16.- El charro mexicano

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El toc, toc de la puerta me hace despertar, al principio me sobresalto, hace mucho tiempo que no estaba en mi habitación y despertar así de golpe me hace daño, pero no me dejan ni reponerme de la sorpresa cuando ya están tocando de nuevo. 

—Adelante —contesto adormilada. 

La puerta se abre y a diferencia de lo que pensé es Milagros, debí suponerlo, de ser mi hermana simplemente hubiera entrado, ella es la dueña de esta casa y puede ir y venir a su antojo.

—Buenos días —me dice dejando una bandeja con mi desayuno en el tocador—. Señorita Helena, doña Victoria la espera en quince minutos para empezar su trabajo. 

—Gracias Milagros, bajo en un instante.

Se retira y me levanto de la cama para abrir las cortinas, apenas está amaneciendo, había olvidado que esto es así, el sol aún no acaba de salir y ya empezó el trabajo, empezando por mi hermana, creo que ella está programada para despertar temprano, no importa que pase.  

Sabía que la idea de celebrar hasta altas horas de la madrugada era mala pero no pude evitarlo, mi alegría por estar de regreso y sentirme amada de esa manera fue tal que me deje llevar, a sabiendas que tenía un trabajo el día de hoy y será mejor que me apure.  

Bostezo y me voy directamente a la regadera, un baño es lo que necesito para despertar pero no tengo tanto tiempo así que me aseo lo más rápido posible, me visto con lo primero que veo en la maleta, me tomo el café y bajo corriendo al despacho, ahí es en dónde mi hermana da las órdenes del día.

La puerta está abierta cuando llegó ahí, me tomo unos segundos para ver a Victoria, está concentrada en unos papeles en el escritorio.

No debe ser fácil ser ella, siempre tiene algo que hacer, a dónde ir, alguien con quién hablar. Nunca la he visto sentarse a ver la televisión o solamente quedarse quieta, estoy segura que nunca se ha sentado con su esposo y su hijo a disfrutar de una tarde tranquila. Tuvo tiempo de ser una niña pero no una adolescente, la obligaron a hacerse cargo de todo, ni siquiera su primer amor fue normal. 

—Buenos días —murmura alguien a mi espalda—, ¿va a entrar o…?

Me doy la vuelta para confirmar que es Valentín, agacha la cabeza una vez que le pongo la mirada encima, supongo que aún está avergonzado por intentar matarme.

—Buenos días, Valentín —le digo bajito para que mi hermana no se de cuenta—, vamos adentro que nos están esperando.

Él asiente y me deja pasar primero, Victoria levanta la mirada al vernos llegar, se ve algo aburrida, no cansada a pesar de que se metió a dormir al mismo tiempo que yo.

—Aquí están —suspira y se prepara para ver que hace con nosotros—, ¿Alazán ya está aquí? —Valentín asiente tímidamente— Entonces prepárate para salir con Juan José y también ensilla a Manzana —lo que significa qué yo voy con él—, ¿qué paso con la cerca, la repararon?

—Todavía no acaban patrona —responde con algo de miedo. 

—Diles que se apresuren por favor o tu trabajo se verá afectado —espero por el bien de Valentín que eso no sea una amenaza—. Puedes retirarte. 

—Si patrona —Valentín sale huyendo del despacho.

Quizá este preocupado por lo que pasó ayer pero a mí no me interesa, fue un confusión, él no tenía la menor idea que la extraña que se metió a hurtadillas a las caballerizas era la hermana de su patrona.

—Puedes tomar asiento Helena —me dice cuando nota que me quedo en el mismo lugar que cuándo entre.

Me siento delante de ella, es como volver a la primaría, así me hablaba la directora cuando hacía alguna travesura.  

Los Caballero [Saga Amores Incesantes #4] || CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora