, es lo más cerca que estará nunca de mí—. Lastima que me tengo que ir, hasta luego señor Camarena —se despide de él y luego vuelve rápidamente la mirada a mi—, un placer doña Victoria.
—Es demasiado coqueto —me comenta Juan José cuando nuestro invitado ya está lejos—, pero debo aceptar que es bueno.
Me alegra que sus celos lo dejen ser objetivo. La verdad es que si Mauricio o Rogelio hubieran estado aquí habría obtenido la misma respuesta.
Yo soy perfectamente consiente de como los hombres me ven, de lo que buscan de mi pero jamás lo van a obtener, nadie que no sea Mauricio puede tocarme.
—Por eso me lo mandaron, aunque jamás va a ser tan bueno como tú —en mi corazón aún guardo la esperanza de que algún día vuelva a montar.
—Basta de eso por favor, ya es bastante duro tener que ver cómo los demás lo hacen, que tú me lo recuerdes me duele aún más —contesta un tanto melancólico.
Debería intentarlo una vez más, yo estoy segura que allá en cielo su papá no querría que pasará toda su vida apoyando a otros, cuando él tiene todas capacidades y aptitudes para ser el mejor charro que este país haya visto nacer y si mi esperanza sigue viva es por los celos con los que ve a los demás, por el fervor con el que trabaja con mis caballos, por el traje que le prestó a mi hermana.
—¿Por eso le entregaste tu traje a Helena? —pienso que, si de verdad hubiera querido dejar todo eso atrás no lo habría conservado.
—Ese fue un préstamo, en su habitación está mejor —yo debería conservarlo en una vitrina—, así me ahorro el que Valentín tenga la tentación de usarlo.
Ahí está otra injusticia, yo veo todos los días a Valentín ansioso por entrenar, por demostrar lo que vale y a mi me rompe el corazón ver que se frena. Yo con mucho gusto invertiría en él, lo apoyaría, ayudaría a entrenarlo, en menos de seis meses el estaría listo y compensaría todo, es una inversión de tiempo y dinero totalmente rentable pero nunca lo hará si no tiene la aprobación de Juan José y yo tampoco me atrevería a contradecirlo, pero algún día lo voy a intentar, cuando salga de mis problemas haré todo lo que pueda por él.
ESTÁS LEYENDO
Los Caballero [Saga Amores Incesantes #4] || Completa
Roman d'amour-Ese hombre primero mato a mi padre y después abuso de mi, quiere verme muerta de dolor. Lo que más desea es que me convierta en la pobre víctima de su venganza pero no, jamás lo seré. De mi obtendrá lo contrario, voy a luchar. Te juro que se arrepe...