Alguna vez un amigo me habló del nacimiento de su primer hijo, solía bromear diciendo que su esposa nunca antes había gritado tanto, dijo que en ese momento la había amado más que a nada en el mundo pero fue solo un instante, uno pequeño porque después descubrió lo que era el amor verdadero.
Y yo quería eso, sostener la mano de mi esposa mientras daba a luz a nuestro hijo pero hubo problemas, tuvieron que practicarle una cesárea de emergencia y aunque el niño nació perfecto no siento la alegría que me habían dicho, veo a mi hijo y si lo quiero mucho pero no estoy tan entusiasmado como debería, el único que parece saltar de emoción es Rogelio.
Estamos en los cuneros, viendo a mi hijo y su tío no se despega ni un instante del cristal, al principio cuando le dimos la noticia creo que él, al igual que Victoria lo despreciaría pero no, arreglo una habitación para él, compró todo sin que nadie se lo pidiera, ropa, juguetes, una cuna preciosa y aunque a Victoria no le gusto pude ver que le conmovió y esperó que cuando vea al niño también lo ame.
—¿A quién crees que se parece? —Rogelio solo necesita una confirmación.
Yo nunca fui bueno para encontrarle a las personas parecidos con nadie pero esta vez, mi hijo tiene todos los rasgos de la familia Caballero, el mismo cabello negro, el tono de piel claro y aún no le veo los ojos pero no me sorprendería saber que son iguales a los de su madre, será un niño muy guapo como Rogelio.
—Se parece a ti, Rogelio —le contesta doña Elisa llegando a dónde estamos.
Victoria debió haber despertado, no se quería mover de su lado hasta que lo hiciera.
—Pero eso no le va a bastar a ella —le respondo para que no empiecen a hacerse ilusiones—. Victoria no va a cambiar de actitud hasta que las pruebas de paternidad estén listas, tenemos que aguantar unos días más.
Está situación ya me está matando, casi día es una nueva pelea y siempre por las mismas cosas y yo sé que soy culpable de lo que le pasó, no voy a omitir de ninguna manera mi culpa respecto a eso, pero si tan solo me dejará ayudarla las cosas serían diferentes. Hace meses contacté al profesional que según la doctora Vargas es muy capaz, que seguramente la ayudará, hablé con él y estaba dispuesto a ir a la hacienda si era necesario pero Victoria dijo que no, que no deseaba nada que viniera de mi.
En todo este tiempo he creído que es por el embarazo, por la sensibilidad que eso conlleva en una mujer pero ahora ya se acabó, ya tenemos al niño y es hora de que salga adelante. Su familia la necesita, yo la necesito.
—No te angusties hijo, cuando sepa que es tuyo va a cambiar —me dice doña Elisa poniendo una mano en mi hombro.
Es bueno que este aquí con su hija, que a pesar de lo que pasó con Helena hace unos meses se diera el tiempo de venir y apoyarme.
Lo que espero de ella es que me ayude a convencer a Victoria con lo de las pruebas de paternidad, porque yo lo quiero, ese bebé es mío, apenas lo vi sentí unas ganas enormes de protegerlo, de amarlo y así será siempre, yo lo amo por ser hijo de Victoria, ella es mi esposa y por lo tanto él es mi hijo, yo estaré ahí cada que tenga un mal sueño, o cada que tenga un buen día. Eso no me lo van a arrebatar, si ese hombre se atreve a venir por él entonces va a tener que matarme para llevárselo.
Suspiró y veo a una enfermera tomar en brazos a mi bebé, seguramente es hora de llevárselo a su mamá, el médico me dijo que debido a la anestesia Victoria no estaba consiente cuando nació pero ahora que ambos están bien ella necesita verlo y yo tengo que estar ahí.
—¿Van a llevárselo a mi esposa? —le pregunto a la enfermera.
—Si, tiene que darle el primer alimento —que valiente enfermera.
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Los Caballero [Saga Amores Incesantes #4] || Completa
Romansa-Ese hombre primero mato a mi padre y después abuso de mi, quiere verme muerta de dolor. Lo que más desea es que me convierta en la pobre víctima de su venganza pero no, jamás lo seré. De mi obtendrá lo contrario, voy a luchar. Te juro que se arrepe...