Ayer todo salió a pedir de boca, Mauricio entro y salió de la cuidad de México sin ningún problema, llegó aquí seguro y trajo a nuestras huéspedes de la misma manera, pero este trabajo apenas va empezando, no será fácil mantenerlas en la casa, sigo pensando en lo que va a pasar la semana siguiente cuando Luciano salga de la cárcel, pienso en lo que va a hacerme y pienso en lo que los enemigos de los amigos de Mauricio puedan hacernos.
Todo se torna complicado, aunque mi primer informe telefónico salió bien; Fernando está conforme con saber que su hija y sus sobrinos llegaron bien aquí pero las cosas empeoraron significativamente cuando llame a Paola para saber que había pasado con Vanessa, lo que me dijo solo me entristeció y me puso aún más nerviosa.
En realidad no he dejado de estarlo desde hace dos días, tengo mucho asco y miedo, no encuentro la manera de calmarme, ni de transmitir paz a mi familia y a mi gente; saben que estoy mal, sienten mi dolor y por eso no he trabajado en dos días y seguiré sin hacerlo, el día de hoy solo me voy a limitar a ir a ver a Alina, debo darle la información que me pidió.
Suspiro al llegar a las caballerizas, Alazán está listo para salir, está inquieto porque lleva dos días encerrado esperando por mi y yo llevo mucho tiempo queriendo montar e irme, desconectarme del mundo en el que vivo, de esta maldita realidad que me está matando.
Voy trotando con calma por el campo, es la primera vez en mucho tiempo que me permito ver con calma las largas extensiones de mi propiedad, observó todo con algo de euforia, todo esto se ve así de vivo porque hemos trabajado sin descanso para producir, hemos protegido estás tierras porque son nuestro legado y no pueden morir; así como yo tampoco puedo hacerlo, tengo que seguir aquí por mucho tiempo.
Porque cuidar de esto es la tarea de mi vida, es lo que me aferró cuándo creo ya no tener razones para vivir, lo que me trajo el amor, lo que ha mantenido a mis hermanos juntos, lo que hará que mamá vuelva algún día, lo que mi hijo va a amar cuando tenga la edad suficiente para entender lo que esto significa.
Sonrió abiertamente y hago que Alazán acelere el paso, quería correr, es hora de hacerlo, quizá no hasta el fin del mundo pero por lo menos los dará paz a los dos.
Así vamos juntos, libres, hasta que la dolorosa realidad me vuelve a alcanzar, cuando veo a los escoltas en el primer círculo de seguridad, con sus radios empiezan a mandar señales, saben a dónde voy y se limitan a mirarme, a observar a mi poderoso caballo y también a la pequeña figura que se me atraviesa en el camino.
—Pancho, ¿qué haces aquí?
Ya sabe que no me gusta que falte a sus clases, menos para andar de mirón en dónde no lo llaman.
—Bueno… la señorita Helena dijo hace rato algo de sus sobrinas y yo… solo tenía curiosidad, su familia casi nunca viene.
Claro que tenía curiosidad, Nadia era igual a él, siempre quería saber quién iba y venía de la hacienda, decía que si no podía conocer más allá de esta tierra entonces conocería a las personas que venían aquí, su curiosidad la llevo a tener un hijo de una persona que no volvió y eso nunca lo vio como un error, amo a su hijo, por lo menos el tiempo que estuvo con él y por ese amor es que lo acogí en mi casa, que le he dado todo lo que mi nana me ha permitido.
—Entiendo Pancho, pero debes tener cuidado, sabes que vienen con sus escoltas y que tiene órdenes de protegerlas a toda costa —seguro me arrepiento pero es más fuerte que yo, los recuerdos de Nadia me ganan— pero si tanta curiosidad tienes te puedo llevar, solo promete que no dirás nada.
—Cómo mandé, señora Victoria.
Me sonríe y por alguna razón me recuerda a la sonrisa de Luciano, es imposible, ya lo veo en todos lados, incluido un niño que ni siquiera lo conoce, un niño que apenas entendería mi odio.
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Los Caballero [Saga Amores Incesantes #4] || Completa
Romance-Ese hombre primero mato a mi padre y después abuso de mi, quiere verme muerta de dolor. Lo que más desea es que me convierta en la pobre víctima de su venganza pero no, jamás lo seré. De mi obtendrá lo contrario, voy a luchar. Te juro que se arrepe...