Pensé que el día que Alazán me dejara yo prepararía algo acordé a toda la felicidad que me dio, pero hasta eso perdí. Mauricio dio la orden de cremarlo, dijo que era lo mejor para mí y en cierta parte lo es, yo nunca he hecho el proceso de defunción de mis caballos, por lo general los compran y no los vuelvo a ver, no sé si sería capaz de soportarlo, me hubiera abrazado a él, nadie podría convencerme de dejarlo.
Inhaló profundamente al entrar a las caballerizas, Joaquín y Juan José están platicando, apenas me ven algo en su expresión cambia, también sienten una profunda pena, mi capataz viene hacia mi y al moverse veo la pequeña caja color cereza sobre la mesa, reprimo un sollozo lo mejor que puedo y tragando duro me acerco a ella.
—Déjenme a solas.
—Victoria no… —empieza a protestar Juan José.
—Que me dejes a solas, prepara a Lucero y también a Colorada, vendrás conmigo a dejar las cenizas —nunca fui de la idea de conservar a nadie de esa manera, además quiero decirle la verdad, de otra manera no me hará el favor que necesito de él. Ambos asienten y se van. Está vez ya puedo llorar sin ningún tapujo o represión. Levanto la pequeña caja con las cenizas y la abrazo a mi pecho—. Perdóname, por favor perdóname —le suplico a alguien que lo me puede escuchar—. Fuiste mi mejor amigo, me salvaste el día que más te necesite, eras todo lo que necesitaba para olvidarme del mundo un ratito y ahora ya no te tengo, no te tengo y eso está matándome, quizá muera y eso podría no ser malo porque entonces estaré contigo para toda la eternidad, pero si no es así mi amigo espérame, por favor hazlo porque no quiero ir a ningún lado sin ti.
Me dejó caer de rodillas en el suelo, golpeo un puño contra el suelo, una y otra vez esperando que el dolor llegué a mi pero no lo hace, llevo tanto tiempo reprimiendo las lágrimas y mi coraje que ya no soy capaz de externarlo, ya no soy capaz de nada.
No se cuánto tiempo estuve tirada pero al final me levantan, Juan José me abraza, ni siquiera parece molestarle la caja. Me lleva de la mano hasta donde Lucero nos está esperando. Está triste también, ella sabe que ha perdido una parte de su alma, su mellizo está muerto y su dueño está el hospital, antes de montar la abrazo y por fin las lágrimas aparecen, puedo sentir su consuelo, quiero quedarme con ella pero no me lo permiten, ni siquiera soy capaz de subirme al caballo sola, Juan José me impulsa y sube detrás de mi, volteo a mi espalda y veo a tres personas más, han decidido ignorar mis órdenes y me acompañaran, nunca me dejarán sola.
—¿A dónde vamos? —me pregunta con la voz cortada por las lágrimas.
—A las ruinas.
El lugar en dónde descansan muchísimos de mis sueños.
El camino hasta las ruinas fue un tormento, sentí todo el dolor de Victoria, ella lloro hasta quedarse seca, ni siquiera le importo que los demás escucharan.
Me siento muy culpable, yo sé que perfectamente que no podía hacer nada para salvar a Alazán, si yo no le disparaba entonces habría sufrido mucho más pero aún así yo le di el tiro de gracia, fue mi mano la que acabo con su vida.
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Los Caballero [Saga Amores Incesantes #4] || Completa
Romans-Ese hombre primero mato a mi padre y después abuso de mi, quiere verme muerta de dolor. Lo que más desea es que me convierta en la pobre víctima de su venganza pero no, jamás lo seré. De mi obtendrá lo contrario, voy a luchar. Te juro que se arrepe...