Los Caballero [Saga Amores Incesantes #4] || Completa

59.- La malquerida

Hacia mucho tiempo que no disfrutaba de una fiesta, es como si de repente hubiera salido de un burbuja, todo era alegre, vivido, lleno de magia y lo mejor fue que no estaba solo. 

Todos está noche disfrutamos como si fuéramos unos niños, los juegos, la música, el baile, las luces, absolutamente todo nos recordó a nuestra niñez, a aquellos tiempos en los que contábamos los días para vivir la fiesta y aunque la celebración principal ha terminado aún nos quedan algunos días de ella y me imagino que sí las cosas van bien podemos ir de nuevo mañana o mejor dicho por la noche. Faltan unas cuatro horas para que amanezca, realmente no recuerdo cuándo fue la última vez que me quedé hasta tan tarde en el pueblo.

Pero ni siquiera siento cansancio o sueño, estoy lo suficientemente despierto para llevar a Alina a casa y quedarme otro rato pensando en lo maravillosa que fue está noche.

—Rogelio ya me prestó las llaves para llevarla a las palomas, es bastante tarde.

Le digo cuando dejó a todos en sus respectivas casas, mañana les va a costar demasiado despertar temprano.

—¿Cómo que me vas a llevar a la finca? —levanto la mirada para ver qué su tono de voz coincide con su cara, está molesta.

—¿A dónde más quiere ir?

Aquí no hay nada que hacer, si quería quedarse un rato más en el pueblo me lo debió decir antes, no me gusta manejar hasta allá de madrugada, desde que asaltaron a Victoria nadie se atreve a andar solo por el camino a esta hora.

—Pensé que… —se detiene para mirar a todos lados y una vez que está segura de que no hay nadie a nuestro alrededor viene a plantarse delante de mi— ¿Qué estas esperando?

—¿Perdón?

—¿Para que hiciste todo el numerito de subirme a tu caballo, de contarme la historia de tus abuelos? ¿Para que estuvimos bailando toda la noche? —niego confundido— ¿De que sirvió que me comportará toda la noche como una tonta Si al final solo me ibas a dejar en casa?

Pues ninguna de esas cosas fue con una mala intención, y no creo que querer llevarla hasta su puerta sea algo malo, es lo menos que puedo hacer, ahí estará más segura y cómoda que en mi casa o la de Victoria, sus sobrinas y sus hermanos están ahí ahora mismo, no sé si tenga habitaciones vacías; aunque pensándolo un poco mejor, me parece que no está refiriéndose a nada de lo que yo imagino. 

—¿Esperabas algo más? —quiero estar seguro de lo que intenta decirme.

—Si, ciertamente, lo espero desde la primera vez que te vi, sé cuándo alguien quiere besarme… cuando alguien quiere llegar más lejos y tú quieres pero… no lo haces porque estás enamorado de Victoria, ¿verdad?

Sus palabras me caen como un balde de agua fría, no las esperaba y tampoco me gustó escucharlas, no porque sean ciertas, si no porque parece que el querer a Victoria me está trayendo muchos problemas, me los traerá si Alina va con Mauricio y le dice esto, así que por mi bien es mejor dejarle bien claras las cosas respecto a mi relación con Victoria y respecto a lo que yo quiero de ella, a lo que me gustaría hacer con ella de estar en una posición diferente.

—No lo estoy, digo, ella y yo no… está casada, somos amigos desde hace mucho tiempo —y eso no sonó como yo quería, lo que me lleva a querer decir absolutamente toda la verdad—. Alina, voy a ser honesto contigo, yo estaba muy enamorado de ella, hace años, mucho antes de conocer a Mauricio nos íbamos a casar, pero las cosas salieron mal, nos separamos en buenos términos, me costó mucho trabajo aceptarlo pero tenía que hacerlo porque el amor no tiene que ser egoísta, me resigne a qué amaba a su esposo, merece ser feliz conmigo o sin mi; quizá te parezca raro pero así veo el amor.